San José de Calasanz

25 agosto. Festividad de San José de Calasanz Gastón. Presbítero y Fundador de la Orden de las Escuelas Pías.

Nace en Peralta de la Sal, provincia de Huesca, el 30 de julio de 1558 y muere en Roma, el 25 de agosto de 1648, a la edad de 90 años. Respecto al año de nacimiento hay serias dudas pues pudiera haber sido en los años 1556, 1557 e incluso 1558.

Era hijo de Pedro de Calasanz (alcalde del pueblo y herrero) y de María Gastón.

Fue el último de ocho hermanos.​ Con once años, José dejó su pueblo, Peralta de la Sal, y marchó a estudiar a Estadilla, distante unos 20 km de su pueblo natal. Realizó sus estudios humanísticos en el colegio de los R.R. P.P. Trinitarios, en una escuela de Latinidad.

José era un joven estudioso, responsable, generoso y con una gran simpatía personal, que le permitía tener muchos amigos entre sus compañeros de estudios.

A mediados de octubre de 1571 sale de su pueblo hacia Lérida, a 60 kilómetros de Peralta en donde había un Estudio General (una especie de Instituto de Enseñanza Media) en donde consigue el título de bachiller en Artes en 1574, título que le abría las puertas de la Facultad de Derecho. En aquella facultad debió de permanecer hasta finales del curso 1577-1578.

Estatua en bronce de San José de Calasanz, en el santuario dedicado al santo fundador de las Escuelas Pías, en su casa natal, Peralta de la Sal, (Huesca) 

 

Primeros pasos de una vocación. (Lérida, Valencia, Alcalá de Henares.)

 

Para entonces José de Calasanz ya había hecho opciones para su vocación sacerdotal. El domingo 17 de abril de 1575 recibió la tonsura junto con otros 36 jóvenes.

Concluido el curso 1577-1578 y tras una visita veraniega a sus padres, decide continuar sus estudios, pero no ya de leyes que le habrían otorgado el título de doctor, sino que opta por comenzar la teología, no en Lérida, sino en Valencia a donde llegó en octubre y en donde con 21 años comienza los estudios el curso 1578-1579.

Pero habrá de permanecer poco tiempo en Valencia. Al parecer, y por ayudarse en su alojamiento y estudios, fue contratado en una casa para ejercer como secretario, pero una dama de aquella casa se le insinuaba y huyó de allí perdiendo un empleo muy ventajoso de gran interés y ganancia.

Acabado el curso marchó para continuar sus estudios a la ciudad de Alcalá de Henares donde su obispo Gómez Zapata había comenzado a aplicar la reforma de estudios y universidades impulsada por Felipe II.

En el curso 1579-1580, murió su hermano, y su padre llamó a José para que se casara y diera continuidad al apellido. Pero José estaba decidido a ser sacerdote.

Su padre vuelve a llamarlo porque ha muerto su madre. En el pueblo contrae una enfermedad tan grave que estuvo a punto de morir. Es entonces cuando hace un voto, que su padre acepta, de hacerse sacerdote si salía de aquella con enfermedad. Y salió. Sanó providencialmente y obtuvo el permiso de su padre.

En septiembre de 1571 comenzó sus dos últimos años de teología, pero dada la situación familiar y la edad de su padre, las circunstancias aconsejaron que eligiese de nuevo la Universidad de Lérida, a un día de viaje de su casa. A finales de 1583 se debió graduar con el título de bachiller en teología. En ese año, Calasanz da por terminada su carrera y su presencia en el ambiente universitario.

 

Calasanz, Presbítero.

Fue ordenado sacerdote en 1582. José de Calasanz pintado por Francisco Jover

 

Recibió las órdenes menores en Huesca el 17 de diciembre de 1582 en la capilla del obispado y de subdiácono al día siguiente en la catedral. Recibió el diaconado el 9 de abril de 1583 y su ordenación sacerdotal tiene lugar en la residencia de invierno de los obispos de Urgel, el castillo de Sanahuja, el 17 de diciembre de 1583.

 

Barbastro

 

Poco después de ser ordenado lo encontramos trabajando al servicio del obispo dominico de Barbastro, fray Felipe de Urriés, con categoría de familiar. Eran sacerdotes que vivían en el palacio bajo el mismo techo y compartían la misma vida con el obispo. Su labor concreta era “ayudante de estudio”, que puede entenderse como bibliotecario privado, secretario y escribiente. Parece que también tuvo el cargo de la formación de los pajes del obispo.

 

Acogido por el Obispo de Lérida

 

En 1585 muere el Mons. Urriés, obispo de Barbastro, pero él es clérigo de la diócesis de Urgel y no quiere alejarse de su pueblo por la atención a su padre, ya mayor. Tiene que buscar obispo benévolo que lo acoja y a la vez cumplir con el deber filial. La ocasión fue perfecta pues diez días después de la muerte del obispo se celebraron Cortes en la Villa con asistencia del rey Felipe II, nobleza y muchos obispos.

Calasanz fue designado como secretario de una de las comisiones que se ocupaba de la reforma de la orden agustiniana, que presidía el obispo don Gaspar de la Figuera, electo de Lérida. Será este obispo quien acoja a Calasanz, otra vez en calidad de familiar, cargo en el que duró poco tiempo.

Visitador de Monasterio de Montserrat

 

Pues a finales de octubre de 1585 encontramos a Calasanz, junto con su obispo, dirigiéndose hacia Montserrat para afrontar serios problemas del monasterio. El obispo de Lérida había sido nombrado por Sixto V, visitador apostólico del monasterio con amplios poderes. La visita fue difícil. Se trataba de esclarecer la muerte del anterior visitador, el obispo fray Benito de Tocco, al parecer envenenado en dicho monasterio y de la muerte de otros religiosos a raíz de los acontecimientos de la muerte del visitador.

Para todas estas tareas se nombra a Calasanz, además de familiar, confesor y examinador. La visita fue empeorándose. De tal manera que el obispo La Figuera enfermó de improviso y murió a los dos días, el 3 de febrero de 1586 no sin serias sospechas de haber sido envenenado.

Así las cosas, mientras se nombre al nuevo visitador, se propone a Calasanz como secretario de la visita, cosa que Calasanz rechaza por haberle llegado noticias de una seria enfermedad de su padre y aprovecha las circunstancias para volverse a Peralta.

 

Vuelve a su Diócesis de Urgell

 

La muerte del padre debió de ocurrir a finales de 1586 o principios del 1587. Por tanto estaría junto a su padre todo aquel año de 1586. Luego, no habiendo ya mayor impedimento, marcha a su diócesis original de Urgel, diócesis por entonces vacante, en donde es nombrado el 12 de febrero de 1587, secretario del cabildo y maestro de ceremonias de la catedral.

Llegado el nuevo obispo, fray Andrés Capilla, es nombrado de nuevo familiar del obispo. En todo ese periodo de estancia en Urgel, destaca por su amor a los pobres; además ejerce enseñando las primeras letras y gramática a los pajes del palacio episcopal. También recibe como ayuda a su escaso sueldo, el beneficio de las parroquias de Claverol y Ortoneda, sin obligación de residencia.

El nuevo obispo comenzó una visita pastoral por toda la diócesis, compuesta de diecisiete arciprestazgos. La visita se hacía a través de vicarios u oficiales. Calasanz es nombrado para visitar en nombre del obispo los arciprestazgos de Tremp, Sort, Cardós y Tirvia.

El obispo lo nombra vicario general con autoridad para todo el arciprestazgo, cargo que exigía residencia pues se extendía a unas 66 parroquias. En todo este tiempo que duró hasta 1591, año en que viaja a Roma, Calasanz ejerció su administración vicarial con inestimable acierto.

 

 “VE A ROMA”. José de Calasanz en Roma.

 

Por aquel entonces, quizás durante el año 1590, Calasanz tiene una extraña experiencia: sentía en sí una voz interna que le decía: “Ve a Roma”. Y se respondía a sí mismo: “¿Qué tengo que hacer en Roma? Yo no tengo pretensiones”. Pero con mayor insistencia y más a menudo percibía el mismo impulso: “Ve a Roma, ve a Roma”. Y por obedecer este impulso, se vino a Roma.

Calasanz ante esta intuición y tras consultas con su querido obispo fray Andrés Capilla, quien no se opuso al viaje, antes bien pudo darle cobertura nombrándole procurador de la diócesis de Urgel en Roma, por destitución del anterior procurador.

El año 1591, tras la renuncia a sus beneficios, lo emplea en la obtención del título de doctor en teología, quizás en la Universidad de Lérida. Parte después para Roma, embarcándose en el puerto de Barcelona con la idea de regresar pronto y esto sin saber que su partida era definitiva. Hay constancia de que el día 27 de febrero de 1592 residía ya en Roma.

 

Reside en el Palacio Episcopal de Colonna

 

A los tres meses de haber llegado a Roma, reside en casa del Cardenal Marco Antonio Colonna en donde se siente querido y aceptado por el cardenal en calidad de teólogo y capellán de palacio, puestos que mantuvo hasta la muerte del cardenal el 13 de marzo de 1597 y posteriormente confirmados por el cardenal Ascanio Colonna. Además, ejerce funciones de tutor de uno de los sobrinos del cardenal. Se traba del príncipe Felipe, de unos quince años.

Durante este tiempo aprovecha su situación para intentar obtener una canonjía en España. Reiteradamente sus intentos no obtienen el provecho deseado, quizás porque los planes de Dios no iban por esos caminos.

En los aproximadamente diez años que Calasanz vivió en el palacio Colonna, trabó amistad con varios religiosos que tuvieron su importancia en su proceso de transformación espiritual.

Entre ellos el franciscano Bagnacavallo; ambos beberían de la rica espiritualidad del jesuita P. Cordeses.

También tiene relación con tres venerables padres carmelitas: Pedro de la Madre de Dios, Juan de Jesús y María y Domingo de Jesús y María, de quienes buscaba consejo para su alma y más tarde para su Orden.

Estuvo también relacionado con el carmelita Jerónimo Gracián y con el oratoriano Francisco Soto.

Es de destacar su amistad con cuatro religiosos hoy canonizados: San Juan Bautista de la Concepción, reformador de los Trinitarios descalzos – San Felipe Neri – San Camilo de Lelis y San Roberto Belarmino.

 

 Su contacto con la pobreza y las Cofradías

 

En este periodo en el que Calasanz vive en uno de los palacios más nobles de Roma, toma también contacto con la pobreza. Eran más de sesenta las Cofradías y Hermandades que había en Roma especializadas cada una en una misión concreta en atención a huérfanos, pobres, peregrinos, extranjeros, enfermos, presos, condenados a muerte, mendigos, prostitutas, etc. La ciudad sufrió en ese final del siglo XVI varias epidemias en 1590-1591 y otra en 1596,  y serias inundaciones del Tiber (1598) en las que murieron muchas personas.

Calasanz perteneció a cuatro de esas cofradías. La de la Doctrina Cristiana, la del Sufragio o Refugio, la de las Llagas de San Francisco y la de los Doce Apóstoles. Especialmente se volcaba con los niños, a los que enseñaba catecismo como cofrade de la Doctrina Cristiana.

 

Con los niños pobres de Roma

“MIRA, MIRA”

 

Calasanz metido de lleno en el mundo de la miseria se iba centrando en la situación de los niños, hijos de esas familias de la Roma pobre y desgraciada ignorantes de todo y en la mayoría muy abandonados de sus padres.

Comienza a pensar que quizás fueran ellos el motivo de aquella voz interior oída en España: “Ve a Roma”. Pasando por una plazuela de Roma donde los niños jugaban y peleaban oyó una voz que le decía: “Mira, mira”. Se juntó a esto el caso en que, leyendo el salmo 10, 14: “A ti se te ha encomendado el pobre, tú serás el amparo del huérfano”, tuvo el convencimiento de que esas palabras eran dichas para él y empezó a catequizar a los niños en la piedad y en las letras.

Pero su compromiso con los niños pobres de Roma todavía no se había definido del todo. Empieza una defensa de estos a través de visitas a las autoridades de la ciudad para que aumenten el número de maestros y la cuantía de los sueldos.

Al ser infructuosas sus gestiones acude a los padres jesuitas, quienes rechazan la tarea pues en sus escuelas solo podían entrar los iniciados en la lengua latina y que además ellos no podían llegar a todo. Acude a los padres dominicos de la Minerva en donde también se rechaza la propuesta.

Viendo todas las puertas cerradas se dirige a la parroquia de Santa Dorotea del barrio romano del Trastévere, en donde habla con don Antonio Brendani, el párroco y le solicita sitio para dar gratuitamente lecciones de doctrina y letras a los niños.

 

Primera escuela popular y gratuita del mundo: Santa Dorotea

En Santa Dorotea tienen su principio las Escuelas Pías

 

El párroco le ofrece una sala, añadiendo que hay otras que podría usar. Al día siguiente llegó con un escaso material, plumas, tintero y papel y comenzó a instruir a algunos muchachos, invitándoles a que avisaran también a sus vecinos. En esas humildes paredes tienen su principio las Escuelas Pías. Era el final del otoño del año 1597.

La novedad que aporta Calasanz en aquella escuelita es que a partir de ahora se hace totalmente gratuita y reservada a los pobres. Las dos salas se quedaron pequeñas. Se alquilaron otras salas en una casa contigua a la parroquia. Aumentaba el número de los escolares y Calasanz contrataba nuevos maestros.

El 24 de diciembre de 1598 el Tiber se desborda. Hubo quien contabilizó 4.000 víctimas, aunque el número puede ser menor. El barrio del Trastévere se inundó. Hubo que atender a las víctimas y damnificados con lo que las ayudas que recibía para su escuelita se desvían a atender situaciones más urgentes.

Piazza del Paradiso

 

Es entonces cuando se da cuenta de que ha de asegurar su obra. Consigue que la Cofradía de la Doctrina Cristiana tome a su cargo el mantenimiento de dicha obra lo que se aprueba en junio de 1599. Al año siguiente por el gran número de alumnos todo se queda pequeño y se trasladan las escuelas de Santa Dorotea a una casita en alquiler, cerca de la Piazza del Paradiso. Pronto fue preciso alquilar otra más, pues llegaban los muchachos hasta quinientos.

Ante el aumento de niños y gastos, la cofradía retira su compromiso de hacerse cargo de las escuelas prometiendo ayudar en lo que se pudiese, lo que hizo mediante la presencia de algunos miembros de esta como maestros.

Por aquel entonces, corriendo el año 1600, Calasanz recibe del embajador de España la propuesta de una canonjía en Sevilla que rechaza.

 

En el Palacio Episcopal de Mons. Vestri

 

En 1602, las casitas de la plaza del Paraíso se quedan de nuevo pequeñas, y monseñor Vestri, secretario de Breves del papa Clemente VIII, cede en alquiler su propia casa, grande y espaciosa donde encontraron acomodo los 700 niños que entonces asistían a la escuela. Incluso había espaciosas habitaciones para los sacerdotes-maestros colaboradores de Calasanz.

Para la inauguración de la nueva sede quiso instalar una campana, con tan mala fortuna que cayó desde gran altura al suelo, fracturándose la pierna y la cadera, dejándole en herencia unos dolores que se hacían presentes de vez en cuando.

 

Comienza la vida en común

 

Para ese entonces, el nombre Escuelas Pías está ya aceptado y generalizado. Al pasar al palacio Vestri, Calasanz abandona su residencia en el palacio Colonna y se instala con sus compañeros en la nueva casa, en donde vivía con otros colaboradores, entre ellos algún laico, haciendo todos vida en común. Con un solo fondo común, dedicados a la misma tarea, comida en común y añadiéndose elementos que van configurando el modo de vida de los religiosos: actos de oración y piedad comunes.

El 14 de julio de 1604, en presencia del monseñor Vestri, se decretó la vida en común, dándose principio a esta comunidad el mes de septiembre de ese año y siendo reconocida como Congregación de las Escuelas Pías.

El propio papa Clemente VIII apoyó la obra con un legado de 200 escudos anuales, justamente el alquiler de la casa. Ocurrió por aquel entonces que los maestros de la ciudad desencadenaron una campaña de desprestigio contra Calasanz, por razones obvias: ellos cobraban. Calasanz decidió exigir certificado de pobreza a los niños firmado por los párrocos

 

En el Palacio Episcopal, Plaza de San Pantaleón

 

El día primero de noviembre de 1605 y nuevamente por razones de espacio, las Escuelas Pías se trasladan al palacio Mannini en la plaza de San Pantaleón.

Muerto Clemente VIII y León XI quien dura como papa 26 días, es nombrado Paulo V quien conocía bien a Calasanz, resultando ser un buen defensor de las Escuelas Pías. El cardenal Ludovico Torres es nombrado protector de las Escuelas Pías por el papa, destacándose por su generosidad. Las Escuelas adquieren progresiva fama y van llegando por ellas toda clase de personajes, cardenales, embajadores y príncipes. No obstante, las dificultades sobre todo económicas, eran muchas.

 

Palacio contiguo a la Iglesia de San Pantaleón

 Dibujo de las Escuelas Pías de San Pantaleón, en Roma

 A últimos de mayo de 1612 fue a trabajar en Las Escuelas Pías, Glicerio Landriani, con cinco compañeros que será muy valiosos. Con nuevas fuerzas y con cerca de 800 niños se le presenta la oportunidad de comprar el palacio contiguo a la iglesia de San Pantaleón en octubre de 1612. Esta casa, después de cuatro siglos sigue siendo la casa primera de la congregación y sede del padre general.

Calasanz se preocupa ahora de dar estabilidad a la obra, para lo cual busca una congregación religiosa que diera apoyo institucional y humano, aportando estabilidad. Parece encontrar lo que busca en la Congregación de Luca, fundada por su amigo Juan Leonardi.

Pero surgen problemas con los miembros de esa Congregación y sin posibilidad de acuerdo, se llega a la ruptura. Calasanz tiene que fundar algo propio.

 

Nace la Congregación de las Escuelas Pías

Imagen de San José de Calasanz en la Ciudad del Vaticano.

 

El 15 de agosto de 1616 el papa da su plácet al memorial que le envía Calasanz. Y, el 6 de marzo de 1617 emite un breve fundacional, conocido con el nombre “Ad ea, per quae”, con el que nacía la nueva “Congregación Paulina de los Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías”.

El día 25 de marzo de aquel año 1617, en la capilla de las Escuelas Pías de Roma, toman el hábito de la nueva congregación, Calasanz y catorce compañeros, comenzando la vida de las Escuelas Pías, de forma autónoma e independiente.

El 15 de febrero de 1618 muere el tan querido y joven amigo, Glicerio Landriani.

A las Escuelas Pías se le pide una fundación en Narni y se abren las escuelas el 20 de octubre de 1618. Comienzan a pedirse otras: Mentana, Magliano… En 1619 los niños de las Escuelas Pías de San Pantaleón llegan a ser 1.500 y se tiene que abrir un nuevo colegio en Roma, en el barrio del Borgo el 2 de enero de 1619. Abre también escuelas en Moricone.

 

La congregación es elevada a Orden de «Clerigos Regulares» 

 

Muere Paulo V en enero de 1621 y es elegido Gregorio XV. El año anterior Calasanz había terminado de escribir en Narni unas Constituciones, que serán aprobadas el 31 de enero de 1622. Se solicita de Gregorio XV la elevación de la congregación a la categoría de Orden de Clérigos Regulares, con votos solemnes, cosa que ocurre el 18 de noviembre de 1621.

Con la aprobación de las nuevas Constituciones, quedan las Escuelas Pías constituidas como la última de las órdenes de votos solemnes de la Iglesia, bajo la protección de la Virgen María y con el lema “Piedad y Letras.

 

Expansión

 

En los años siguientes, no exentos de problemas, Calasanz trabaja por la extensión de su orden: Savona, Liguria, Nápoles, Sicilia, Fiammelli, Florencia… E incluso funda por primera vez fuera de Italia, en la ciudad de Nikolsburg (Sacro Imperio Germánico) en 1631, en el que en las escuelas asisten niños protestantes y judíos junto a los cristianos. Todas estas fundaciones podían mantenerse porque en ningún momento faltaron a Calasanz vocaciones para las Escuelas Pías. Pero no todo eran alegrías.

 

Problemas en su propia casa. El calvario de Calasanz.

 

Los problemas le llegan desde la propia casa. Primero, por el descontento de algunos religiosos no clérigos. Por otra parte, el grueso de los problemas, que harán del resto de la vida de Calasanz un auténtico calvario, vienen de cuatro personajes cuyos nombres son: Mario Sozzi, Esteban Cherubini, ambos escolapios, el jesuita Pietrasanta y monseñor Albizzi.

Sin duda el más dañino fue Mario Sozzi. Llegó al noviciado de Nápoles con 22 años, ordenado sacerdote antes de tomar el hábito fue religioso del que nadie tuvo quejas hasta 1639. Estando en Florencia se entera de un escabroso asunto que denuncia al Santo Oficio y que le llena de honra, pues de le considera en toda Roma como un héroe.

Se ve que aquello gustó al P. Mario que, a partir de ese momento, aficionado a la denuncia, se dedica a denunciar a sus propios hermanos de comunidad, denuncias que llegaron al Santo Oficio, y lograron restringir las facultades de Calasanz y ser nombrado él, vicario general de la orden. Como visitador, es designado el jesuita Pietrasanta.

La forma de gobierno que ejerce el padre Mario hace que pronto presenten su dimisión los otros tres asistentes, con lo que el gobierno de las Escuelas Pías queda en manos del padre Mario y del padre Pietrasanta. Las vejaciones a Calasanz eran continuas por parte del padre Mario. Calasanz le dijo: “Guardaos del castigo de Dios. Temed que os alcance demasiado pronto su ira”.

A los 15 días de aquello, el padre Mario contrajo la lepra, de la que murió dos meses más tarde de una forma horrible. Antes de morir pidió a monseñor Albizzi y al padre Pietrasanta que nombraran sucesor suyo al padre Esteban Cherubini para gobernar con plenos poderes, sin intervención del padre general (Calasanz), cuyas potestades seguían en suspenso por orden de Urbano VIII.

Al ser conocido por el resto de la orden el nombramiento del padre Cherubini, se multiplican memoriales, que llegan a los cardenales, denunciando la dudosa solvencia moral del padre Cherubini.

 

El Señor nos lo dió, el Señor nos lo quitó.

 

Se constituyó una comisión cardenalicia para dar soluciones. En principio, se redujo la orden a simple congregación sin votos, cuyo gobierno, destituido el general Calasanz, quedaba en manos de los obispos. Además, se prohibía dar la profesión a los novicios o admitir novicios nuevos, lo que ahogaba el futuro de la institución.

El decreto lo firmó Inocencio X el 16 de marzo de 1646 y, se leyó al día siguiente en el oratorio de la casa de San Pantaleón. Tras la lectura se oyó clara la voz de Calasanz: “El Señor nos lo dio; el Señor nos lo quitó, bendito sea su nombre”, citando el libro de Job.

Aquello fue un fuerte golpe para el alma de Calasanz. Curiosamente, durante el año 1647 muere el padre Pietrasanta y unos meses más tarde el padre Cherubini, al igual que lo había hecho Mario Sozzi, de lepra.

 

Muere Calasanz

 

Cerradas definitivamente todas las puertas, siguió el ejercicio de las escuelas, para no perjudicar a los niños. A mediados de julio de 1648 salió Calasanz por ganar indulgencia, a visitar la catedral del Salvador. Al regresar se hirió un pie, apoyado en los que le acompañaban regresó a casa, de donde ya no saldría vivo.

El 1 de agosto celebró su última misa. Al día siguiente ya no se vio con fuerzas para celebrar, pero asistió a la misa de los niños recibiendo del padre Berro la comunión. Escena representada por el pintor Goya en su cuadro “Última comunión de San José de Calasanz”.

La comunión de S. José de Calasanz (Cuadro pintado por Francisco de Goya)

 

El día 25 de agosto de 1648, tras varios días de debilitamiento y tras decir “Jesús” tres veces, expiró. Al día siguiente los niños de las Escuelas propagaron por toda Roma la muerte del padre José. Una procesión de personas sencillas crecía para poder ver el cuerpo del anciano fundador y orar ante él. Hubo aquel día ocho casos de curaciones milagrosas.

Ante el crecido número de gente, los religiosos decidieron enterrar el cuerpo por miedo a tumultos, en cuanto se cerraron las puertas de la iglesia, lo que se hizo el día 27 de aquel agosto de 1648.

Altar de san José de Calasanz en la Iglesia de San Pantaleón

 

Calasanz fue Beatificado el 18 de agosto de 1748 por el papa Benedicto XIV y Canonizado por Clemente XIII el 16 de julio de 1767.

 

Sus escritos

 

  • Documentum princeps de la pedagogía calasancia (1610)
  • Sesenta sentencias espirituales (1617-18)
  • Memorial al cardenal Tonti (1621)
  • Constituciones de las Escuelas Pías(1622)
  • Corona de las Doce Estrellas (1623)
  • Constituciones del colegio Nazareno (1630)
  • Narración y progreso de las Escuelas Pías del año 1600 al de 1634
  • Declaraciones a las Constituciones (1637)
  • Epistolario (9 vols., editados en Roma, 1950-56)
  • Instrucciones para los maestros
  • Prerrogativa de la Ciudad de Zaragoza
  • Cualidades del buen religioso
  • Algunos misterios de la Vida y Pasión de Cristo Señor Nuestro. (pequeño catecismo)
  • Escribió también una larga serie de escritos menores: libros de cuentas, profesiones, memoriales, patentes, tres piadosos ejercicios

 Renace la Orden de las Escuelas Pías

 

Muerto Inocencio X, le sucedió Alejandro VII, quien subsanó la injusticia cometida con la obra de Calasanz que fue elevada a congregación de votos simples el 26 de enero de 1656, casi ocho años después de la muerte del santo.

En 1669, el nuevo papa Clemente IX devolvió a la orden su anterior consideración de Orden religiosa, con un nuevo breve firmado el 21 de octubre.

Hoy, después de cuatro siglos de existencia, las Escuelas Pías siguen presentes en cuatro continentes y 28 naciones, con unas 221 casas y 1.600 religiosos.

Además de la orden escolapia, otra decena de congregaciones religiosas, viven su espíritu y su inspiración.

 

FAMILIA CALASANCIA

 

  • Orden de los Clérigos Regulares pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías (Escolapios)
  • Instituto de Hijas de María religiosas de las Escuelas Pías (Escolapias)
  • Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora (Calasancias)
  • Congregación para los trabajadores cristianos de San José de Calasanz
  • Hijas Pobres de San José de Calasanz
  • Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora
  • Compañía de María para la Educación de los Sordomudos
  • Hermanas de la Compañía de María
  • Congregación de los religiosos del Sagrado Corazón de Jesús
  • Congregación de los sacerdotes seculares de las escuelas de Caridad
  • Hermanas de las Escuelas Cristianas de San José de Calasanz
  • Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús

 

Patrono universal de las escuelas Cristianas

El método escolapio se extendió con rapidez.

 

El 13 de agosto de 1948 José de Calasanz fue declarado patrono universal de las escuelas cristianas en el mundo por el papa Pío XII. La Iglesia católica lo considera el santo patrón de los educadores y maestros, junto con Juan Bautista de la Salle.

El 27 de noviembre se celebra en España el día de los maestros en su honor. En efecto, el 27 de noviembre de 1597, este sacerdote aragonés tuvo la idea de abrir una escuela para niños pobres en Roma: la asistencia era voluntaria, pero en 1618 ya atendía a unos 1500 niños romanos, por lo que se lo considera el fundador de la escuela pública gratuita en Europa.

Su pensamiento pedagógico está reflejado en sus escritos y cartas, unas diez mil, en las que pueden encontrarse muchas reglas, consejos y advertencias para la práctica educativa. Estas cartas vienen a ser un complemento de los principios de la Constitución de las Escuelas Pías.

En noviembre de 1597 nace la primera escuela pública, popular y gratuita de Europa en la iglesia parroquial de Santa Dorotea de Roma. Los Estados europeos decidieron a mediados del siglo XIX y principios del XX establecer la gratuidad en sus escuelas. Para entonces, la misma Europa ya estaba llena de escuelas o colegios escolapios que la impartían gratis.

En España se publica la Ley Moyano sobre la gratuidad de la enseñanza el año 1857 y se tarda casi medio siglo en crear un ministerio de Educación.

Fueron muchas las novedades que José de Calasanz introdujo en el mundo de la enseñanza. La más llamativa en su tiempo fue la de fundar la primera escuela popular gratuita, Algo realmente impensable en aquella época en la que los privilegios como la educación estaban reservados a las altas clases sociales.

Fue el primero en sistematizar la escuela primaria; instituyó grados, programas formativos y horarios; se encargó de la formación del personal docente y creó un método didáctico basado en la brevedad, en la sencillez y en la eficacia, para que los niños aprendieran en poco tiempo.

Según Calasanz, la escuela debía constar al menos de cuatro grados en la enseñanza elemental y de otros cuatro para las Humanidades y Ciencias. Cada alumno debía pasar individualmente al grado superior cuando estuviera preparado para ello.

Calasanz abrió la escuela desde los primeros grados a la cultura humanística y a las ciencias positivas, porque para él, la enseñanza debía preparar para la vida; por lo que incluía habilidades prácticas, como la caligrafía, la música o las matemáticas.

Calasanz estipuló que todas las Escuelas Pías tendrían un plan educativo común; pero cada una de ellas contaría con las estructuras educativas adecuadas, según sus circunstancias y con un reglamento propio que determinase las diversas funciones y las obligaciones de los alumnos, maestros, directivos, padres de familia y autoridades civiles. 

 “El éxito del método escolapio de enseñanza se extendió con rapidez; muestra de ello es la proliferación de colegios que hubo por toda la geografía española. Zaragoza, Madrid, Getafe, Valencia, Sevilla y Reus son algunas de las localidades que han podido disfrutar de la huella calasancia casi desde su fundación.

Y fuera de nuestras fronteras también ha habido lugar para los centros escolapios, como por ejemplo Viena.

Entre los alumnos de los escolapios encontramos muchos hombres famosos en la Historia: los hay de toda profesión y condición. En Zaragoza 130 calles llevan el nombre de alumnos escolapios, lo cual no es de extrañar, debido al prestigio y a las acciones que éstos realizaron: 22 fueron artistas como el gran pintor aragonés Francisco de Goya y Lucientes y los músicos universales Haydn y Schubert; 27 literatos, entre ellos Sender, Vicente Aleixandre, Azorín, Blasco Ibáñez y Jardiel Poncela; 11 políticos, como Pablo Iglesias; y varios que fueron ministros, como Dato, Moret, Marraco, Gil Berges, Oliván y Borruel.

 

Los R.R. P.P. Escolapios en Logroño

 

Colegios Escolapios en Logroño

 

Los Escolapios vinieron a Logroño en 1927, dando continuidad a la labor educativa del matrimonio compuesto por María Jesús Rey y Pío Segundo, que en 1927 gestionaban dos colegios en la calle Mayor y Capitán Gaona de Logroño.

Entonces, tres escolapios vinieron de Zaragoza y poco a poco el centro fue creciendo. En 1931 se fundó la archicofradía de la Virgen de Lourdes, a la que siguió la cofradía de las Siete Palabras y el Silencio, se creó la asociación de exalumnos, la sociedad recreativa gastronómica, y una revista.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.