Inicio Foros Formación cofrade Santoral 25/02/2018 Santa Aldetrudis, abadesa.

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    Santos: Victorino y Víctor, Nicéforo, Claudio, Diodoro, Serapión, Papías, Donato, Justo, Ireneo y Daniel, mártires; Félix III, papa; Tarasio, patriarca; Regino, obispo y mártir; Toribio Romo González, sacerdote y mártir; Cesáreo, Avertano y Romeo, Valerio y Bonelo del Bierzo, confesores; Valberga, Aldetrudis, abadesas; salesianos mártires en Li-Thau-Tseul: Luis Versiglia, obispo, y Calixto Caravario, sacerdote; Lorenzo Bai Xiaoman, seglar mártir de China.

    Santa Aldetrudis, abadesa.

    Es hija de San Vicente (también llamado Madelgario) y de Santa Waldetrudis. Fue criada por su tía, la abadesa Santa Adelgundis, en el convento de Maubeuge, donde a partir del 684 fue ella misma abadesa.

    En la imagen de un códice que existe de la familia, aparecen aureolados y mencionados todos los miembros de ella, el padre (abad y fundador)), la madre (abadesa y fundadora) y sus cuatro hijos, la segunda comenzando de la derecha, según el listado de figura abajo del grabado, representa a Aldetrudis; la primera es Santa Madelberta, su hermana menor, y sucesora en el gobierno de la abadía.

    La «Vita Aldetrudis», escrita por un monje de Maubeuge, unos doscientos o más años después de la muerte de la santa, está llena de elementos legendarios, y repetición de milagros de la «Vita» de su tía Santa Aldegundis, por lo que, lamentablemente, no es útil como fuente histórica para conocer mejor a nuestra santa de hoy. Debe tenerse presente que esta clase de documentos, las «vidas de santo», eran escritos muchas veces de ocasión, para celebrar algún acontecimiento en la devoción, como podía ser la erección de un nuevo altar o el traslado de unas reliquias; por tanto se escribía obedeciendo a ciertas reglas del género, tácitas y reconocidas en la época; en una palabra: no se esperaba que el redactor tuviera una lista fidedigna de milagros, sino que los narrara con arte, aunque fueran los mismos milagros que ya se habían usado para la vida de algún otro santo (caso frecuentísimo). Eran convenciones de la época que, puesto que no coincide con nuestras convenciones, nos pueden resultar extrañas, y que ciertamente dificultan mucho conocer la historia «documental» de los santos, que a veces está irremediablemente perdida, y de la que nos queda con frecuencia nada más que el vestigio de que ha recibido un culto continuado a lo largo de siglos.

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