Santos: Benito, abad, Patrono de Europa; Quetilo, Cindeo, Drostán, Jenaro, Pelagia, Marciano, Sabino, Cipriano, Sidronio, Plácido, mártires; Abundio: presbítero y mártir; Alberto, Aleto, Amable, Berrano, confesores; Juan, Dictino, Leoncio, obispos; Idulfo abad; Pío I, papa; Sigisberto, eremita; Olga, santa.
San Abundio de Córdoba, presbítero y mártir.
Según recoge Manuel Nieto Cumplido en su obra “Córdoba: patrimonio de santidad”, trascurrieron 10 meses entre el martirio de Santa Pomposa y el de San Abundio.
En el capítulo XII de su «Memoriale sanctorum», San Eulogio de Córdoba cuenta de «un cierto presbítero Abundio», que era originario de un pueblo de las montañas de Córdoba, Ananellos (actualmente Hornachuelos), y que a la vez ejercía allí de párroco.
A diferencia de otros mártires espontáneos que el mismo Eulogio menciona, Abundio no se presentó por sí sólo al Cadí para contradecir la fe de Mahoma, sino que fue llevado ante él con engaños. Pero, reflexiona el mismo Eulogio, puesto que Abundio estaba llamado al martirio, no desaprovecha la oportunidad que este hecho le brinda, y una vez ante el Cadí confiesa abiertamente la fe cristiana y la falsedad de la fe del Profeta.
Es decapitado inmediatamente y su cuerpo, según la práctica de esos martirios, abandonado para ser devorado por los perros.
Era el 11 de julio del año 854.