Inicio Foros Formación cofrade Santoral 21/03/2019 San Juan de Valence, abad y obispo.

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    Santos: Endeus, Lupicino, abades; Serapión, Birilo, Juan, Justiniano, obispos; Filemón, Domnino, mártires; Nicolás de Flüe, confesor; Elías, eremita; Clemencia de Hoheuberg, viuda; Alfonso de Rojas, monje.

    San Juan de Valence, abad y obispo.

    Nació en Lyon. En su juventud, mientras era canónigo de la catedral de su ciudad natal, hizo voto de ingresar en la abadía de Citeaux; pero luego, desconfiando de sus fuerzas, y por parecerle la Regla impracticable, conmutó él mismo el voto por una peregrinación a Santiago de Compostela. Sin embargo, tras esta tuvo un sueño terrible: Nuestro Señor se le aparece, acompañado por San Pedro y Santiago. El primero de los dos tenía en la mano un libro con los nombres de los elegidos, y dijo en voz alta «Juan». Pero el Señor, airado, le dijo a Pedro: «Borra ese nombre del libro de los elegidos, pues es un perjuro». Santiago se arrojó entonces a los pies del Salvador, exclamando: «¡Te pido gracia, Señor, por él, que es uno de mis más fervientes peregrinos… Es verdad que Juan no ha sido fiel a su promesa, pero perdónalo; el miedo de tus amenazas y el toque de tu misericordia, hará que cumpla su promesa de ingresar en el Císter.» Despertó lleno de espanto, e interpretando el sueño como una comunicación divina, partió en medio de la noche a Citeaux, sin comunicarlo a nadie.

    Evidentemente llegó a ser un monje ejemplar, porque tiempo después, en 1117, es enviado a fundar la abadía de Bonnevaux, cerca de Vienne, en el Delfinado. En esa fundación serán recibidos por los mismos monjes que fueron luego grandes obispos o padres de nuevas fundaciones, como San Pedro de Tarantaise, San Amadeo de Lausana, y varios más.

    La diócesis de Valence estaba desde hacía tiempo gobernada por un pastor del todo indigno: Eustacio, cuyas extravagancias de vida, y dureza para con los pobres, no eran propias de un obispo. San Bernardo le había escrito una dura carta, y el propio Papa lo había excomulgado, pero el obispo siguió aferrado a su sede por seis años más, hasta que el pueblo tomó las riendas, y el día de Pascua del 1141, entró en casa del obispo y lo expulsó de la ciudad. tres días más tarde San Juan fue propuesto por los abades de la región, y consagrado, a su entero pesar, obispo de Valence.

    Su hagiógrafo anónimo resume en tres palabras su vida de pastor: dar gloria a Dios, salvar su alma, cuidar su rebaño. Recibía insultos y pedradas de los partidarios de Eustacio, pero respondía con indiferencia, y oraba pidiendo al Señor que no les tuviera en cuenta ese pecado. Sus oficiales de justicia se quejaban de su indulgencia con los condenados, pero les respondía que era también un vicio ensañarse en al severidad con los delincuentes, como había hecho sus predecesor, y que los propios jueces quizás no hubieran resistido la tentación de haber estado en el lugar de los delincuentes. La bolsa parecía multiplicarse sola a pesar de la gran largueza en ayudar a los pobres.

    Murió el 21 de marzo de hacia el 1145. Su fecha de celebración en la diócesis de Valence y en la tradición cúltica es el 26 de abril, aniversario de su consagración episcopal.

    Fue sepultado en la catedral, y su tumba se convirtió en meta de peregrinación, hasta que en 1562 la tumba y reliquias fueron profanadas por los hugonotes, y ya no han quedado restos de ellas.

    Su culto (equivalente a la canonización) fue aprobado por Su Santidad el Papa San Pío X, el 9 de diciembre de 1903.

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