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16 enero, 2020 a las 18:10 #11250
Anónimo
Inactivo«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.»Lectura del santo Evangelio según San JuanEn aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: ”Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él.
Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo:
“Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el bautiza con Espíritu Santo”.
Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».
Palabra del Señor.17 enero, 2020 a las 11:30 #12997Anónimo
InactivoOs dejo los comentarios al Evangelio. LO PRIMEROAlgunos ambientes cristianos del siglo I tuvieron mucho interés en no ser confundidos con los seguidores del Bautista. La diferencia, según ellos, era abismal. Los «bautistas» vivían de un rito externo que no transformaba a las personas: un bautismo de agua. Los «cristianos», por el contrario, se dejaban transformar internamente por el Espíritu de Jesús.
Olvidar esto es mortal para la Iglesia. El movimiento de Jesús no se sostiene con doctrinas, normas o ritos vividos desde el exterior. Es el mismo Jesús quien ha de «bautizar» o empapar a sus seguidores con su Espíritu. Y es este Espíritu el que los ha de animar, impulsar y transformar. Sin este «bautismo del Espíritu» no hay cristianismo.
No lo hemos de olvidar. La fe que hay en la Iglesia no está en los documentos del magisterio ni en los libros de los teólogos. La única fe real es la que el Espíritu de Jesús despierta en los corazones y las mentes de sus seguidores. Esos cristianos sencillos y honestos, de intuición evangélica y corazón compasivo, son los que de verdad «reproducen» a Jesús e introducen su Espíritu en el mundo. Ellos son lo mejor que tenemos en la Iglesia.
Desgraciadamente, hay otros muchos que no conocen por experiencia esa fuerza del Espíritu de Jesús. Viven una «religión de segunda mano». No conocen ni aman a Jesús. Sencillamente creen lo que dicen otros. Su fe consiste en creer lo que dice la Iglesia, lo que enseña la jerarquía o lo que escriben los entendidos, aunque ellos no experimenten en su corazón nada de lo que vivió Jesús. Como es natural, con el paso de los años, su adhesión al cristianismo se va disolviendo.
Lo primero que necesitamos hoy los cristianos no son catecismos que definan correctamente la doctrina cristiana ni exhortaciones que precisen con rigor las normas morales. Solo con eso no se transforman las personas. Hay algo previo y más decisivo: narrar en las comunidades la figura de Jesús, ayudar a los creyentes a ponerse en contacto directo con el evangelio, enseñar a conocer y amar a Jesús, aprender juntos a vivir con su estilo de vida y su espíritu. Recuperar el «bautismo del Espíritu», ¿no es esta la primera tarea en la Iglesia?
José Antonio PagolaTambién el de Kamiano.
LA APP DEL BAUTISMOEl Cordero de Dios se entrega por Amor. Él nos libera de lo que nos ata. Se enfrenta al pecado y a la muerte. El Cordero es Jesús, en cuyo Corazón, reside la fuerza de Dios, su capacidad de amar hasta las últimas consecuencias. El que es nuestra fortaleza, Camino, Verdad y Vida.
En la vida de Jesús podemos descubrir todo este camino de entrega y de donación, gratuito y hasta las últimas consecuencias.
El Padre nos regala este singular Cordero, que no se cansa de amar. En Él hemos de poner nuestros ojos, nuestra mirada y nuestro ser. Compartamos este camino con Aquel que nos acompaña y nos ha precedido en el gran misterio de la Vida.
Además, en consonancia con el Domingo pasado, con la “App”licación del bautismo se baja de la nube la gracia del Espíritu. Que ese Espíritu nos mantenga unidos en la fe y nos dé fuerza para afrontar los desafíos de nuestro mundo.
Dibujo: Patxi Velasco FANOTexto: Fernando Cordero ss.cc.
Fraternalmente.-
17 enero, 2020 a las 11:30 #19050Anónimo
InactivoOs dejo los comentarios al Evangelio. LO PRIMEROAlgunos ambientes cristianos del siglo I tuvieron mucho interés en no ser confundidos con los seguidores del Bautista. La diferencia, según ellos, era abismal. Los «bautistas» vivían de un rito externo que no transformaba a las personas: un bautismo de agua. Los «cristianos», por el contrario, se dejaban transformar internamente por el Espíritu de Jesús.
Olvidar esto es mortal para la Iglesia. El movimiento de Jesús no se sostiene con doctrinas, normas o ritos vividos desde el exterior. Es el mismo Jesús quien ha de «bautizar» o empapar a sus seguidores con su Espíritu. Y es este Espíritu el que los ha de animar, impulsar y transformar. Sin este «bautismo del Espíritu» no hay cristianismo.
No lo hemos de olvidar. La fe que hay en la Iglesia no está en los documentos del magisterio ni en los libros de los teólogos. La única fe real es la que el Espíritu de Jesús despierta en los corazones y las mentes de sus seguidores. Esos cristianos sencillos y honestos, de intuición evangélica y corazón compasivo, son los que de verdad «reproducen» a Jesús e introducen su Espíritu en el mundo. Ellos son lo mejor que tenemos en la Iglesia.
Desgraciadamente, hay otros muchos que no conocen por experiencia esa fuerza del Espíritu de Jesús. Viven una «religión de segunda mano». No conocen ni aman a Jesús. Sencillamente creen lo que dicen otros. Su fe consiste en creer lo que dice la Iglesia, lo que enseña la jerarquía o lo que escriben los entendidos, aunque ellos no experimenten en su corazón nada de lo que vivió Jesús. Como es natural, con el paso de los años, su adhesión al cristianismo se va disolviendo.
Lo primero que necesitamos hoy los cristianos no son catecismos que definan correctamente la doctrina cristiana ni exhortaciones que precisen con rigor las normas morales. Solo con eso no se transforman las personas. Hay algo previo y más decisivo: narrar en las comunidades la figura de Jesús, ayudar a los creyentes a ponerse en contacto directo con el evangelio, enseñar a conocer y amar a Jesús, aprender juntos a vivir con su estilo de vida y su espíritu. Recuperar el «bautismo del Espíritu», ¿no es esta la primera tarea en la Iglesia?
José Antonio PagolaTambién el de Kamiano.
LA APP DEL BAUTISMOEl Cordero de Dios se entrega por Amor. Él nos libera de lo que nos ata. Se enfrenta al pecado y a la muerte. El Cordero es Jesús, en cuyo Corazón, reside la fuerza de Dios, su capacidad de amar hasta las últimas consecuencias. El que es nuestra fortaleza, Camino, Verdad y Vida.
En la vida de Jesús podemos descubrir todo este camino de entrega y de donación, gratuito y hasta las últimas consecuencias.
El Padre nos regala este singular Cordero, que no se cansa de amar. En Él hemos de poner nuestros ojos, nuestra mirada y nuestro ser. Compartamos este camino con Aquel que nos acompaña y nos ha precedido en el gran misterio de la Vida.
Además, en consonancia con el Domingo pasado, con la “App”licación del bautismo se baja de la nube la gracia del Espíritu. Que ese Espíritu nos mantenga unidos en la fe y nos dé fuerza para afrontar los desafíos de nuestro mundo.
Dibujo: Patxi Velasco FANOTexto: Fernando Cordero ss.cc.
Fraternalmente.-
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