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    Os dejo un artículo bastante extenso pero importante acerca de vivir en minoría, escrito por Joseph Antony de Mello, jesuita que vive en la India.

    VIVIR EN MINORÍA.

    «NOS DERRIBAN, PERO NO NOS DESTRUYEN»

    (2 COR 4,9)

    JOSEPH ANTONY D’MELLO, SJ*

    [align=justify]* Coordinador del programa «Prerana». Centro de Espiritualidad Ignaciana.

    Bangalore. <jossiedm@jesuits.net.

    Fecha de recepción: septiembre de 2013

    Fecha de aceptación y versión final: octubre de 2013

    Abstract

    La India, crisol de múltiples religiones, es la cuna del hinduismo, el budismo, el

    janismo y el sijismo. Además, ha dado cobijo al judaísmo, el cristianismo, el islam

    y el zoroastrismo, consideradas religiones foráneas, pues surgieron fuera de

    la India. De ahí que la tolerancia religiosa esté arraigada en lo más hondo del

    sentir indio. Puesto que los hindúes eran tolerantes hacia otras religiones, las minorías

    nunca se han sentido inseguras en este país tan densamente poblado, hogar

    de un 12% de musulmanes y un 3% de cristianos.

    PALABRAS CLAVE: tolerancia, reconversión, extremismo, sistema de castas.

    1. «Los cristianos de estas zonas remotas a menudo son obligados a convertirse por

    grupos de fundamentalistas hindúes. La ceremonia de la reconversión se conoce

    también como ghar vapasi (vuelta a casa) o sudhikaran (purificación). Los cristianos

    sufren una “reconversión” forzosa después de ser llevados hasta los templos con

    amenazas. Se les rapa y se les hace beber agua de purín de vaca como signo de purificación

    y les obligan a hacer desagradables juramentos para evitar que vuelvan a

    Islam

    La otra cara de la India. Incidentes de intolerancia

    Testimonio cristiano de Kandhamal, Estado de Orissa

    «Un joven pastor evangélico, Rajesh Digal, volvía de un congreso

    cristiano en Hyderabad cuando estalló una oleada de violencia anticristiana

    en Kandhamal. Sus amigos en Kandhamal le aconsejaron

    que evitara las zonas en las que había problemas y tomase un camino

    alternativo para volver a su pueblo, cerca de Bakingia. Las advertencias

    de sus amigos se tornaron ciertas cuando, el 26 de agosto,

    el autobús en el que viajaba el pastor Rajesh fue detenido por

    una multitud violenta a la caza de cristianos. Le preguntaron si era

    cristiano. No contentos con la evasiva que dio por respuesta, le registraron

    la mochila, donde encontraron una Biblia. Pidieron al

    pastor que, en un acto de apostasía, se convirtiese al hinduismo.

    Afirmaban que ya no podía tolerarse el cristianismo en Kandhamal,

    puesto que su líder había sido asesinado por cristianos. Cuando el

    pastor Rajesh se negó, lo golpearon y le dijeron que fuera al templo

    más cercano para realizar la ceremonia de la reconversión1. Cientos

    joseph antony d’mello, sj

    Sal Terrae | 101 (2013) 921-932

    922

    la fe cristiana»: ANTO AKKARA, Early Christians of 21st Century. Stories of Incredible

    Christian Witness from Kandhamal Jungles, Veritas India Books, Bangalore 2013, 285.

    2. Ibid., 25.

    3. Ibid., 22.

    de cristianos estaban siendo reclutados desde los pueblos hacia los

    templos de todo Kandhamal en aquellos días –como ovejas llevadas

    al matadero– para obligares a renunciar a su fe. Pero el joven pastor

    volvió a negarse, y los golpes siguieron. Furiosos por su negativa, lo

    arrojaron a una fosa cercana y le hicieron ponerse de pie en ella. La

    llenaron con arena hasta alcanzar su cuello y le dieron una “última

    oportunidad” para abandonar su fe. Al negarse de nuevo, le aplastaron

    la cabeza con una roca»2.

    Otro testimonio cristiano de Kandhamal, Estado de Orissa

    «Como de costumbre, Abhimanyu, de 40 años dormía en el exterior

    de su casa la noche del 26 de agosto. Como a la medianoche, Priyatama

    (su mujer) se despertó al oír ruido y gritos. Cuando salió a la calle,

    se encontró con un grupo de hindúes violentos armados. “¿Estás

    listo para convertirte al hinduismo?”, preguntó el líder del grupo a

    Abhimanyu, poniéndole una espada en el cuello. Cuando dijo que

    no, le ataron las manos e intentaron arrojarlo al suelo. El hermano

    mayor de Abhimanyu, Pavitra, y su hijo Dhuki, al oír el griterío, se

    apresuraron a salir. Rogaron al grupo que soltase a Abhimanyu. Pero

    él sabía que no lo dejarían y les dijo que se fueran. El grupo se llevó

    a Abhimanyu. Le ataron a un árbol y le prendieron fuego. Cuando las

    llamas le cubrieron, recitaron “Jai Sri Ram… [Hail Sri Ram]… Jai

    Bajrang Bali… [Hail Bajrang Bali]” y se marcharon. Las cuerdas que

    habían usado para atarle al árbol se rompieron, y él cayó al suelo.

    Se puso a rodar, intentando apagar las llamas»3.

    Abhimanyu se convirtió en uno de los mártires de la fe de Kandhamal.

    «En el Estado de Orissa no es extraño que los cristianos sean perseguidos.

    Hace 14 años, el 22 de enero de 1999, el misionero austra-

    liano Graham Staines, que trabajaba despreocupado entre tribus,

    sobre todo entre leprosos, fue quemado vivo junto con sus dos hijos

    pequeños, Philip y Timothy, mientras dormían en el coche familiar.

    La aversión y el odio a los cristianos alcanzó su punto más

    álgido con el asesinato de Swami Lakshmanananda el 23 de agosto

    de 2008. Aunque los rebeldes maoístas se declararon autores del

    asesinato de Swami, por promover la agitación social en la región,

    hubo grupos de hindúes que clamaron que el asesinato había sido

    obra de cristianos, lo que desembocó en una serie de ataques a cristianos

    inocentes. Fue un verdadero ataque al secularismo en la India.

    Esta persecución dejó «más de 100 cristianos muertos y 300

    iglesias profanadas y destruidas, aparte de dejar a 56.000 familias

    sin hogar, con sus casas saqueadas y completamente destruidas»4.

    Domingo negro en Mangalore, Estado de Karnataka:

    Para los católicos de Mangalore, el 14 de septiembre de 2008, que coincidía

    con el banquete de Exaltación de la Cruz, fue un domingo negro.

    Aquel día, grupos fundamentalistas hindúes como Bajrang Dal5 o Ram

    Sene6 profanaron la capilla del monasterio de adoración y muchos otros

    templos y santuarios en Mangalore y sus alrededores. Puesto que en

    aquel momento estaba de vacaciones, yo mismo vi, para mi asombro,

    que Mangalore, que tenía fama de ciudad secular, se había convertido en

    una ciudad con violencia étnica. En toda la ciudad se respiraba un ambiente

    tenso. Conforme las noticias de ataques a cristianos se iban extendiendo

    como la pólvora, las campanas de las iglesias hacían que los

    fieles cristianos se apresurasen en masa hacia sus templos, a la espera de

    un ataque de los extremistas. Algunos de ellos incluso pasaron noches

    enteras vigilando las iglesias, ante el temor de agresiones a los fieles.

    Además de Karnataka y Orissa, el Estado de Gujarat, tierra de Mahatma

    Gandhi, profeta de la Ahimsa (no-violencia), también cuenta con un

    historial de diversas atrocidades cometidas contra los cristianos tribales,

    sobre todo en Dang, Tapi y Surat, desde 1996. La India, conocida por

    ser una tierra donde conviven diversas religiones y culturas, está viendo

    erosionada su reputación de país secular, debido al aumento de atentados

    cometidos contra las minorías.

    ¿Están las minorías seguras en la India?

    A la luz de las aterradoras cifras de la violencia étnica contra los cristianos

    en la India, uno empieza a preguntarse si las minorías están seguras en este

    país. ¿Están seguros en la India los cristianos, conocidos por ser amantes

    de la paz y cuya contribución a la educación, el progreso social y la sanidad

    es enorme? Aunque la Constitución india establece en su artículo

    25.1 que «todas las personas tienen libertad de conciencia y derecho a profesar,

    practicar y propagar su fe religiosa libremente», sabemos que este

    país tiene otra cara: la del odio y la intolerancia hacia las minorías.

    La llegada de misioneros cristianos occidentales, que también traían consigo

    sus valores humanos, supuso un reto para la ideología y la forma de

    vida hindúes que condujo a una renovación del hinduismo, que había

    empezado Brahmo Samaj en 1828, de la mano de Raja Ram Mohun.

    Vio en los preceptos éticos del cristianismo un elemento para concienciar

    a la sociedad india acerca de las lacras sociales que aún prevalecían

    en el hinduismo. El nacimiento de la ideología Hindutva, que realza la

    dominación hindú y establece la ortodoxia de su religión, se remonta a

    los orígenes de Arya Samaj, fundada por Dayanand Saraswati en 1877,

    que empezaba a ver a las minorías como foráneas y enemigas del hinduismo.

    Su idea general era que el hinduismo es una religión eterna de

    humanidad. Esta conciencia creó la necesidad de volver a traer al hinduismo

    a todos aquellos adeptos al cristianismo y al islam a través de la

    reconversión. El brazo político de Arya Samaj surgió en 1909 con el

    nombre de Hindu Maha Sabha. Vir Savarkar, su ideólogo, definió la

    Hindutva como «el sustrato sociocultural común de la India hindú

    (Bharat)». Básicamente, la actitud hacia las minorías era de odio. Esta

    identidad de nación hindú arraigó aún más con la aparición de RSS7 en

    1925 y de VHP8 en 19669. El Partido Bharatiya Janata (BJP)10, que se

    fundó en 1980, pretende hacer de la India una nación hindú, algo que

    ha marcado su programa.

    El aumento de la conciencia hindú para la mayoría ha ocurrido en todo

    el país. Sin embargo, la escalada de violencia contra los cristianos se vive

    sobre todo en aquellos estados gobernados por el BJP o sus aliados. El

    manifiesto del BJP para las elecciones generales de 2014 deja claro que

    el principal objetivo del partido es hacer de la India una Hindu Rashtra

    (Nación Hindú) o Ram Rashtra (Nación de Ram). Por desgracia, el BJP

    quiere jugar con la religiosidad de la mayoría para ganar fuerza. Su estrategia

    ha consistido en llevar a cabo una política de división, polarizando

    el país en hindúes y no hindúes. Los no hindúes son tratados como

    foráneos. Por tanto, hay un ataque orquestado contra las minorías.

    La ideología Hindutva que propugna el BJP es una ideología extremista

    que va en contra de los principios más básicos del hinduismo, que cree

    en la no violencia y la paz. Estos fundamentalistas desprecian la Constitución

    y a las minorías y se toman la justicia por su mano. Por ello, los

    Estados en los que gobiernan no protegen a las minorías.

    Así pues, el programa de los fundamentalistas hindúes está bastante claro.

    Pretenden eliminar a las minorías de la India por la fuerza. En oca-

    siones, esta actitud nos asusta y hace que nos preguntemos si estamos seguros

    en este país.

    La seguridad radica en nuestra identidad

    Nosotros, los cristianos de la India, nos consideramos una minoría, y es

    un hecho que, numéricamente, lo somos. Sin embargo, si nos fijamos en

    la presencia cristiana en la India, que se remonta a los inicios del cristianismo,

    puede decirse que nuestra presencia ha marcado la diferencia en

    esta tierra de religiones. Aunque somos pocos, hemos logrado mucho

    por la Gracia de Dios y la generosidad y el duro trabajo de misioneros

    comprometidos. Hoy en día, al hablar de educación, sanidad y progreso

    social, la India solo puede pensar en el desinteresado trabajo de los misioneros.

    Fueron estos misioneros y religiosos quienes, sorteando todo tipo

    de peligros, oposición y amenazas, fueron hasta las zonas más remotas

    de nuestro país y trabajaron por la dignidad y el bienestar de los marginados,

    brindándoles una educación. Su esfuerzo no ha sido en vano. El

    país, con al menos un 70% de población rural, puede decir que en muchas

    áreas cuenta con un desarrollo integral gracias al sudor y la sangre

    de los misioneros cristianos. Las instituciones educativas cristianas y sus

    centros de asistencia sanitaria y social en zonas remotas de nuestro país

    dan testimonio del generoso servicio de los misioneros.

    Los misioneros cuestionan el pernicioso sistema de castas, instalado en

    lo más profundo del hinduismo. Este injusto sistema discrimina a las

    personas en función de su casta y desprecia a los de la casta inferior, tratándolos

    como un objeto más. Enraizados en la persona de Cristo y defensores

    de una sociedad igualitaria, los cristianos, a través de sus obras

    de caridad, se aventuraron en la encomiable misión de concienciar a las

    personas acerca de sus derechos y crear en la Tierra un mundo más humano

    basado en los valores evangélicos. Puesto que la mayoría de extremistas

    hindúes son muy favorables al sistema de castas y medran discriminando

    a las masas de baja casta, no podían tolerar el buen trabajo

    hecho por los misioneros cristianos para erradicar esa lacra social llamada

    «sistema de castas». El fruto del duro trabajo de los misioneros ya lo

    están notando los hindúes de casta alta, puesto que los de casta baja han

    empezado a afirmar sus derechos, luchar por ellos y levantar una voz disonante

    contra la discriminación. Puesto que las misiones cristianas luchaban

    por una sociedad más humana, los pueblos oprimidos, como las

    tribus o los parias, ahogados por el hinduismo, impresionados por sus

    valores y apertura, expresaron su deseo de convertirse al cristianismo con

    la esperanza de conseguir una sociedad igualitaria. Con los años, muchos

    se convirtieron al cristianismo.

    Durante los ataques, los grupos nacionalistas hindúes se justificaban diciendo

    que los cristianos convertían forzosamente a las tribus y a los parias.

    Sin embargo, el hecho es que las tribus y los parias, viendo el trato inhumano

    que les daba el hinduismo, se convertían al cristianismo. Se unieron

    al cristianismo como acto de protesta. Una de las principales razones de

    que se agreda a sus fieles es que el cristianismo se ha erigido en voz profética

    en la India. Los parias y las tribus con los que trabajamos ahora conocen

    sus derechos, y las personas de casta alta ya no pueden explotarlos. La

    actitud de las tribus y los parias concienciados ha empezado a molestar a

    los fundamentalistas hindúes. El trabajo de los misioneros les molesta. Estos

    fundamentalistas de mente cerrada quieren poner punto final a la actividad

    misionera y nos acusan de convertir forzosamente a la gente al cristianismo,

    al tiempo que ocultan las verdaderas causas de la violencia.

    Aunque insignificante en número y porcentaje, la comunidad cristiana

    ha prestado un loable servicio con respecto a la civilización y desarrollo

    de la India y ha tenido un impacto en la vida de las personas, en especial

    de las débiles y marginadas. Se ha convertido en levadura para la masa.

    Durante los ataques violentos contra los cristianos, era alentador ver el

    apoyo y la solidaridad que mostraron personas de otras confesiones, como

    hindúes o musulmanes. No nos veían simplemente como cristianos:

    a su corazón le movía la compasión, porque veían en los cristianos heridos

    a sus hermanos heridos. Esta es otra cara de la India: la de la fraternidad

    y la solidaridad. Lo cual es una clara muestra de que no todos los

    hindúes apoyan la ideología Hindutva. La mayoría de los hindúes conocen

    y agradecen la contribución de los cristianos al crecimiento de la

    India y nos tienen en alta estima. Los radicales nunca pensaron que la

    persecución de los cristianos acapararía titulares nacionales e interna-

    cionales que les presionarían a abandonar la violencia. Ahora los fundamentalistas

    hindúes saben que, aunque nosotros los cristianos seamos

    pocos, no pueden subestimarnos.

    Al recordar las audaces e inspiradoras vidas de los mártires en los inicios

    del cristianismo, uno siente que la India tiene historias parecidas que contar:

    historias de testimonios de fe y de dar la vida por la fe. Cuando los primeros

    cristianos eran una minoría, era peligroso serlo; y, del mismo modo,

    en algunos lugares de la India, la gente también siente que el precio

    que hay que pagar por ser cristiano es la persecución y la muerte. Conforme

    se sucedían los ataques, la comunidad cristiana estaba cada vez más insegura

    y veía su vida amenazada. Pero no puede negarse el hecho de que el

    poder del Espíritu también se experimenta cuando se sufre violencia y persecución.

    Merece la pena leer las siguientes frases inspiradoras de la Escritura

    en un momento difícil para los cristianos en la India.

    «Si me persiguieron a mí, también os perseguirán a vosotros»

    (Jn 15,20).

    «¿Quién podrá separarnos del amor de Cristo? ¿El sufrimiento, la

    angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la

    muerte violenta…? Como dice la Escritura: “Por causa tuya estamos

    siempre expuestos a la muerte; nos tratan como a ovejas llevadas

    al matadero”» (Rom 8,35-36).

    «Nos persiguen, pero no estamos abandonados; nos derriban, pero

    no nos destruyen. Dondequiera que vamos, llevamos en nuestro

    cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se muestre

    en nosotros» (2 Cor 4,9).

    En medio de toda inseguridad, dolor o angustia, nosotros los cristianos

    podemos decir que aún no está todo perdido, que no todo ha acabado.

    Como dijo alguien muy valiente que se enfrentaba a atrocidades: «Pueden

    quemarme la casa, pueden destrozarlo todo. Hasta pueden matarme.

    Pero no pueden quitarme la fe. Lo que me da fuerza y valor es mi fe

    en Cristo». Para un cristiano perseguido ese es el momento de la resurrección:

    «no pueden quitarme la fe». La fe en Cristo nos invita a ver

    nuestro sufrimiento con los ojos de Jesús, como él veía. A pesar de las

    cruces, nuestra fe en Cristo aún sigue viva y, paradójicamente, estos dolorosos

    sucesos han aumentado nuestra fe en Cristo y nuestro compromiso

    con él y con su gente. Esta actitud solo puede surgir cuando miramos

    nuestra realidad con los ojos de la fe.

    Iglesia en comunión

    Habida cuenta de que la Iglesia en la India pasa por momentos de agonía

    a causa de la persecución de los cristianos, uno se pregunta cómo respondería

    esa Iglesia que también está presente en otras partes del mundo.

    Testimonio de cristianos de a pie

    Una de las lecciones más importantes que hemos aprendido de las atrocidades

    sufridas por los cristianos de Kandhamal es que las personas que

    sacrificaron sus vidas y fueron perseguidas eran personas normales a

    quienes, por lo general, se etiquetaba como cristianos «de trigo», cristianos

    «de arroz», que se convirtieron al catolicismo por ganancias monetarias

    o materiales. En otras palabras, la conclusión es que su fe no era

    profunda y que renunciarían a ella en caso de dificultades. Pero hemos

    sido testigos de la profundidad de la fe de la gente corriente durante la

    oleada de violencia. Hoy honramos a esos mártires y los recordamos. No

    huyeron de la persecución; por el contrario, se mantuvieron en su fe para

    ser testigos de ella. En la actualidad, la Iglesia Universal, necesita conocer

    la fe de aquellos que han predicado a Cristo y han dado testimonio

    de él con sus vidas. Para ser un mártir, no hace falta ser cura o monja:

    cualquiera puede ser un mártir de Cristo. Necesitamos la inspiración de

    la vida ejemplar de estos mártires.

    Cambio de actitud de Occidente con respecto a Oriente

    En un momento en el que en la India se perseguía a las minorías, los cristianos

    de este país sentían que la suya era una Iglesia en autentica comunión,

    ya que todos los cristianos del mundo sabían lo que les estaba

    pasando, gracias a que recibieron una amplia cobertura. La verdadera solidaridad

    ocurre cuando las Iglesias occidentales están abiertas a las de

    Oriente y son receptivas respecto de ellas. Ha llegado la hora de que

    Occidente modifique su actitud hacia los cristianos de Asia. A menudo,

    Occidente cree que la fe de los cristianos asiáticos es muy superficial, y

    que lo son por interés. No olvidemos que el cristianismo en la India se remonta

    al tiempo en que, como narra la Tradición, Santo Tomás fue martirizado

    en Madrás, actual Chennai. Y lo que es peor: algunos occidentales

    creen que aquellos que optan por una vida religiosa en Asia lo hacen

    no por vocación, sino para conseguir un mejor estatus social. Pero la inquebrantable

    fe de los llamados «pobres», incluso en la persecución, es

    un llamamiento a los occidentales para que cambien su opinión sobre

    Asia, que en ocasiones hiere la religiosidad de sus habitantes.

    Comunidad cristiana, comunidad de oración

    La oración puede hacer milagros. El 7 de septiembre de 2013 fue en todo

    el mundo un día de ayuno y oración para pedir por Siria. Sabemos el

    impacto que ha tenido este día santo. Ahora vemos un cambio de actitud

    de los Estados Unidos hacia Siria. Cuando en alguna parte del mundo

    hay problemas, necesitamos apoyarnos mutuamente y rezar los unos

    por los otros. Unámonos en la oración.

    Violación de los derechos humanos

    Las agresiones a los cristianos son, al fin y al cabo, una violación de los

    derechos humanos. Todo ser humano es libre de profesar cualquier religión.

    La Comunidad Internacional puede presionar al gobierno indio

    con manifestaciones en sus respectivas regiones. Además, las parroquias

    pueden organizar charlas para ilustrar a la gente sobre este tema. Los cristianos

    afectados aún viven en campos de refugiados, en condiciones inhumanas.

    Los condenados quedan impunes. El asunto es grave.

    Necesitamos articular de una nueva forma

    el objetivo de la evangelización

    La reciente tendencia en contra de los cristianos en la India nos llama a

    la introspección en nuestra misión de evangelizar. Ahora mismo es necesario

    articular el objetivo de la evangelización teniendo en cuenta el

    contexto plurirreligioso de nuestro país. ¿Es la evangelización exclusivamente

    un apostolado educativo y social o es algo más? ¿Se trata solo de

    cambiar una religión por otra? ¿Cómo podemos proclamar a Cristo en

    un contexto profundamente religioso? ¿Estamos también centrándonos

    en la conversión de corazón? Lo que hoy necesitamos es una fidelidad

    creativa.

    Conclusión

    Las agresiones a cristianos han unido a toda las cristiandad de la India,

    lo que nos hace sentir a todos como una única familia. Aunque somos

    pocos, hemos empezado a tomar conciencia de nuestra fuerza. La fuerza

    no está en el poder del hombre ni en las represalias, sino en la respuesta

    pacífica y en la presión a los gobiernos afectados. Vivir en minoría es un

    gozo, y es nuestra fe la que nos mantiene en pie a pesar de la persecución

    y las humillaciones.[/align]
    Fraternalmente.-

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