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16 septiembre, 2013 a las 11:20 #8463
Anónimo
InactivoNo podéis servir a Dios y al dinero.Lectura del santo evangelio según San Lucas.En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «Un hombre rico tenía un administrador, y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
«¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido.»
El administrador se puso a echar sus cálculos:
«¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa.»
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
«¿Cuánto debes a mi amo?»
Éste respondió:
«Cien barriles de aceite.»
Él le dijo:
«Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta.»
Luego dijo a otro:
«Y tú, ¿cuánto debes?»
Él contestó:
«Cien fanegas de trigo.»
Le dijo:
«Aquí está tu recibo, escribe ochenta.»
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.
Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado.
Si no fuisteis de fiar en el injusto dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.»
Palabra del Señor.22 septiembre, 2013 a las 8:26 #12702Anónimo
Inactivo[align=justify]Con retraso os dejo los comentarios al Evangelio de hoy.CON DINERO, PERO SIN FELICIDADPara aprender a vivir de manera nueva, lo primero y más importante no es hacer grandes esfuerzos para cambiar nuestra vida. Lo decisivo es atrevemos a ver las cosas tal como son, dándoles su verdadero nombre.
Es sorprendente con qué sencillez desenmascara Jesús nuestras falsas ilusiones. Escuchemos sus palabras: «No podéis servir a Dios y al Dinero». Nosotros creemos que nos servimos del dinero; Jesús nos habla de que servimos al dinero. Pensamos que somos dueños de nuestro dinero, y no vemos que es el dinero nuestro dueño y señor. Creemos poseer las cosas, y no nos damos cuenta de que las cosas nos poseen.
Nuestra sed de tener siempre más nace sencillamente de nuestra inseguridad. Necesitamos reafirmamos a nosotros mismos, protegernos ante los demás, asegurarnos el futuro. Pero cometemos un grave error. Cuantas más cosas poseemos, más crece nuestra preocupación. Más difícil se nos hace asegurar nuestra felicidad.
La razón es sencilla. Si depositamos nuestra felicidad en las cosas, el dinero o la cuenta corriente, y les entregamos el poder de hacernos felices, nuestra felicidad corre un riesgo cada vez mayor. La fuente de nuestra felicidad ya no está en nosotros mismos, sino en esas cosas y ese dinero que tenemos que defender y asegurar contra todos y contra todo.
Por lo general, las personas prefieren hacer dinero y tener cada vez más cosas en vez de vivir y ser felices. No quieren ver que, precisamente, vivir esclavos de tantas cosas es lo que les impide saborear la vida.
Mientras se agotan discurriendo qué último modelo adquirirán, con qué artículo sofisticado nos sorprenderán, ni ellos mismos se dan cuenta cómo se van incapacitando para disfrutar todo lo
bueno, lo grande y hermoso que se encierra en una vida sencilla y modesta.
La dicha no es algo que se alcanza poseyendo cosas, sino algo que comenzamos a intuir y experimentar cuando nuestro corazón se va liberando de tantas ataduras y esclavitudes.
NO SOLO CRISIS ECONÓMICA“No podéis servir a Dios y al Dinero”. Estas palabras de Jesús no pueden ser olvidadas en estos momentos por quienes nos sentimos sus seguidores, pues encierran la advertencia más grave que ha dejado Jesús a la Humanidad. El Dinero, convertido en ídolo absoluto, es el gran enemigo para construir ese mundo más justo y fraterno, querido por Dios.
Desgraciadamente, la riqueza se ha convertido en nuestro mundo globalizado en un ídolo de inmenso poder que, para subsistir, exige cada vez más víctimas y deshumaniza y empobrece cada vez más la historia humana. En estos momentos nos encontramos atrapados por una crisis generada en gran parte por el ansia de acumular.
Prácticamente, todo se organiza, se mueve y dinamiza desde esa lógica: buscar más productividad, más consumo, más bienestar, más energía, más poder sobre los demás… Esta lógica es imperialista. Si no la detenemos, puede poner en peligro al ser humano y al mismo Planeta.
Tal vez, lo primero es tomar conciencia de lo que está pasando. Esta no es solo una crisis económica. Es una crisis social y humana. En estos momentos tenemos ya datos suficientes en nuestro entorno y en el horizonte del mundo para percibir el drama humano en el que vivimos inmersos.
Cada vez es más patente ver que un sistema que conduce a una minoría de ricos a acumular cada vez más poder,
abandonando en el hambre y la miseria a millones de seres humanos, es una insensatez insoportable. Inútil mirar a otra parte.Ya ni las sociedades más progresistas son capaces de asegurar un trabajo digno a millones de ciudadanos. ¿Qué progreso es este que, lanzándonos a todos hacia el bienestar, deja a tantas familias sin recursos para vivir con dignidad?
La crisis está arruinando el sistema democrático. Presionados por las exigencias del dinero, los gobernantes no pueden atender a las verdaderas necesidades de sus pueblos. ¿Qué es la política si ya no está al servicio del bien común?
La disminución de los gastos sociales en los diversos campos y la privatización interesada e indigna de servicios públicos como la sanidad seguirán golpeando a los más indefensos generando cada vez más exclusión, desigualdad vergonzosa y fractura social.
Los seguidores de Jesús no podemos vivir encerrados en una religión aislada de este drama humano. Las comunidades cristianas pueden ser en estos momentos un espacio de concienciación, discernimiento y compromiso. Nos hemos de ayudara vivir con lucidez y responsabilidad. La crisis nos puede hacer más humanos y más cristianos.
También el de KamianoLa parábola del administrador infiel es, desgraciadamente, muy actual. ¡Desfalcos, prevaricación, malversación de fondos, economías ocultas, engaños…! ¿A qué nos suena? A que los hijos de las tinieblas son muy astutos y buscan como sea ser amigos del poderoso caballero Don Dinero.
Y nosotros, ¿los que no estamos perseguidos por jueces o por el amo? ¿Realmente somos tan astutos, listos, apasionados para vivir el Evangelio como el administrador infiel lo es del dinero? Ojalá que seamos más entusiastas de Dios y de su gente, los pobres, que los administradores monetarios.
El dibujo de Patxi de esta semana es muy expresivo. El dinero “ata” una barbaridad. Y el buen Dios quiere que vivamos liberados, que no nos dejemos atrapar por algo que no da la felicidad cuando se convierte en un absoluto. ¡Cuánta gente ha malogrado su vida por construir castillos de dinero en el aire! La ambición no logra la felicidad. No sirvamos al dinero. Quedémonos con Dios que es nuestro mayor bien, nuestro tesoro. Él nunca nos fallará.
Oración:
Señor, ayuda a nuestros hermanos más necesitados, a aquellos que piden una bolsa de comida para subsistir. Haz que se nos mueva el corazón a compartir, cada vez más, al ritmo de tu Corazón.
El de los Dominicos.
No se puede servir a dos señoresIª Lectura: Amós (8,4-7): Contra el dinero como religiónI.1. Hoy nos enfrentan los textos de la liturgia con esa realidad que se valora tanto en la vida de los hombres: el poder, el dinero y la vanagloria. Sabemos que la religión debe estar inmersa en la vida de cada día como planteamiento ético y no podemos soslayar los criterios más determinantes que deben identificar a una comunidad cristiana en el mundo. En este sentido, la primera lectura, tomada del profeta Amós, es una buena muestra de lo que decimos. Sabemos que el profeta de Tekoa de Israel es el representante más cualificado del profetismo social. Es una invectiva contra los mercaderes y negociantes que se percatan que la religión les estorba a sus planes; quieren que pasen las fiestas sagradas, el sábado, día del Señor, para poder emprender su tarea financiera, y con ello, las injusticias que conlleva la avaricia de los que son amantes del dinero.
I.2. No quiere decir que todos los empresarios sean avariciosos, pero el profeta sabe el terreno que pisa. El tema que el profeta vislumbre es que su religión y su dios es el dinero, pero no obstante no quieren saltarse ciertas reglas de comportamiento religioso en los días festivos religiosos; incluso algunos pueden aparentar ser muy religiosos, pero su corazón está donde está su tesoro. El profeta Amós pone el dedo en la llaga y sigue siendo bien actual.
IIª Lectura: Iª Timoteo (2,1-
: ¡Para que vivamos en paz!II.1. Seguimos la lectura de la 1Tim del domingo pasado con un trozo que es bien actual a causa de las responsabilidades de los que dirigen las naciones. Se piden oraciones por ellos para que acierten en sus decisiones. Hoy, en estos momentos, en que el mundo vive la confrontación armada en distintos territorios; en que las decisiones de los jefes de Estado ya no es solamente una responsabilidad política, sino ética; o es ética en cuento es política, no podemos ignorar el sentido de esta lectura de hoy. El mundo vive en guerra; la guerra se hacen con armas poderosas: se venden, se compran, mueren muchos inocentes; se hacen promesas de tregua y siguen hablando los cañones. Hay intereses internacionales en esos conflictos. Es necesario elevar las manos al cielo para pedir la paz y la concordia, sin cólera, sin odios ni rencores.
II.2. Dios, el Señor del mundo, tiene otra estrategia para la humanidad: la salvación y la paz. La afirmación de que “Dios quiere que todos los hombres se salven” no debería perderse nunca de vista en el planteamiento de la vida ética y social de la humanidad. El proyecto de Dios es un proyecto de vida, de felicidad y de solidaridad. El autor de la carta lo plantea –como si fuera Pablo-, como un verdadero proyecto ético cristiano. Debemos aceptar a los dirigentes, especialmente los que han sido elegidos democráticamente (aunque en el texto se hable con la mentalidad de reyes y gobernantes). Pero no tenemos por qué callar ante sus injusticias y estrategias de poder. El cristiano vive en el mundo y debe saber vivir en libertad. Pero esa libertad está inserta en su corazón, porque el cristiano se siente verdaderamente hijo de Dios.
Evangelio: Lucas (16,1-13) ¡Con el dinero no se juega!: Otra lectura del dichoIII.1. El evangelio de hoy es uno de los momentos más sociales de la obra de Lucas, en consonancia con el mensaje del profeta Amós. Corresponde este texto a la primera parte de Lc 16, y quiere mostrar el planteamiento nuevo de cómo los discípulos tienen que comportarse en este mundo, en el que uno de los valores más deseados por todos es la riqueza (lo que es lo más estimable para los hombres). El ejemplo del administrador sagaz, listo, inteligente, que no injusto propiamente hablando, es el punto de partida de toda la enseñanza de los vv. 9-13 (que es lo que se propone propiamente para el evangelio de hoy, en que se puede omitir la lectura de la parábola, aunque es ésta la que debía explicarse en profundidad); aquí se desestabiliza prácticamente la tradición representada por los fariseos, justificada desde hacía tiempo por la tesis de que la riqueza era considerada como una bendición de Dios (Cf Prov 3,16; 8,18; 10,22; 11,16; 21, 17; 22,4), olvidando la crítica profética contra los que amontonan poder y riquezas.
III.2. Al final de la parábola del administrador sagaz, el v.8 plantea el interrogante de cómo ha podido ser alabado un hombre que ha actuado de forma y manera que la fortuna del «hombre rico» va a quedar reducida, ya que los dos casos que se nos presentan solamente sirven de modelo paradigmático de todos los deudores – «y llamando a cada uno de los deudores de su señor» v.5, es decir a “todos”. La parábola, muy probablemente, ha sido transformada desde una historia singular de un administrador de un hombre rico, a una narración en la que indirectamente está presente Dios como «señor», quien ha puesto las riquezas de la creación al servicio de los hombres, y nosotros solamente somos administradores que un día debemos dar cuentas de nuestra actuación. Todo lo que sea acumular riquezas es una injusticia, una falsedad. Esa es la razón por la cual es alabado el ad¬ministrador tras haber sido informado «el señor» de su proceder. Porque este Señor de la parábola no es un vulgar terrateniente, que acumula riquezas injustamente, sino el dueño del mundo. La acusación o difamación que se había hecho de este ecónomo, se va a volver en contra de los mismos difamadores. Este hombre es el que ha entendido de verdad la forma en que deben tratarse y usarse las riquezas en este mundo: con equidad. Por eso, el hombre rico de esta parábola ha pasado a ser el Señor, el juez de todos los hombres ricos de este mundo, que en vez de ser administradores «que actúan sagazmente», se han quedado en ser ricos, acumulando riquezas, endeudando a los pobres cada vez más y exigiéndoles más de lo que pueden dar.
III.3. El administrador, por el contrario, es un ejemplo. Él ha podido enriquecerse sin medida y, sin embargo, a la hora de entregar las cuentas de su administración, se encuentra con las manos vacías. En lo único en que puede confiar es en haber actuado con prudencia, con sagacidad, con sabiduría y equidad con los deudores. La aplicación del v.9 : «y yo os digo: haceos amigos con el Mammona (dinero) de la injusticia, para que cuando venga a faltar os reciban en las moradas eternas», es lo mismo que ha hecho el administrador de la parábola, según la reflexión que él mismo se hace en el v. 4. El v. 9, siempre ha planteado problemas de traducción: pero lo que llanamente se quiere decir es que en vez de hacerse con las riquezas, que son engañosas, lo que debemos es preocuparnos de hacer amigos, es decir, hacer el bien con ellas, cuando se poseen o se administran. Con las riquezas, lo que uno debe pretender es hacerse amigos, haciendo el bien, en vez de acumular poder. Esto es, en verdad lo más práctico (phrónimos), lo más justo y lo más positivo que los cristianos deben hacer con los bienes que Dios nos ha encomendado en este mundo. No se puede hacer amigos, si no es compartiendo con ellos los bienes; es la mejor manera de usar las riquezas. Lo contrario, además de ser un escándalo en la perspectiva del Reino, nos cierra el futuro que está en las manos de Dios.
III.4. Podemos entender ahora que “el señor” –que claramente en la parábola no puede ser más que Dios-, haya felicitado al gerente, porque ha sabido actuar de manera que las riquezas no vengan a ser injustas o engañosas. Casi todos consideran las riquezas en este mundo como el futuro más seguro, y debe ser verdad, si no fuera porque un día debemos enfrentarnos con la realidad de que tenemos que desprendernos de todo y dar cuentas al Señor. Se hace mención de Mammona, que es un juego de palabras; en su raíz aramea expresa esa seguridad, y de ahí su injusticia, porque ellas roban toda la armonía, la equidad y la sabiduría humana. Un día hay que dejarlo todo; por eso, lo verdaderamente inteligente es hacer lo que hizo el administrador, quien, al contrario de los criterios de los que sirven a dos señores, a Dios y a la seguridad del dinero, ha preferido servir a su señor, usando las riquezas que se le han encomendado para hacerse amigo de los hombres, en vez de contribuir a acumular riquezas engañosas para él o para el señor.
III.5. Se dice que la imagen de la comunidad lucana es un reflejo del objetivo social concreto que afecta a toda su obra: el equilibrio económico intracomunitario. Ello no significa, sin embargo, que tuviera «in mente» un programa de tipo socio-político para toda la sociedad. Los intereses profundos que mueven a Lucas se reducen a planteamientos de una ética que se implica en el seguimiento, en el discipulado cristiano; tratando, por otra parte, de dar respuesta a problemas concretos de las relaciones entre ricos y pobres, y de las opciones que debía tomar su comunidad respecto de las riquezas para vivir de acuerdo con los criterios del Reino de Dios. Lucas lo tiene claro: no se puede servir a Dios y al dinero.
Fraternalmente.-
[/align] 22 septiembre, 2013 a las 8:26 #18755Anónimo
Inactivo[align=justify]Con retraso os dejo los comentarios al Evangelio de hoy.CON DINERO, PERO SIN FELICIDADPara aprender a vivir de manera nueva, lo primero y más importante no es hacer grandes esfuerzos para cambiar nuestra vida. Lo decisivo es atrevemos a ver las cosas tal como son, dándoles su verdadero nombre.
Es sorprendente con qué sencillez desenmascara Jesús nuestras falsas ilusiones. Escuchemos sus palabras: «No podéis servir a Dios y al Dinero». Nosotros creemos que nos servimos del dinero; Jesús nos habla de que servimos al dinero. Pensamos que somos dueños de nuestro dinero, y no vemos que es el dinero nuestro dueño y señor. Creemos poseer las cosas, y no nos damos cuenta de que las cosas nos poseen.
Nuestra sed de tener siempre más nace sencillamente de nuestra inseguridad. Necesitamos reafirmamos a nosotros mismos, protegernos ante los demás, asegurarnos el futuro. Pero cometemos un grave error. Cuantas más cosas poseemos, más crece nuestra preocupación. Más difícil se nos hace asegurar nuestra felicidad.
La razón es sencilla. Si depositamos nuestra felicidad en las cosas, el dinero o la cuenta corriente, y les entregamos el poder de hacernos felices, nuestra felicidad corre un riesgo cada vez mayor. La fuente de nuestra felicidad ya no está en nosotros mismos, sino en esas cosas y ese dinero que tenemos que defender y asegurar contra todos y contra todo.
Por lo general, las personas prefieren hacer dinero y tener cada vez más cosas en vez de vivir y ser felices. No quieren ver que, precisamente, vivir esclavos de tantas cosas es lo que les impide saborear la vida.
Mientras se agotan discurriendo qué último modelo adquirirán, con qué artículo sofisticado nos sorprenderán, ni ellos mismos se dan cuenta cómo se van incapacitando para disfrutar todo lo
bueno, lo grande y hermoso que se encierra en una vida sencilla y modesta.
La dicha no es algo que se alcanza poseyendo cosas, sino algo que comenzamos a intuir y experimentar cuando nuestro corazón se va liberando de tantas ataduras y esclavitudes.
NO SOLO CRISIS ECONÓMICA“No podéis servir a Dios y al Dinero”. Estas palabras de Jesús no pueden ser olvidadas en estos momentos por quienes nos sentimos sus seguidores, pues encierran la advertencia más grave que ha dejado Jesús a la Humanidad. El Dinero, convertido en ídolo absoluto, es el gran enemigo para construir ese mundo más justo y fraterno, querido por Dios.
Desgraciadamente, la riqueza se ha convertido en nuestro mundo globalizado en un ídolo de inmenso poder que, para subsistir, exige cada vez más víctimas y deshumaniza y empobrece cada vez más la historia humana. En estos momentos nos encontramos atrapados por una crisis generada en gran parte por el ansia de acumular.
Prácticamente, todo se organiza, se mueve y dinamiza desde esa lógica: buscar más productividad, más consumo, más bienestar, más energía, más poder sobre los demás… Esta lógica es imperialista. Si no la detenemos, puede poner en peligro al ser humano y al mismo Planeta.
Tal vez, lo primero es tomar conciencia de lo que está pasando. Esta no es solo una crisis económica. Es una crisis social y humana. En estos momentos tenemos ya datos suficientes en nuestro entorno y en el horizonte del mundo para percibir el drama humano en el que vivimos inmersos.
Cada vez es más patente ver que un sistema que conduce a una minoría de ricos a acumular cada vez más poder,
abandonando en el hambre y la miseria a millones de seres humanos, es una insensatez insoportable. Inútil mirar a otra parte.Ya ni las sociedades más progresistas son capaces de asegurar un trabajo digno a millones de ciudadanos. ¿Qué progreso es este que, lanzándonos a todos hacia el bienestar, deja a tantas familias sin recursos para vivir con dignidad?
La crisis está arruinando el sistema democrático. Presionados por las exigencias del dinero, los gobernantes no pueden atender a las verdaderas necesidades de sus pueblos. ¿Qué es la política si ya no está al servicio del bien común?
La disminución de los gastos sociales en los diversos campos y la privatización interesada e indigna de servicios públicos como la sanidad seguirán golpeando a los más indefensos generando cada vez más exclusión, desigualdad vergonzosa y fractura social.
Los seguidores de Jesús no podemos vivir encerrados en una religión aislada de este drama humano. Las comunidades cristianas pueden ser en estos momentos un espacio de concienciación, discernimiento y compromiso. Nos hemos de ayudara vivir con lucidez y responsabilidad. La crisis nos puede hacer más humanos y más cristianos.
También el de KamianoLa parábola del administrador infiel es, desgraciadamente, muy actual. ¡Desfalcos, prevaricación, malversación de fondos, economías ocultas, engaños…! ¿A qué nos suena? A que los hijos de las tinieblas son muy astutos y buscan como sea ser amigos del poderoso caballero Don Dinero.
Y nosotros, ¿los que no estamos perseguidos por jueces o por el amo? ¿Realmente somos tan astutos, listos, apasionados para vivir el Evangelio como el administrador infiel lo es del dinero? Ojalá que seamos más entusiastas de Dios y de su gente, los pobres, que los administradores monetarios.
El dibujo de Patxi de esta semana es muy expresivo. El dinero “ata” una barbaridad. Y el buen Dios quiere que vivamos liberados, que no nos dejemos atrapar por algo que no da la felicidad cuando se convierte en un absoluto. ¡Cuánta gente ha malogrado su vida por construir castillos de dinero en el aire! La ambición no logra la felicidad. No sirvamos al dinero. Quedémonos con Dios que es nuestro mayor bien, nuestro tesoro. Él nunca nos fallará.
Oración:
Señor, ayuda a nuestros hermanos más necesitados, a aquellos que piden una bolsa de comida para subsistir. Haz que se nos mueva el corazón a compartir, cada vez más, al ritmo de tu Corazón.
El de los Dominicos.
No se puede servir a dos señoresIª Lectura: Amós (8,4-7): Contra el dinero como religiónI.1. Hoy nos enfrentan los textos de la liturgia con esa realidad que se valora tanto en la vida de los hombres: el poder, el dinero y la vanagloria. Sabemos que la religión debe estar inmersa en la vida de cada día como planteamiento ético y no podemos soslayar los criterios más determinantes que deben identificar a una comunidad cristiana en el mundo. En este sentido, la primera lectura, tomada del profeta Amós, es una buena muestra de lo que decimos. Sabemos que el profeta de Tekoa de Israel es el representante más cualificado del profetismo social. Es una invectiva contra los mercaderes y negociantes que se percatan que la religión les estorba a sus planes; quieren que pasen las fiestas sagradas, el sábado, día del Señor, para poder emprender su tarea financiera, y con ello, las injusticias que conlleva la avaricia de los que son amantes del dinero.
I.2. No quiere decir que todos los empresarios sean avariciosos, pero el profeta sabe el terreno que pisa. El tema que el profeta vislumbre es que su religión y su dios es el dinero, pero no obstante no quieren saltarse ciertas reglas de comportamiento religioso en los días festivos religiosos; incluso algunos pueden aparentar ser muy religiosos, pero su corazón está donde está su tesoro. El profeta Amós pone el dedo en la llaga y sigue siendo bien actual.
IIª Lectura: Iª Timoteo (2,1-
: ¡Para que vivamos en paz!II.1. Seguimos la lectura de la 1Tim del domingo pasado con un trozo que es bien actual a causa de las responsabilidades de los que dirigen las naciones. Se piden oraciones por ellos para que acierten en sus decisiones. Hoy, en estos momentos, en que el mundo vive la confrontación armada en distintos territorios; en que las decisiones de los jefes de Estado ya no es solamente una responsabilidad política, sino ética; o es ética en cuento es política, no podemos ignorar el sentido de esta lectura de hoy. El mundo vive en guerra; la guerra se hacen con armas poderosas: se venden, se compran, mueren muchos inocentes; se hacen promesas de tregua y siguen hablando los cañones. Hay intereses internacionales en esos conflictos. Es necesario elevar las manos al cielo para pedir la paz y la concordia, sin cólera, sin odios ni rencores.
II.2. Dios, el Señor del mundo, tiene otra estrategia para la humanidad: la salvación y la paz. La afirmación de que “Dios quiere que todos los hombres se salven” no debería perderse nunca de vista en el planteamiento de la vida ética y social de la humanidad. El proyecto de Dios es un proyecto de vida, de felicidad y de solidaridad. El autor de la carta lo plantea –como si fuera Pablo-, como un verdadero proyecto ético cristiano. Debemos aceptar a los dirigentes, especialmente los que han sido elegidos democráticamente (aunque en el texto se hable con la mentalidad de reyes y gobernantes). Pero no tenemos por qué callar ante sus injusticias y estrategias de poder. El cristiano vive en el mundo y debe saber vivir en libertad. Pero esa libertad está inserta en su corazón, porque el cristiano se siente verdaderamente hijo de Dios.
Evangelio: Lucas (16,1-13) ¡Con el dinero no se juega!: Otra lectura del dichoIII.1. El evangelio de hoy es uno de los momentos más sociales de la obra de Lucas, en consonancia con el mensaje del profeta Amós. Corresponde este texto a la primera parte de Lc 16, y quiere mostrar el planteamiento nuevo de cómo los discípulos tienen que comportarse en este mundo, en el que uno de los valores más deseados por todos es la riqueza (lo que es lo más estimable para los hombres). El ejemplo del administrador sagaz, listo, inteligente, que no injusto propiamente hablando, es el punto de partida de toda la enseñanza de los vv. 9-13 (que es lo que se propone propiamente para el evangelio de hoy, en que se puede omitir la lectura de la parábola, aunque es ésta la que debía explicarse en profundidad); aquí se desestabiliza prácticamente la tradición representada por los fariseos, justificada desde hacía tiempo por la tesis de que la riqueza era considerada como una bendición de Dios (Cf Prov 3,16; 8,18; 10,22; 11,16; 21, 17; 22,4), olvidando la crítica profética contra los que amontonan poder y riquezas.
III.2. Al final de la parábola del administrador sagaz, el v.8 plantea el interrogante de cómo ha podido ser alabado un hombre que ha actuado de forma y manera que la fortuna del «hombre rico» va a quedar reducida, ya que los dos casos que se nos presentan solamente sirven de modelo paradigmático de todos los deudores – «y llamando a cada uno de los deudores de su señor» v.5, es decir a “todos”. La parábola, muy probablemente, ha sido transformada desde una historia singular de un administrador de un hombre rico, a una narración en la que indirectamente está presente Dios como «señor», quien ha puesto las riquezas de la creación al servicio de los hombres, y nosotros solamente somos administradores que un día debemos dar cuentas de nuestra actuación. Todo lo que sea acumular riquezas es una injusticia, una falsedad. Esa es la razón por la cual es alabado el ad¬ministrador tras haber sido informado «el señor» de su proceder. Porque este Señor de la parábola no es un vulgar terrateniente, que acumula riquezas injustamente, sino el dueño del mundo. La acusación o difamación que se había hecho de este ecónomo, se va a volver en contra de los mismos difamadores. Este hombre es el que ha entendido de verdad la forma en que deben tratarse y usarse las riquezas en este mundo: con equidad. Por eso, el hombre rico de esta parábola ha pasado a ser el Señor, el juez de todos los hombres ricos de este mundo, que en vez de ser administradores «que actúan sagazmente», se han quedado en ser ricos, acumulando riquezas, endeudando a los pobres cada vez más y exigiéndoles más de lo que pueden dar.
III.3. El administrador, por el contrario, es un ejemplo. Él ha podido enriquecerse sin medida y, sin embargo, a la hora de entregar las cuentas de su administración, se encuentra con las manos vacías. En lo único en que puede confiar es en haber actuado con prudencia, con sagacidad, con sabiduría y equidad con los deudores. La aplicación del v.9 : «y yo os digo: haceos amigos con el Mammona (dinero) de la injusticia, para que cuando venga a faltar os reciban en las moradas eternas», es lo mismo que ha hecho el administrador de la parábola, según la reflexión que él mismo se hace en el v. 4. El v. 9, siempre ha planteado problemas de traducción: pero lo que llanamente se quiere decir es que en vez de hacerse con las riquezas, que son engañosas, lo que debemos es preocuparnos de hacer amigos, es decir, hacer el bien con ellas, cuando se poseen o se administran. Con las riquezas, lo que uno debe pretender es hacerse amigos, haciendo el bien, en vez de acumular poder. Esto es, en verdad lo más práctico (phrónimos), lo más justo y lo más positivo que los cristianos deben hacer con los bienes que Dios nos ha encomendado en este mundo. No se puede hacer amigos, si no es compartiendo con ellos los bienes; es la mejor manera de usar las riquezas. Lo contrario, además de ser un escándalo en la perspectiva del Reino, nos cierra el futuro que está en las manos de Dios.
III.4. Podemos entender ahora que “el señor” –que claramente en la parábola no puede ser más que Dios-, haya felicitado al gerente, porque ha sabido actuar de manera que las riquezas no vengan a ser injustas o engañosas. Casi todos consideran las riquezas en este mundo como el futuro más seguro, y debe ser verdad, si no fuera porque un día debemos enfrentarnos con la realidad de que tenemos que desprendernos de todo y dar cuentas al Señor. Se hace mención de Mammona, que es un juego de palabras; en su raíz aramea expresa esa seguridad, y de ahí su injusticia, porque ellas roban toda la armonía, la equidad y la sabiduría humana. Un día hay que dejarlo todo; por eso, lo verdaderamente inteligente es hacer lo que hizo el administrador, quien, al contrario de los criterios de los que sirven a dos señores, a Dios y a la seguridad del dinero, ha preferido servir a su señor, usando las riquezas que se le han encomendado para hacerse amigo de los hombres, en vez de contribuir a acumular riquezas engañosas para él o para el señor.
III.5. Se dice que la imagen de la comunidad lucana es un reflejo del objetivo social concreto que afecta a toda su obra: el equilibrio económico intracomunitario. Ello no significa, sin embargo, que tuviera «in mente» un programa de tipo socio-político para toda la sociedad. Los intereses profundos que mueven a Lucas se reducen a planteamientos de una ética que se implica en el seguimiento, en el discipulado cristiano; tratando, por otra parte, de dar respuesta a problemas concretos de las relaciones entre ricos y pobres, y de las opciones que debía tomar su comunidad respecto de las riquezas para vivir de acuerdo con los criterios del Reino de Dios. Lucas lo tiene claro: no se puede servir a Dios y al dinero.
Fraternalmente.-
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