Inicio Foros Formación cofrade Santoral 05/10/2018 San Mauro de Glanfeuil, monje y abad.

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    Santos: Astiero, confesor; Plácido, Eutiquio, Victorino, Donato, Firmato, Flaviana, Palmacio, mártires; Caritina, virgen y mártir; aurea, Flavina, Flora, Faustina Kowalsca, vírgenes; Froilán, Gala, Apolinar, Atilano, Diviciano, Marcelino, Masalvio, obispos; Traseas, obispo y mártir; Tranquilino Ubiarco Robles, sacerdote y mártir; Firmato, diácono; Simón, monje; Mauro, Plácido, Aimardo, Mauricio, abades.

    San Mauro de Glanfeuil, monje y abad.

    El nombre de nuestro santo de hoy, significa aquel que procede de Mauritania y es de origen latino.

    Nació en Roma de una familia ilustre el año 511. Se educa desde su adolescencia bajo la dirección de San Benito, llegando a ingresar en su orden donde llega a ser Abad y fundador de muchos monasterios en Francia.

    Hasta hace pocos años la Orden benedictina celebraba la fiesta de estos dos santos en fechas separadas, pero ahora, el Martirologio Romano, los ha unido en una sola fecha. En verdad es imposible separar a estos dos primeros discípulos de San Benito, porque todo lo que sabemos de los dos se encuentra en los pasajes de la Vida de San Benito, escrita por San Gregorio Magno.

    Dada la gran fama de santidad que alcanzó San Benito en la época en que vivió en Subiaco, muchas nobles familias romanas solían confiarle a sus hijos para que los educasen en el monasterio. Se narra la entrega de varios de ellos a San Benito por parte de sus padres: Esquicio ofrece a Mauro, y Plácido es ofrecido por el patricio Tertulio. El segundo hizo célebre a San Mauro en la historia de la ascética cristiana por su obediencia incondicional, premiada con un milagro.

    Mientras San Benito oraba, vio como en visión que el niño Plácido, al ir a sacar agua del lago, se había caído y estaba por ahogarse. El santo Abad llamó a Mauro y le dijo: «Hermano mío Mauro, corre al lago porque aquel muchachito que fue por agua se ha caído y se está ahogando». Inmediatamente fue corriendo al lago y llegó hasta donde estaba Plácido; lo agarró por los cabellos y lo sacó a la orilla. Sólo entonces se dio cuenta que había caminado sobre las aguas, como le sucedió a Pedro en el lago de Tiberíades.

    Maravillado, le contó a San Benito lo que había pasado. Este atribuyó humildemente el prodigio a los méritos de Mauro, pero el discípulo estaba convencido de lo contrario, o sea, que el mérito era de San Benito. Efectivamente, Plácido lo confirmó cuando le dijo que él había tenido la impresión de haberse agarrado de la capa del Abad: «…y me parecía que él me sacaba del agua».

    Lo demás que sabemos de los dos santos discípulos de San Benito, más de lo que narra San Gregorio, se debe a una biografía apócrifa, escrita a mediados del siglo IX. Mauro fue enviado a Francia por su maestro, y en Glanfeuil en Anjou fundó el primer monasterio benedictino que, gracias al apoyo del rey, se desarrollo rápidamente. El biógrafo le atribuye varios milagros, como el de la resurrección de un joven que declaró que así se había librado de las penas del infierno. Pero son de dudosa credibilidad.

    Más inciertas son las noticias respecto de los últimos años de San Plácido. La piadosa fantasía de otro biógrafo lo colocó en la lista de los mártires; según ella Plácido fue martirizado en Sicilia por los sarracenos. Pero esto último es todavía mucho más dudoso y por ello ha sido cambiado en los últimos martirologios.

    Mauro murió en el monasterio francés a la edad de 72 años, después que una peste había llevado a la tumba a muchos de sus monjes.

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