Santos: Leocadia, Casaria, Gorgonia, vírgenes; Valeria, virgen y mártir; Daniel, Julián, Próculo, Severo, Siro, Restituto, Víctor, obispos; Aumonio, Basilio, Eusebio, Basiano, Primitivo, Mirón, Lucio, Pedro, Suceso, Hiparco, Filoteo, Santiago, Paragro, Habido, Romano, mártires; Balda, abadesa; Cipriano, abad; Ulrico, eremita; Wulfilda, abadesa.
Santa Valeria de Limoges, virgen y mártir.
Según la leyenda, Marcial, obispo de Limoges, convirtió y bautizó a Valeria y a su madre, Susana. Susana murió poco tiempo después, dejando a Marcial una gran fortuna. Valeria, ya cristiana, legó a los pobres la parte de su herencia y consagro a Dios su virginidad.
Esteban, su prometido, regresó de la guerra, y Valeria, continúa la tradición, le rogó que olvidase sus amores, confesándole cómo se había prometido a otro y más poderoso Señor. Pero el celoso enamorado, no le dejó terminar las explicaciones: sacó la espada, y le cortó la cabeza.
Y entonces, mientras su alma volaba al cielo, el cuerpo de Valeria se levantó, recogió su cabeza, se encaminó a deponerlo a los pies de Marcial. El novio que vio esto, se arrodilló llorando a los pies del obispo, pidiéndole perdón, cumplió una amarga penitencia, y finalmente recibió el bautismo.
Hasta aquí la leyenda. Sabemos que existen los restos de una mártir en Limoges venerada antes del año Mil.