Santos: Perfecto de Córdoba, presbítero y mártir; Eleuterio, Cosme, Eugenio, Eusebio, Galdino, Gebuino, obispos; Atanasia, Aya, Abrahán, confesores; Amideo de Amideis, fundador; Apolonio, Antía (Antila), Ciro, Corebo, Calócero, Plácido, mártires; María de la Encarnación, fundadora; Juan de Epiro, obrero; Andrés Hibernón, monje (beatos).
San Calócero de Brescia, soldado y mártir
Era el jefe de los soldados del emperador Adriano, a quiénes habían confiado la custodia de los hermanos santos Faustino y Jovita.
Como sucede en otras leyendas, el heroísmo demostrado por estos dos mártires durante los tormentos, fueron la causa principal que le llevó a la conversión.
Desde entonces, de perseguidor se convierte en perseguido, ya que el emperador Adriano, disgustado por su traición, ordenó a los soldados que lo matasen en cuanto lo divisaran, como así hicieron. Realmente todo esto pertenece a la leyenda y no se sabe nada de él.