Inicio Foros Formación cofrade Santoral 21/07/2018 Santos Simeón «Salos» y Juan, eremitas.

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    Santos: Lorenzo de Brindis, presbítero y doctor de la Iglesia; Abamón, Adrián, Elio, Víctor, Práxedes, Julia, Claudio, Justo, Jocundo, Alejandro, Longinos, Feliciano, Juan, mártires; Alberico Crescitelli, sacerdote mártir, Ana Wang, joven, Andrés Wang Tianquing, niño, y compañeros mártires chinos; Arbogasto, abad; Domnino, Ignacio, Crimoaldo, Gondulfo, confesores; Zótico, obispo; Reinilda, virgen; Simeón, Juan, monjes eremitas; Daniel, profeta.

    Santos Simeón «Salos» y Juan, eremitas.

    Simeón se retiró con su amigo San Juan a un desierto de los alrededores del Mar Muerto, donde vivió veintinueve años, practicando las más severas penitencias. Jamás olvidó que para ser verdaderamente humilde hay que amar la humillación; que, por lo menos, hay que recibir con resignación las humillaciones que Dios nos envía y reconocer que son menores de lo que merecemos; que, algunas veces, es bueno buscar directamente las humillaciones, y que en esto, la prudencia humana no es siempre la mejor guía. Tan lógicamente aplicó el santo estos principios que cuando se trasladó a Emesa (actual Homs), en la región siria de Orontes, las gentes del lugar le aplicaron el apodo de «salos», que en griego significa «loco». Así, por ser verdaderamente cuerdo, San Simeón fue considerado como loco, pero Dios premió su amor por la humildad con gracias extraordinarias y con el don de milagros.

    No sabemos exactamente en qué año murió San Simeón; pero ciertamente su muerte ocurrió poco después del terremoto del año 588. Hay que confesar que la humildad de este santo rayaba en la excentricidad. Alban Butler comenta que no estamos obligados a imitar en todo a Simeón y que sería un pecado de presunción el hacerlo así sin un llamamiento especial de Dios, pero que su ejemplo debería llenarnos de confusión por la mala gana con que soportamos las menores ofensas a nuestro amor propio. En realidad debemos admitir que en ocasiones San Simeón no parecía del todo cuerdo. El historiador Evagrio, contemporáneo del santo, nos dejó un relato bastante completo de su vida.

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