28/11/2019 Santa Teodora de Rossano, abadesa.

Santos: Santiago de la Marca, Hilario, Quieta, confesores; Catalina Labouré, Teodora, vírgenes; Acario, Mansueto, Teodoro, Papiniano, obispos; Rufo, mártir; Sóstenes, discípulo de San Pablo; Esteban el Joven, abad; Basilio, monje; Pedro, Andrés, monjes y mártires.

Santa Teodora de Rossano, abadesa.

Nació alrededor del año 910 en Rossano, Calabria, Italia.

Fue hija de Eusebio y Rosália. Se dedicó desde muy joven a obras de caridad y a preservar su virginidad y decidida en abandonar los hábitos mundanos, a la edad de 15 años, entró en el Monasterio de San Opoli, poniéndose bajo la dirección de San Nilo el Joven.

Se distinguió por su gran devoción, convirtiéndose en una guía natural para otros jóvenes que lo tomaron como ejemplo.

Tiempo después, San Nilo quiso recompensar tanto compromiso: cuando comenzó la construcción del Oratorio de Santa Anastasia debido y gracias a la generosidad que tuvo de un devoto de nombre Eusebio. El santo, le entregó la dirección del mismo a Teodora, que reunió allí a todos los jóvenes que deseaban consagrarse a Dios y a las monjas, junto a sus compañeros del Monasterio de San Opoli.

Teodora permaneció allí toda su vida.

Murió, el 28 de noviembre de 980, teniendo según la tradición, 70 años.

En cuanto al sitio de su tumba, hay dudas: según algunos, fue enterrada en la catedral de Rossano, pero según testimonios escritos por dos contemporáneos del santo, Eugenio y Beltrano, el cuerpo de la abadesa fue enterrado en el Monasterio de Santa Anastasia, donde los restos de mujeres bendecidas eran generalmente custodios.