Inicio Foros Formación cofrade Evangelio Dominical y Festividades Comentario al Evangelio del domingo 08/05

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  • #7435
    Anónimo
    Inactivo

    Hola a todos:

    Adjunto comentarios al Evangelio del domingo. Toca el «milagro» de Emaús.

    LA TENTACION DE LA HUIDA

    No son pocos los que miran hoy a la Iglesia con pesimismo y desencanto. No es la que ellos desearían. Una Iglesia viva y dinámica, fiel a Jesucristo, comprometida realmente en construir una sociedad más humana.

    La ven inmóvil y desfasada, excesivamente ocupada en defender una moral obsoleta que ya a pocos interesa, haciendo penosos esfuerzos por recuperar una credibilidad que parece encontrarse «bajo mínimos».

    La perciben como una institución que está ahí casi siempre para acusar y condenar, pocas veces para ayudar e infundir esperanza en el corazón humano.

    La sienten con frecuencia triste y aburrida y, de alguna manera, intuyen con G. Bernanos que «lo contrario de un pueblo cristiano es un pueblo triste».

    La tentación fácil es el abandono y la huida. Algunos hace tiempo que lo hicieron, incluso de manera ostentosa. Hoy afirman casi con orgullo creer en Dios, pero no en la Iglesia.

    Otros, tal vez, se van distanciando de ella poco a poco, «de puntillas y sin hacer ruido». Sin advertirlo apenas nadie, se va apagando en su corazón el afecto y la adhesión de otros tiempos.

    Ciertamente, sería una equivocación alimentar en estos momentos un optimismo superficial e ingenuo, pensando que llegarán tiempos mejores. Más grave aún sería cerrar los ojos e ignorar la mediocridad y el pecado de la Iglesia.

    Pero nuestro mayor pecado sería «huir hacia Emaús», abandonar la comunidad y dispersarnos cada uno por su camino, movidos sólo por la decepción y el desencanto.

    Hemos de aprender «la lección de Emaús». La solución no está en abandonar la Iglesia, sino en rehacer nuestra vinculación con algún grupo cristiano, comunidad, movimiento o parroquia donde poder compartir y reavivar nuestra esperanza.

    Donde unos hombres y mujeres caminan preguntándose por Jesús y ahondando en su mensaje, allí se hace presente Jesús Resucitado. Es fácil que un día, al escuchar el evangelio, sientan de nuevo «arder su corazón».

    Donde unos creyentes se encuentran para celebrar juntos la Eucaristía, allí está Jesús Resucitado alimentando sus vidas. Es fácil que un día «se abran sus ojos» y lo vean.

    Por muy muerta que aparezca ante nuestros ojos, en la Iglesia habita Jesús Resucitado. Por eso, también aquí tienen sentido los versos de A. Machado: «Creí mi hogar apagado, revolví las cenizas…, me quemé la mano».

    ¿QUE HA SIDO DE LA ALEGRIA ?

    ¿No ardía nuestro corazón …?

    Los relatos pascuales nos hablan sin excepción de la alegría irreprimible que inunda el corazón de los creyentes al encontrarse con el resucitado.

    Los discípulos de Emaús en «el viaje de vuelta de la desesperanza» sienten que su corazón arde y se ilumina con la presencia y compañía del Señor.

    ¿Dónde está hoy esa alegría pascual? ¿Qué ha sido de ella en esta Iglesia, a veces tan cansada y temerosa, como sociedad que hubiera dado ya lo mejor de sí misma y, exhausta de fuerzas, tratara de buscar apoyos diversos fuera de Aquel que la puede llenar de vigor y alegría nueva?

    ¿Dónde está la alegría pascual en esa Iglesia, con frecuencia, tan seria, tan poco dada a la sonrisa, con tan poco humor para reconocer sus propios errores y limitaciones, tan ocupada en girar una y otra vez en torno a sus propios problemas, buscando su propia defensa más que la de la humanidad entera?

    ¿Dónde está el gozo pascual en esos cristianos que siguen «practicando la religión» tristes y aburridos, sin haber descubierto con emoción lo que es celebrar la vida cristiana?

    Se diría que los cristianos no somos capaces de vivir la alegría cristiana , y a la larga, ni siquiera de aparentarla.

    Porque esta alegría que se respira junto al resucitado no es el optimismo ingenuo de quien no tiene problemas. No es tampoco la satisfacción que produce el haber saciado nuestros deseos o el placer que se obtiene del confort, la comodidad y la posesión.

    Esta alegría es fruto de una presencia del Señor en el fondo del alma y en medio de la vida. Una presencia que llena de paz, disipa el temor, dilata nuestras fuerzas, nos hace aceptar con serenidad nuestras limitaciones, nos hace vivir ante la presencia del Dios de la vida. Esta alegría no se da sin amor y oración. Es alegría que se experimenta como «nuevo comienzo» y resurrección. Es fruto del encuentro sincero y agradecido con el Señor que pide calladamente albergue y acogida. J. M. Velasco llega a decir que «tan central es esta experiencia para la vida cristiana que puede decirse sin exageración que ser cristiano es haber hecho esta experiencia y desgranarla en vivencias, actitudes, palabras y acciones a lo largo de la vida».

    Esta alegría no se vive de espaldas al sufrimiento del mundo. Al contrario, sólo es posible cuando uno ha percibido que este mundo de muerte, tan triste, maltrecho y sombrío, es aceptado con amor y ternura infinitas por ese Dios que ha resucitado a Jesús de la muerte. ¿No ha de ser hoy una de las tareas más importantes de la Iglesia redescubrir esta alegría en su propio corazón que es Cristo resucitado e irradiarla y difundirla en la sociedad?

    Espero que os valga.

    #12075
    Anónimo
    Inactivo

    Buenas a todos:

    Cada semana, además de colgar el comentario al Evangelio, voy a intentar colgar un dibujo. Dibujo realizado por Fano referente al Evangelio dominical. Los cuelga todas las semanas en la web de la Diócesis de Málaga; solo tenéis que entrar en ella. Yo, los cuelgo aquí. Son muy buenos. Hay un Vía Cruis que es magnífico, pero pesa mucho. Con el administrador intentaré colgarlo para que lo tengáis.

    Fraternalmente.-

    #18128
    Anónimo
    Inactivo

    Buenas a todos:

    Cada semana, además de colgar el comentario al Evangelio, voy a intentar colgar un dibujo. Dibujo realizado por Fano referente al Evangelio dominical. Los cuelga todas las semanas en la web de la Diócesis de Málaga; solo tenéis que entrar en ella. Yo, los cuelgo aquí. Son muy buenos. Hay un Vía Cruis que es magnífico, pero pesa mucho. Con el administrador intentaré colgarlo para que lo tengáis.

    Fraternalmente.-

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