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18 julio, 2011 a las 12:03 #7454
Anónimo
Inactivo[align=justify]Queridos cofrades.Siguiendo la sugerencia de un visitante de este foro, voy a colgar una serie de artículos relacionados con el tema de la educación afectivo – sexual.
Permítanme tres puntualizaciones:
1.- Mucho se habla y escribe en público a cerca del sexo. Personalmente creo que
es un tema tan “personal”y que hay tantas variables a tener en cuenta (edad, entorno, madurez personal, experiencias previas, concepto del hombre, proyecto personal de vida, etc.), que pocas generalidades son aplicables a la mayoría de los individuos. Por esto no voy a entrar en pretendidas profundidades sobre el tema, pero sí considero necesario dar una serie de pinceladas que nos ayuden a centrar y contextualizar esta dimensión de la persona desde la óptica cristiana.2.- Con cuanto escribiré a continuación no pretendo sentar cátedra, sólo aportar una visión distinta del problema en cuestión, buscando sugerir reflexiones interesantes y el consenso que es posible entre personas razonables y con sentido común.
3.- Podría decirse que el hilo argumental de esta serie de artículos será esta: “No es acertado ni realista definir el sexo como un juego, a menos que se acepte también por tal a la ruleta rusa (lo del revolver con una sola bala cargada en el tambor).
Como primer plato, les sirvo una noticia espeluznante, de actualidad, publicada este mismo año hace escasas semanas:
“LAS ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL ALCANZAN EN ESPAÑA LA CIFRA MÁS ALTA DE LOS ÚLTIMOS 10 AÑOS.Según las últimas estadísticas oficiales sobre enfermedades de declaración obligatoria (EDO), publicadas en marzo de 2011 por el Instituto de Salud Carlos III, en los últimos 10 años los afectados por la sífilis y la gonococcia (gonorrea) han aumentado, respectivamente, en un 300 % y un 135%. Salvo en 2009, en que hubo una leve disminución, el incremento ha sido constante e imparable. Andalucía, Comunidad Valenciana y Madrid son las CC. Autónomas que presentan mayor índice de ETS.Por otro lado, la tasa de positivos por VIH (Sida) entre jóvenes de 13 a 20 años ha pasado del 1,8% en 2004 al 9,7% en 2009. Así lo denuncia la Asociación nacional para la defensa de la objeción de conciencia (ANDOC), que reclama una nueva política sanitaria: “Estos datos constituyen una prueba más del fracaso rotundo de las políticas sanitarios de los últimos años, trufadas de falsedades y prejuicios ideológicos”, manifiesta la Asociación. Por esto, pide “a las autoridades políticas, sanitarias, a las entidades profesionales, a las familias y a la sociedad” que, dejando al margen los proyectos ideológicos fallidos, “se afronte con rigor y sin prejuicios este gravísimo problema”.
(Noticia publicada en el semanario Alba Digital)Artículo 1ºEL ESCÁNDALO DE UN FRAUDE CON CARGO A LA SALUD DE NUESTROS JÓVENESEstoy segura de que muchos cofrades tienen hijos o nietos con edades comprendidas entre 12 y 35 años. La serie de artículos que hoy inicio va dirigida a ellos, así que, hágales un favor y páseselos.
Le resumiré el contenido de unas charlas que imparte Pam Stenzel, hija de una joven violada a los 15 años, adoptada por un matrimonio norteamericano, que tras culminar sus estudios universitarios se dedica a dar conferencias en primera persona a nivel mundial sobre la abstinencia y la fidelidad antes del matrimonio.
En las charlas combina su historia personal (admirable) con las experiencias vividas en las sesiones de terapia a jóvenes con embarazos inesperados. Son
muy pedagógicas y pueden salvar la vida de los hijos de ustedes, sus nietos o los amigos de estos en más de un sentido. De las muchas cosas que relata, voy a intentar contarles la información que da sobre enfermedades de transmisión sexual, ese problema del que no se habla a los jóvenes en España. ¡Claro que todo el mundo conoce la existencia de algunas enfermedades de transmisión sexual! Lo que desconoce es el impacto que tienen. Es aquí donde señalo, escandalizada, a las autoridades sanitarias y al ámbito científico.
La hipocresía siempre ha sido un pecado de los adultos, de los mismos que critican continuamente a la juventud, calificándola de irrespetuosa, egoísta, irreflexiva, perezosa, etc. Aunque, siendo muy benévolos, podríamos considerar simple
incoherenciaesta actitud de los adultos – que hace cierto el dicho de “haz lo que te digo, pero no lo que yo hago”-, hay una que clama al cielo:supeditar la salud de nuestros jóvenes al discurso liberal y progre abanderado por una libertad sexual sin restricciones ni responsabilidades de ningún tipo.Desde que se inició la revolución sexual en los años sesenta, todo “progre” que se precie -máxime si está en el escaparate de la política, la cultura, o algún medio de comunicación- la promociona: «¿Quién ha dicho que sea malo iniciarse en las relaciones sexuales plenas a los doce años?, ¿por qué hay que restringir el coito al marco estable del matrimonio?, ¿qué hay de malo en tener cinco o siete parejas distintas antes de casarse y mantener relaciones sexuales con todas ellas?, ¿qué valor objetivo tiene la fidelidad?», etc. Vendemos a nuestros jóvenes esta libertad con un guiño de complicidad: “para que compruebes lo guay que soy y cuanto te respeto, te doy carta blanca en este asunto”.
Cuando fruto de este comportamiento se producen embarazos inesperados, dado que la barriga se ve una enormidad y la vida humana no es un bien absoluto, se despenalizan los abortos y no pasa nada. Pero, ¡claro!, la mayoría no desearíamos pasar la experiencia de un aborto, así que, para evitar llegar a ese extremo, potenciamos el uso de todo tipo de anticonceptivos y los convertimos en la panacea de la libertad sexual.
Otra considerada lacra social, vinculada al uso y abuso del sexo, sobre todo cuando se hace público el secreto, es la homosexualidad. ¡Algo completamente absurdo teniendo en cuenta que sobre gustos no hay nada escrito!, de modo que potenciamos una brutal campaña publicitaria que vincule homosexualidad y alto poder adquisitivo. Cuando la cosa iba más o menos bien encaminada, el SIDA salta a la palestra de la opinión pública y todas las miradas se vuelven acusadoras hacia este colectivo. La gente se muere y esto tampoco se puede ocultar. Los científicos dicen con la boca pequeña que se trata de una enfermedad muy vinculada a conductas sexualmente promiscuas. Las autoridades, desbordadas y ancladas en su visión progresista de la vida, catalogan la enfermedad como pandemia difícilmente controlable (no en vano la provoca un virus), se agarran al clavo ardiendo del preservativo como única forma de minimizar su impacto y critican cruelmente al Papa y a la Iglesia cada vez que recurre al discurso de la continencia y la fidelidad, pero omiten toda mención a las otras enfermedades de transmisión sexual. ¡Como no son fulminantes!
Saben que sólo hay una forma de practicar sexo seguro, pero antes muertos que reconocerlo. ¿Y qué es lo más grave de este engaño? Que el embarazo no produce la muerte y se pasa, pero que todo el mundo es susceptible de contraer HTB, verrugas genitales, sífilis, gonorrea, clamidia, tricomona, vulvadena, uretritis, hepatitis B, SIDA, herpes, papiloma, etc. De hecho, les sucederá a 55 personas cada 24 horas, 12 de las cuales serán adolescentes, y muchos de ellos quedarán marcados de por vida.
Encantador ¿verdad?
[/align] 20 julio, 2011 a las 7:51 #12116Anónimo
InactivoArtículo 2ºEL EMBARAZO NO ES LO PEOR
[align=justify]Cuenta Pam Stenzel en sus charlas que las jovencitas se acercan aterradas a su consulta para hacerse el test de embarazo, y que cuando reciben la noticia de que la prueba es negativa la expresión de su cara refleja el ENORME ALIVIO que sienten, se consideran salvadas:– “¡Uf! -dicen- ya me puedo ir tranquila.
– Un momento señorita. ¿Ya te has hecho la prueba de HTB, verrugas genitales, sífilis, gonorrea, clamidia, tricomona, vulvadena, uretritis, hepatitis B, SIDA, herpes, etc.?
– ¿Yo?, ¿necesito pruebas de eso?”
Las jóvenes tienen cuatro veces más posibilidades de contraer alguna enfermedad de trasmisión sexual que de quedarse embarazadas ¿Porqué razón el embarazo es lo único que les preocupa?El embarazo no es una enfermedad –se lo dice una madre que estaba emarazada hace escasos 8 meses-. No es lo peor que puede ocurrir cuando se tienen relaciones sexuales. Muchas jóvenes se levantaron esta mañana pensando: “no me va a pasar a mí”, y hoy habrán contraído una enfermedad de transmisión sexual. En los años sesenta se conocían y trataban 5 enfermedades de transmisión sexual; en la actualidad hay más de 50 enfermedades, de las cuales más de 25 son muy frecuentes entre los jóvenes y el 30% de ellas son completamente incurables.Llegará el momento en que estén listos para casarse, habrán encontrado al chico/a que aman y con quien desean pasar el resto de sus vidas. Se dispondrán a entregar el anillo de compromiso, mirarán a los ojos a su novia/o y le dirán:
– “Cásate conmigo. Por cierto, tengo verrugas genitales. Se te contagiarán y nos darán tratamiento a los dos por el resto de nuestras vidas, probablemente acabarás con histerectomía radical, cáncer cervical y tal vez te mueras, pero cásate conmigo
– ¡Que bien!, gracias por compartirlo conmigo siquiera antes de la boda”
Todas las enfermedades de transmisión sexual son enfermedades con consecuencias muy serias. La clamidia, por ejemplo, es la enfermedad de transmisión sexual más común entre los adolescentes. Unos 4.000 adolescentes la contraen cada 24 horas. Es una bacteria, no un virus, por lo tanto se puede tratar con antibióticos. El problema es este: más del 80% de los jóvenes que tienen la enfermedad no presentan síntomas. ¡No se puede tratar una enfermedad que no se sabe que se tiene! Hay miles de adolescentes manteniendo relaciones sexuales y diciendo “estoy bien, no padezco ninguna enfermedad, ni conozco a nade que tenga una”. Ni se imaginan que ya la han contraído y la están contagiando.
Chicas, escuchad esto:contraed clamidia una sola vez, y tendréis entre un 20% y un 25% de posibilidades de ser estériles el resto de vuestras vidas. Contraedla dos veces, y las probabilidades aumentan hasta un 50%. Si la contraéis por tercera vez, es probable que jamás podáis tener hijos. Hay mujeres con 20 ó 30 años que dicen: “quiero tener un hijo, lo he intentado, pero no logro quedar embarazada”, y van a un especialista, las revisa y dice: – “Hay tejidos con cicatrices en la trompa de Falopio, los ovarios y el útero; tiene inflamación pélvica, alguna vez se hizo un aborto o tuvo clamidia.
– ¿Tuve una enfermedad de transmisión sexual sin enterarme?”
Es demasiado tarde. ¡Demasiado tarde!
Relata Pam Stenzel que conoció a una pareja que no podía tener hijos y quiso adoptar uno. Después de esperar mucho tiempo les avisaron diciendo que había un bebé para ellos: una madre adolescente acababa de dar a luz y deseaba entregar su hijo en adopción para procurarle una vida mejor. Fueron al hospital, recogieron al niño y se lo llevaron a casa. Al día siguiente la niña no comía y estaba letárgica. La madre adoptiva pensó que como era primeriza no sabía atender bien a su hijita. Así que llamó al pediatra, quien le pidió que la llevara a su consulta al día siguiente. Una vez allí, mientras rellenaban el parte, la niña comenzó a echar espuma por la boquita y dejó de respirar. La ingresaron de urgencias y murió dos horas más tarde. Tenía herpes. Su madre biológica se lo había contagiado. Era una chica de 14 años que quiso asistir al funeral. Se sentó junto a la madre adoptiva y le dijo llorando: “salí un viernes para acudir a un partido de futbol. Un chico me llevó a un lugar apartado y mi vida ya nunca será igual”. Cuando la madre adoptiva relataba esto, le decía a Pam: “no dejes que la muerte de mi hija haya sido en vano”.
¿Cuántas Rsx hacen falta para infectarse?Una. Os dirán que utilicéis preservativo, que esto hace seguro el sexo, que ni siquiera tenéis que haceros las pruebas porque estáis protegidos. ¡Hemos perdido la cabeza! Muchachos: ¡no es seguro! Nunca lo ha sido y nunca lo será. Usar preservativo no equivale a sexo seguro. [/align] 20 julio, 2011 a las 7:51 #18169Anónimo
InactivoArtículo 2ºEL EMBARAZO NO ES LO PEOR
[align=justify]Cuenta Pam Stenzel en sus charlas que las jovencitas se acercan aterradas a su consulta para hacerse el test de embarazo, y que cuando reciben la noticia de que la prueba es negativa la expresión de su cara refleja el ENORME ALIVIO que sienten, se consideran salvadas:– “¡Uf! -dicen- ya me puedo ir tranquila.
– Un momento señorita. ¿Ya te has hecho la prueba de HTB, verrugas genitales, sífilis, gonorrea, clamidia, tricomona, vulvadena, uretritis, hepatitis B, SIDA, herpes, etc.?
– ¿Yo?, ¿necesito pruebas de eso?”
Las jóvenes tienen cuatro veces más posibilidades de contraer alguna enfermedad de trasmisión sexual que de quedarse embarazadas ¿Porqué razón el embarazo es lo único que les preocupa?El embarazo no es una enfermedad –se lo dice una madre que estaba emarazada hace escasos 8 meses-. No es lo peor que puede ocurrir cuando se tienen relaciones sexuales. Muchas jóvenes se levantaron esta mañana pensando: “no me va a pasar a mí”, y hoy habrán contraído una enfermedad de transmisión sexual. En los años sesenta se conocían y trataban 5 enfermedades de transmisión sexual; en la actualidad hay más de 50 enfermedades, de las cuales más de 25 son muy frecuentes entre los jóvenes y el 30% de ellas son completamente incurables.Llegará el momento en que estén listos para casarse, habrán encontrado al chico/a que aman y con quien desean pasar el resto de sus vidas. Se dispondrán a entregar el anillo de compromiso, mirarán a los ojos a su novia/o y le dirán:
– “Cásate conmigo. Por cierto, tengo verrugas genitales. Se te contagiarán y nos darán tratamiento a los dos por el resto de nuestras vidas, probablemente acabarás con histerectomía radical, cáncer cervical y tal vez te mueras, pero cásate conmigo
– ¡Que bien!, gracias por compartirlo conmigo siquiera antes de la boda”
Todas las enfermedades de transmisión sexual son enfermedades con consecuencias muy serias. La clamidia, por ejemplo, es la enfermedad de transmisión sexual más común entre los adolescentes. Unos 4.000 adolescentes la contraen cada 24 horas. Es una bacteria, no un virus, por lo tanto se puede tratar con antibióticos. El problema es este: más del 80% de los jóvenes que tienen la enfermedad no presentan síntomas. ¡No se puede tratar una enfermedad que no se sabe que se tiene! Hay miles de adolescentes manteniendo relaciones sexuales y diciendo “estoy bien, no padezco ninguna enfermedad, ni conozco a nade que tenga una”. Ni se imaginan que ya la han contraído y la están contagiando.
Chicas, escuchad esto:contraed clamidia una sola vez, y tendréis entre un 20% y un 25% de posibilidades de ser estériles el resto de vuestras vidas. Contraedla dos veces, y las probabilidades aumentan hasta un 50%. Si la contraéis por tercera vez, es probable que jamás podáis tener hijos. Hay mujeres con 20 ó 30 años que dicen: “quiero tener un hijo, lo he intentado, pero no logro quedar embarazada”, y van a un especialista, las revisa y dice: – “Hay tejidos con cicatrices en la trompa de Falopio, los ovarios y el útero; tiene inflamación pélvica, alguna vez se hizo un aborto o tuvo clamidia.
– ¿Tuve una enfermedad de transmisión sexual sin enterarme?”
Es demasiado tarde. ¡Demasiado tarde!
Relata Pam Stenzel que conoció a una pareja que no podía tener hijos y quiso adoptar uno. Después de esperar mucho tiempo les avisaron diciendo que había un bebé para ellos: una madre adolescente acababa de dar a luz y deseaba entregar su hijo en adopción para procurarle una vida mejor. Fueron al hospital, recogieron al niño y se lo llevaron a casa. Al día siguiente la niña no comía y estaba letárgica. La madre adoptiva pensó que como era primeriza no sabía atender bien a su hijita. Así que llamó al pediatra, quien le pidió que la llevara a su consulta al día siguiente. Una vez allí, mientras rellenaban el parte, la niña comenzó a echar espuma por la boquita y dejó de respirar. La ingresaron de urgencias y murió dos horas más tarde. Tenía herpes. Su madre biológica se lo había contagiado. Era una chica de 14 años que quiso asistir al funeral. Se sentó junto a la madre adoptiva y le dijo llorando: “salí un viernes para acudir a un partido de futbol. Un chico me llevó a un lugar apartado y mi vida ya nunca será igual”. Cuando la madre adoptiva relataba esto, le decía a Pam: “no dejes que la muerte de mi hija haya sido en vano”.
¿Cuántas Rsx hacen falta para infectarse?Una. Os dirán que utilicéis preservativo, que esto hace seguro el sexo, que ni siquiera tenéis que haceros las pruebas porque estáis protegidos. ¡Hemos perdido la cabeza! Muchachos: ¡no es seguro! Nunca lo ha sido y nunca lo será. Usar preservativo no equivale a sexo seguro. [/align] 22 julio, 2011 a las 9:09 #12117Anónimo
InactivoArtículo 3ºOTRAS RAZONES DE PESO
[align=justify]Dice Pam Stenzel: «¡Buenas noticias! Existe el sexo seguro. No tiene nada que ver con los preservativos. Tiene que ver con no tener relaciones sexuales, con casarse con alguien que nunca las ha tenido o que nunca se ha infectado, y que hayan pasado al menos tres años desde la última vez que las tuvo para probar que está sano. Tiene que ver con mantenerse fiel a ese compañero/a que hemos elegido para el resto de la vida. Esta es la única manera de no contraer ninguna enfermedad de transmisión sexual.Decir no al sexo nunca hará daño a nadie. Si accedemos una vez, se pierden todas las garantías, y las consecuencias son bastante serias.
Pero ¿hay otras razones aparte del temor al contagio para retrasar el tener relaciones sexuales? ¡Sí!
El sexo es más que un acontecimiento biológico con un fin biológico, más que una hormona que no se puede controlar o un picor que hay que rascar.Os implica a vosotros, jóvenes. Dios llamó al sexo hacerse una sola carne, esto es, la unión de dos personas física y emocionalmente para toda la vida. Tiene una enorme capacidad para unir a las personas y, cuando abusais de él, no sólo dañáis vuestro cuerpo, dañáis toda vuestra persona. No se pueden tener relaciones sexuales con alguien, romper y seguir adelante como si nada. El sexo tiene una fuerte habilidad para unir a la gente, para eso es: para entregar al esposo/a esa parte de mí mismo que no he compartido jamás con nadie, algo que hace nuestra relación absolutamente única. Que sea mejor o peor ya dependerá de nuestra habilidad y esfuerzo.
Si abusamos del sexo ocurre como con la cinta adhesiva. Normalmente la utilizamos para unir fuertemente cosas que necesitamos juntar. Si cogemos un trozo de cinta y nos la enroscamos en el brazo, al tirar y despegarla se lleva pedacitos de la piel y del vello de nuestro brazo. Si colocamos ese mismo trozo de cinta en el brazo del que está al lado y repetimos la acción, ya no pega tan bien como la primera vez. Al arrancarla también se llevará desechos de su brazo. Si reiteramos la acción, pronto la cinta ya no pegará, tendrá adheridos los restos de mi brazo junto a los de los demás, estará llena de suciedad.
Los jóvenes suelen decir: “Espera un poco. Tú no lo comprendes. ¡Nosotros nos amamos! Esta es la persona con la que voy a pasar el resto de mi vida, o al menos, hasta que acabe el instituto o la universidad. No romperemos”.Lamento tener que contestaros lo siguiente: la duración media de una relación entre adolescentes, una vez deciden tener relaicones sexuales –dato PROMEDIO COMPROBADO-, es de tres semanas. Se creen super-enamorados, que será para siempre, y tres semanas más tarde uno de los dos encuentra a alguien que le parece más guapo o divertido y rompe la relación. Luego, se suele desprestigiar al otro: hemos pasado de ser íntimos a ser enemigos. Tiempo después se inicia otra relación, y otra más, y pronto no tengo nada especial que entregar, excepto alguna que otra enfermedad adquirida por el camino. El sexo se ha convertido en un juego y no fue creado para eso. Desde esta perspectiva de juego, ser varón consistiría en tomar a las mujeres, hacerlas suyas y luego desecharlas. Pero esto no es así. El verdadero amor sabe esperar. Admitir esto es admitir que nunca abusaremos de las mujeres, ni las usaremos como un juguete para luego abandonarlas.
Hay chicos que saben que tener sexo no te hace más hombre:no hace falta ninguna habilidad especial para tener sexo, un perro lo practica y no es hombre. Tener la firmeza moral, la integridad, y respeto por tus semejantes sí te hace ser hombre/mujer. Cualquiera que sea vuestro esposo/a el día de mañana, se merece lo mejor, se merece alguien sin pasado, sin fantasmas, sin miedo.Eso vale más que cualquier diamante. ¡Vale la pena esperar por vosotros! ¿Os lo habían dicho antes?»
Pam Stenzel cuenta que su marido es un hombre muy guapo. Un día le preguntó “¿Cómo has llegado a cumplir los 33 años sin tener relaciones sexuales? Eres guapo, atlético, listo…” El le respondió “por miedo a mi madre”.
“¡Deberían conocer a mi suegra! Pero esas son las buenas madres. Hay algunas que se refieren a las novias de sus hijos como si se tratara de basura. Se merecen que les contestes: “si esas niñas son basura, su hijo ¿qué es? ¿un basurero? Esas niñas son personas que necesitaban ser amadas y que
erróneamente pensaron que dando sexo lograrían amor, pero que sólo consiguieron ser usadas”. Queridos jóvenes, ¿admiráis a héroes como el vampiro Edward Cullen, de la saga Crepúsculo, precisamente porque guarda las distancias con su amada para no herirla, porque no quiere tomar de ella nada definitivo hasta no tener también con ella un vínculo definitivo, esto es, hasta no estar casados, y no sois capaces de reconocer el valor de la espera en vuestras vidas?
El amor verdadero no exige arriesgar la vida para satisfacer alguna necesidad. El amor verdadero respeta, sabe esperar, dar tiempo.
[/align] 22 julio, 2011 a las 9:09 #18170Anónimo
InactivoArtículo 3ºOTRAS RAZONES DE PESO
[align=justify]Dice Pam Stenzel: «¡Buenas noticias! Existe el sexo seguro. No tiene nada que ver con los preservativos. Tiene que ver con no tener relaciones sexuales, con casarse con alguien que nunca las ha tenido o que nunca se ha infectado, y que hayan pasado al menos tres años desde la última vez que las tuvo para probar que está sano. Tiene que ver con mantenerse fiel a ese compañero/a que hemos elegido para el resto de la vida. Esta es la única manera de no contraer ninguna enfermedad de transmisión sexual.Decir no al sexo nunca hará daño a nadie. Si accedemos una vez, se pierden todas las garantías, y las consecuencias son bastante serias.
Pero ¿hay otras razones aparte del temor al contagio para retrasar el tener relaciones sexuales? ¡Sí!
El sexo es más que un acontecimiento biológico con un fin biológico, más que una hormona que no se puede controlar o un picor que hay que rascar.Os implica a vosotros, jóvenes. Dios llamó al sexo hacerse una sola carne, esto es, la unión de dos personas física y emocionalmente para toda la vida. Tiene una enorme capacidad para unir a las personas y, cuando abusais de él, no sólo dañáis vuestro cuerpo, dañáis toda vuestra persona. No se pueden tener relaciones sexuales con alguien, romper y seguir adelante como si nada. El sexo tiene una fuerte habilidad para unir a la gente, para eso es: para entregar al esposo/a esa parte de mí mismo que no he compartido jamás con nadie, algo que hace nuestra relación absolutamente única. Que sea mejor o peor ya dependerá de nuestra habilidad y esfuerzo.
Si abusamos del sexo ocurre como con la cinta adhesiva. Normalmente la utilizamos para unir fuertemente cosas que necesitamos juntar. Si cogemos un trozo de cinta y nos la enroscamos en el brazo, al tirar y despegarla se lleva pedacitos de la piel y del vello de nuestro brazo. Si colocamos ese mismo trozo de cinta en el brazo del que está al lado y repetimos la acción, ya no pega tan bien como la primera vez. Al arrancarla también se llevará desechos de su brazo. Si reiteramos la acción, pronto la cinta ya no pegará, tendrá adheridos los restos de mi brazo junto a los de los demás, estará llena de suciedad.
Los jóvenes suelen decir: “Espera un poco. Tú no lo comprendes. ¡Nosotros nos amamos! Esta es la persona con la que voy a pasar el resto de mi vida, o al menos, hasta que acabe el instituto o la universidad. No romperemos”.Lamento tener que contestaros lo siguiente: la duración media de una relación entre adolescentes, una vez deciden tener relaicones sexuales –dato PROMEDIO COMPROBADO-, es de tres semanas. Se creen super-enamorados, que será para siempre, y tres semanas más tarde uno de los dos encuentra a alguien que le parece más guapo o divertido y rompe la relación. Luego, se suele desprestigiar al otro: hemos pasado de ser íntimos a ser enemigos. Tiempo después se inicia otra relación, y otra más, y pronto no tengo nada especial que entregar, excepto alguna que otra enfermedad adquirida por el camino. El sexo se ha convertido en un juego y no fue creado para eso. Desde esta perspectiva de juego, ser varón consistiría en tomar a las mujeres, hacerlas suyas y luego desecharlas. Pero esto no es así. El verdadero amor sabe esperar. Admitir esto es admitir que nunca abusaremos de las mujeres, ni las usaremos como un juguete para luego abandonarlas.
Hay chicos que saben que tener sexo no te hace más hombre:no hace falta ninguna habilidad especial para tener sexo, un perro lo practica y no es hombre. Tener la firmeza moral, la integridad, y respeto por tus semejantes sí te hace ser hombre/mujer. Cualquiera que sea vuestro esposo/a el día de mañana, se merece lo mejor, se merece alguien sin pasado, sin fantasmas, sin miedo.Eso vale más que cualquier diamante. ¡Vale la pena esperar por vosotros! ¿Os lo habían dicho antes?»
Pam Stenzel cuenta que su marido es un hombre muy guapo. Un día le preguntó “¿Cómo has llegado a cumplir los 33 años sin tener relaciones sexuales? Eres guapo, atlético, listo…” El le respondió “por miedo a mi madre”.
“¡Deberían conocer a mi suegra! Pero esas son las buenas madres. Hay algunas que se refieren a las novias de sus hijos como si se tratara de basura. Se merecen que les contestes: “si esas niñas son basura, su hijo ¿qué es? ¿un basurero? Esas niñas son personas que necesitaban ser amadas y que
erróneamente pensaron que dando sexo lograrían amor, pero que sólo consiguieron ser usadas”. Queridos jóvenes, ¿admiráis a héroes como el vampiro Edward Cullen, de la saga Crepúsculo, precisamente porque guarda las distancias con su amada para no herirla, porque no quiere tomar de ella nada definitivo hasta no tener también con ella un vínculo definitivo, esto es, hasta no estar casados, y no sois capaces de reconocer el valor de la espera en vuestras vidas?
El amor verdadero no exige arriesgar la vida para satisfacer alguna necesidad. El amor verdadero respeta, sabe esperar, dar tiempo.
[/align] 26 julio, 2011 a las 8:56 #12118Anónimo
InactivoQueridos cofrades. Como una servidora se cogerá 22 días de vaciones, os quiero dejar colgada – al completo- la serie de artículos que os prometí relacionados con es tema de la educación afectivo-sexual. Este es el cuarto. El último -que os subiré el viernes 29 de julio- es una lista de recomendaciones generales.
Artículo 4ºLO QUE DIOS ESPERA DE NOSOTROS
[align=justify]Dios tiene mucho que decir sobre el sexo. El lo creó. Muchos jóvenes asumen que, estando Dios un día muy aburrido, decidió establecer reglas para hacer nuestra vida miserable.¡La vida está llena de normas absurdas que la hacen miserable!, casi siempre impuestas por Dios o por los padres.Quienes hemos crecido vinculados a la Iglesia, con frecuencia interpretamos la frase que dice: “Dios nos mira desde el cielo con amor” como: “Dios nos mira desde el cielo, con relámpagos en la mano, listo para lanzarlos contra nosotros en cuanto pisemos la raya”. Ese es su trabajo, establecer normas, observar y fulminarte en el momento que cruces la raya establecida.
Pero DIOS NO ES ASÍ. Él nos ama. Queridos jóvenes,
os ama más de lo que jamás os amará nadie en la vida. Os ama como sois, en el punto donde estáis, al 100%.No hay nada que pueda hacer para amaros más (no es posible), ni nada que provoque que os ame menos. Su amor es perfecto, y por lo bien que os quiere os dice: “no tengáis relaciones sexuales fuera del matrimonio”. En una carta de San Pablo nos dice: ¡Huye de la inmoralidad sexual! Los otros pecados que puedas cometer quedan fuera de tu cuerpo, pero el que peca sexualmente peca en su propio cuerpo. ¿No sabéis que sois templos del Espíritu Santo? No os pertenecéis a vosotros mismos, ¡fuisteis adquiridos con un precio! Honra a tu cuerpo. ¡Huye de la inmoralidad sexual! ¡Huye!
Pero,
seguros de nosotros mismos, le contestamos a Dios: “¡Oye, espera un momento! No te necesito, ¡No necesito tus reglas! Estamos en los años 2000. ¿Qué te pasa? ¿Dónde has estado últimamente? La vida ha cambiado, y todos lo hacen”.Una semana, o un año, o diez años más tarde, ¿a quién estamos llamando?: “¡Oh Dios!, ¿Por qué esta enfermedad? ¿Por qué no puedo tener hijos? ¿Por qué mi marido me es infiel? ¿Por qué este divorcio? ¿Por qué estoy tan solo?…” Y Dios te mira y te dice: “Te amo. Quise darte lo mejor pero no me escuchaste y te fuiste por otros caminos. Existen precios”. Las decisiones que tomamos tienen consecuencias que, a veces, obviamos deliberadamente. Pero ignorar estas posibles -y con frecuencia muy probables- consecuencias, no nos libera de la realidad que nos imponen.
¿Quiere esto decir que Dios nos dará la espalda? No, nunca, y ello es parte de su hermosura.
Voy a poner un ejemplo. No es muy bueno porque es un ejemplo humano y no puede explicar a Dios, pero sirve para intentarlo. Una madre y su hijo de 7 años. La madre lleva repitiéndole desde que era un retaco: “no corras por el parking del supermercado”. ¿Lo hace porque está aburrida y quiere hacer miserable la vida de su hijo? No. Es sólo que, francamente, preferiría que no lo atropellaran. Un día necesita comprar alimentos, van al súper, su hijo sale corriendo y lo atropella una furgoneta. ¿La madre acude donde está su hijo tendido y le dice: “¡chiquillo estúpido! Te dije mil veces que no corrieras, ¡y mírate ahora, tendido en el suelo y sangrando! Lo intenté contigo ¿sabes? ¡Me doy por vencida!”? ¡No! Adora al niño. Hace lo que sea necesario, le toma el pulso, le pide que hable, que no se mueva, llama a la ambulancia y le acompaña cada momento hasta que se recupera. Porque lo ama. Pero desearía que no hubiese corrido por el parking. Jóvenes, Dios os dice “no corráis”, pero su amor es profundo y tratará de ayudaros pese a todo, en todo momento.
Quizás sea este un buen momento para recordar el dicho que reza: «la miel no está hecha para el paladar de los asnos». El cristianismo es una llamada a la escelencia personal que presupone la libertad del individuo. Nadie puede ser cristiano «a la fuerza». Pero aquellos que abrazan esta fe no debrían perder de vista el hecho de haber recibido una llamada a ser diferentes por mejores. Se espera que su ejemplaridad consituya la sal de la tierra, que se esfuerzen en amar más y mejor, que sean más justos y honestos, que la rectitud de conciencia rija sus vidas. No se nos exige la perfección -por eso se insitituyó el sacramento del perdón- pero sí que no renunciemos a ella como meta, ya que perfecto es nuestro Padre, del que nos sentimos orgullosos hijos.
Hay
jóvenes que ya han tenido relaciones sexualesy necesitan escuchar esto: “no pienses que lo dicho hasta ahora está bien, pero que ya es tarde para ti. Puedes seguir cargando con esa culpa, esa rebeldía y ese dolor y continuar como hasta ahora, pero ello tiene un precio”. Puede que creáis haber tenido suerte porque aún no os habéis contagiado de ninguna enfermedad sexual permanente. No lo sabréis con certeza hasta que os hagáis las pruebas. ¡Si no hacéis nada más, haced eso al menos! Pero ¿quién os dice que la próxima vez que os apuntéis a la cabeza con una pistola cargada, esta no se disparará? ¿Cuando empezareis a tener disciplina, integridad y carácter en vuestras relaciones sexuales? El Dios que os ama dice: “trae tu pecado y déjalo aquí, en la cruz. Quiero hacerte nuevo, morí con el fin de lograrlo”. La decisión es vuestra, El es amor y quiere daros lo mejor. Los que aún no habéis tenido relaciones sexualessabed que tenéis algo muy especial y valioso. Cuenta Pam Stenzel que, una vez, le decía un chico que sus compañeros se metían con él porque sabían que era virgen. Ella le dijo: “¡Que maravilla! Si se burlan de ti en público es porque saben que eres un referente. La próxima vez que se metan contigo quiero que les mires a los ojos y les digas: cualquier día, en cualquier momento, puedo elegir ser como tú, pero tú jamás volverás a ser como yo” La virginidad se pierde en un tris, pero se requiere carácter, autocontrol, sentido de la excelencia, amor y respeto grandes para esperar.
[/align] 26 julio, 2011 a las 8:56 #18171Anónimo
InactivoQueridos cofrades. Como una servidora se cogerá 22 días de vaciones, os quiero dejar colgada – al completo- la serie de artículos que os prometí relacionados con es tema de la educación afectivo-sexual. Este es el cuarto. El último -que os subiré el viernes 29 de julio- es una lista de recomendaciones generales.
Artículo 4ºLO QUE DIOS ESPERA DE NOSOTROS
[align=justify]Dios tiene mucho que decir sobre el sexo. El lo creó. Muchos jóvenes asumen que, estando Dios un día muy aburrido, decidió establecer reglas para hacer nuestra vida miserable.¡La vida está llena de normas absurdas que la hacen miserable!, casi siempre impuestas por Dios o por los padres.Quienes hemos crecido vinculados a la Iglesia, con frecuencia interpretamos la frase que dice: “Dios nos mira desde el cielo con amor” como: “Dios nos mira desde el cielo, con relámpagos en la mano, listo para lanzarlos contra nosotros en cuanto pisemos la raya”. Ese es su trabajo, establecer normas, observar y fulminarte en el momento que cruces la raya establecida.
Pero DIOS NO ES ASÍ. Él nos ama. Queridos jóvenes,
os ama más de lo que jamás os amará nadie en la vida. Os ama como sois, en el punto donde estáis, al 100%.No hay nada que pueda hacer para amaros más (no es posible), ni nada que provoque que os ame menos. Su amor es perfecto, y por lo bien que os quiere os dice: “no tengáis relaciones sexuales fuera del matrimonio”. En una carta de San Pablo nos dice: ¡Huye de la inmoralidad sexual! Los otros pecados que puedas cometer quedan fuera de tu cuerpo, pero el que peca sexualmente peca en su propio cuerpo. ¿No sabéis que sois templos del Espíritu Santo? No os pertenecéis a vosotros mismos, ¡fuisteis adquiridos con un precio! Honra a tu cuerpo. ¡Huye de la inmoralidad sexual! ¡Huye!
Pero,
seguros de nosotros mismos, le contestamos a Dios: “¡Oye, espera un momento! No te necesito, ¡No necesito tus reglas! Estamos en los años 2000. ¿Qué te pasa? ¿Dónde has estado últimamente? La vida ha cambiado, y todos lo hacen”.Una semana, o un año, o diez años más tarde, ¿a quién estamos llamando?: “¡Oh Dios!, ¿Por qué esta enfermedad? ¿Por qué no puedo tener hijos? ¿Por qué mi marido me es infiel? ¿Por qué este divorcio? ¿Por qué estoy tan solo?…” Y Dios te mira y te dice: “Te amo. Quise darte lo mejor pero no me escuchaste y te fuiste por otros caminos. Existen precios”. Las decisiones que tomamos tienen consecuencias que, a veces, obviamos deliberadamente. Pero ignorar estas posibles -y con frecuencia muy probables- consecuencias, no nos libera de la realidad que nos imponen.
¿Quiere esto decir que Dios nos dará la espalda? No, nunca, y ello es parte de su hermosura.
Voy a poner un ejemplo. No es muy bueno porque es un ejemplo humano y no puede explicar a Dios, pero sirve para intentarlo. Una madre y su hijo de 7 años. La madre lleva repitiéndole desde que era un retaco: “no corras por el parking del supermercado”. ¿Lo hace porque está aburrida y quiere hacer miserable la vida de su hijo? No. Es sólo que, francamente, preferiría que no lo atropellaran. Un día necesita comprar alimentos, van al súper, su hijo sale corriendo y lo atropella una furgoneta. ¿La madre acude donde está su hijo tendido y le dice: “¡chiquillo estúpido! Te dije mil veces que no corrieras, ¡y mírate ahora, tendido en el suelo y sangrando! Lo intenté contigo ¿sabes? ¡Me doy por vencida!”? ¡No! Adora al niño. Hace lo que sea necesario, le toma el pulso, le pide que hable, que no se mueva, llama a la ambulancia y le acompaña cada momento hasta que se recupera. Porque lo ama. Pero desearía que no hubiese corrido por el parking. Jóvenes, Dios os dice “no corráis”, pero su amor es profundo y tratará de ayudaros pese a todo, en todo momento.
Quizás sea este un buen momento para recordar el dicho que reza: «la miel no está hecha para el paladar de los asnos». El cristianismo es una llamada a la escelencia personal que presupone la libertad del individuo. Nadie puede ser cristiano «a la fuerza». Pero aquellos que abrazan esta fe no debrían perder de vista el hecho de haber recibido una llamada a ser diferentes por mejores. Se espera que su ejemplaridad consituya la sal de la tierra, que se esfuerzen en amar más y mejor, que sean más justos y honestos, que la rectitud de conciencia rija sus vidas. No se nos exige la perfección -por eso se insitituyó el sacramento del perdón- pero sí que no renunciemos a ella como meta, ya que perfecto es nuestro Padre, del que nos sentimos orgullosos hijos.
Hay
jóvenes que ya han tenido relaciones sexualesy necesitan escuchar esto: “no pienses que lo dicho hasta ahora está bien, pero que ya es tarde para ti. Puedes seguir cargando con esa culpa, esa rebeldía y ese dolor y continuar como hasta ahora, pero ello tiene un precio”. Puede que creáis haber tenido suerte porque aún no os habéis contagiado de ninguna enfermedad sexual permanente. No lo sabréis con certeza hasta que os hagáis las pruebas. ¡Si no hacéis nada más, haced eso al menos! Pero ¿quién os dice que la próxima vez que os apuntéis a la cabeza con una pistola cargada, esta no se disparará? ¿Cuando empezareis a tener disciplina, integridad y carácter en vuestras relaciones sexuales? El Dios que os ama dice: “trae tu pecado y déjalo aquí, en la cruz. Quiero hacerte nuevo, morí con el fin de lograrlo”. La decisión es vuestra, El es amor y quiere daros lo mejor. Los que aún no habéis tenido relaciones sexualessabed que tenéis algo muy especial y valioso. Cuenta Pam Stenzel que, una vez, le decía un chico que sus compañeros se metían con él porque sabían que era virgen. Ella le dijo: “¡Que maravilla! Si se burlan de ti en público es porque saben que eres un referente. La próxima vez que se metan contigo quiero que les mires a los ojos y les digas: cualquier día, en cualquier momento, puedo elegir ser como tú, pero tú jamás volverás a ser como yo” La virginidad se pierde en un tris, pero se requiere carácter, autocontrol, sentido de la excelencia, amor y respeto grandes para esperar.
[/align] 29 julio, 2011 a las 9:08 #12119Anónimo
InactivoArtículo 5ºCONSEJOS PRÁCTICOS[align=justify]A estas alturas de la serie de artículos relacionados con la sexualidad, ya deben imaginarse que no soy de las que lanza la piedra y oculta la mano o, lo que es lo mismo, de las que se pronuncia sobre un tema relacionado con la educación de nuestros hijos y no da pistas sobre cómo aterrizar la teoría.No es fácil esperar. Hoy día hay más presión sobre los jóvenes que hace 10 años, y por ello se merecen nuestro reconocimiento y ayuda, principalmente la de los padres.La manera de ayudar que tenemos los padres es poniendo normas que –lo digo siempre- protejan un valor, en este caso la virginidad o, cuando menos, la castidad.Estos son algunos consejos de eficacia demostrada que pueden aplicar si así lo desean:
1-No imponer ninguna norma cuya excelencia no hayamos interiorizado primero o que no practiquemos. No podemos explicar a nuestros hijos el valor que protegen nuestras normas si nosotros mismos no vivimos dicho valor, o si no estamos arrepentidos de corazón por las veces que fuimos inconsecuentes. 2-Evitar en la medida de lo posible que nuestros hijos/as salgan en cuadrillas mixtas -con chicos/as del sexo contrario- hasta los 16 años. Es posible demostrar con estadísticas que cuanto más pronto se sale con chicos del sexo opuesto, más pronto se meten en problemas. 3-Animad a vuestros hijos a salir siempre en grupo. Es más divertido salir con más de un chico o una chica dentro de la propia cuadrilla, que alternar casi en exclusiva y apegarse al noviete de 15 años con el que hemos empezado a compartir algún beso, perdiendo incluso la autonomía de decidir sin consultarle primero. Esto es común en las chicas. 4-No beber alcohol, sobre todo si estás en una cita a solas. 5-Para evitar violaciones de fin de semana (más frecuentes de lo que parece), no frecuentas lugares muy alejados de cualquiera que nos inspire confianza. 6-Antes de salir a solas con un chico/a, establecer los límites de lo que se puede y no se puede hacer en la relación que iniciamos juntos. Decírselo: “No quiero tener relaciones sexuales hasta que me case. Si no te va bien, lo dejamos ahora, antes de empezar, y sales con otra persona”. Muchos estaréis pensando: “¿Como voy a decir eso?, ¡menuda vergüenza!”. Si no estáis lo suficientemente maduros para platear esta conversación, tened la certeza de que no estáis listos para salir con nadie. 7-Los padres debemos tener una conversación con las parejas de nuestros hijos antes de la primera cita a solas, y decirles cosas como: “este es mi hijo/a. Tócalo y morirás” ¡Si! No os parezca radical. Amamos a nuestros hijos por encima de cualquier otra cosa, haremos lo que sea para protegerles de un peligro potencial. Es más, debemos invitar a nuestros hijos a no lastimar a nadie, asumir que cada chico o chica que con el que salen es a su vez hijo/a de alguien, que también es precioso e importante para sus padres, tanto, que han invertido toda una vida en cuidarlo. 8-Hijos, cuidad de los amigos y que ellos cuiden de vosotros. Si estudiáis lejos de casa y sabéis que vuestro amigo/a tiene una cita, cuando regrese, preguntadle dónde, con quién, cuánto tiempo y qué hicieron. ¡Aconsejadle! No sois sus padres, pero sí sus amigos y en cualquier caso, los más próximos en ese momento. Tener un mejor amigo es vital, alguien dispuesto a darnos un coscorrón si tomamos decisiones que nos harán daño. Estas personas son importantes. Los padres deberán seguir muy de cerca y con mucho cariño a estos amigos, interesarse por ellos, su familia y proyectos, e incluso incorporarlos afectivamente a la propia familia. 9-Dios, que nos quiere muchísimo, puso el límite del matrimonio. Manteneos dentro de límite. Dentro de él, el sexo será maravilloso, pero si os salís de este límite vais a sufrir. 10-No dudéis en acercaros a la Iglesia y pedir a Dios: pidamos que nos perdone por haber hecho lo que quisimos; digámosle que necesitamos su perdón, que vamos a confiar en él respecto a esto, que vamos a creer en que Él quiere lo mejor para nosotros, que vamos a esperar y que nos comprometemos a seguir siendo castos. [/align] 29 julio, 2011 a las 9:08 #18172Anónimo
InactivoArtículo 5ºCONSEJOS PRÁCTICOS[align=justify]A estas alturas de la serie de artículos relacionados con la sexualidad, ya deben imaginarse que no soy de las que lanza la piedra y oculta la mano o, lo que es lo mismo, de las que se pronuncia sobre un tema relacionado con la educación de nuestros hijos y no da pistas sobre cómo aterrizar la teoría.No es fácil esperar. Hoy día hay más presión sobre los jóvenes que hace 10 años, y por ello se merecen nuestro reconocimiento y ayuda, principalmente la de los padres.La manera de ayudar que tenemos los padres es poniendo normas que –lo digo siempre- protejan un valor, en este caso la virginidad o, cuando menos, la castidad.Estos son algunos consejos de eficacia demostrada que pueden aplicar si así lo desean:
1-No imponer ninguna norma cuya excelencia no hayamos interiorizado primero o que no practiquemos. No podemos explicar a nuestros hijos el valor que protegen nuestras normas si nosotros mismos no vivimos dicho valor, o si no estamos arrepentidos de corazón por las veces que fuimos inconsecuentes. 2-Evitar en la medida de lo posible que nuestros hijos/as salgan en cuadrillas mixtas -con chicos/as del sexo contrario- hasta los 16 años. Es posible demostrar con estadísticas que cuanto más pronto se sale con chicos del sexo opuesto, más pronto se meten en problemas. 3-Animad a vuestros hijos a salir siempre en grupo. Es más divertido salir con más de un chico o una chica dentro de la propia cuadrilla, que alternar casi en exclusiva y apegarse al noviete de 15 años con el que hemos empezado a compartir algún beso, perdiendo incluso la autonomía de decidir sin consultarle primero. Esto es común en las chicas. 4-No beber alcohol, sobre todo si estás en una cita a solas. 5-Para evitar violaciones de fin de semana (más frecuentes de lo que parece), no frecuentas lugares muy alejados de cualquiera que nos inspire confianza. 6-Antes de salir a solas con un chico/a, establecer los límites de lo que se puede y no se puede hacer en la relación que iniciamos juntos. Decírselo: “No quiero tener relaciones sexuales hasta que me case. Si no te va bien, lo dejamos ahora, antes de empezar, y sales con otra persona”. Muchos estaréis pensando: “¿Como voy a decir eso?, ¡menuda vergüenza!”. Si no estáis lo suficientemente maduros para platear esta conversación, tened la certeza de que no estáis listos para salir con nadie. 7-Los padres debemos tener una conversación con las parejas de nuestros hijos antes de la primera cita a solas, y decirles cosas como: “este es mi hijo/a. Tócalo y morirás” ¡Si! No os parezca radical. Amamos a nuestros hijos por encima de cualquier otra cosa, haremos lo que sea para protegerles de un peligro potencial. Es más, debemos invitar a nuestros hijos a no lastimar a nadie, asumir que cada chico o chica que con el que salen es a su vez hijo/a de alguien, que también es precioso e importante para sus padres, tanto, que han invertido toda una vida en cuidarlo. 8-Hijos, cuidad de los amigos y que ellos cuiden de vosotros. Si estudiáis lejos de casa y sabéis que vuestro amigo/a tiene una cita, cuando regrese, preguntadle dónde, con quién, cuánto tiempo y qué hicieron. ¡Aconsejadle! No sois sus padres, pero sí sus amigos y en cualquier caso, los más próximos en ese momento. Tener un mejor amigo es vital, alguien dispuesto a darnos un coscorrón si tomamos decisiones que nos harán daño. Estas personas son importantes. Los padres deberán seguir muy de cerca y con mucho cariño a estos amigos, interesarse por ellos, su familia y proyectos, e incluso incorporarlos afectivamente a la propia familia. 9-Dios, que nos quiere muchísimo, puso el límite del matrimonio. Manteneos dentro de límite. Dentro de él, el sexo será maravilloso, pero si os salís de este límite vais a sufrir. 10-No dudéis en acercaros a la Iglesia y pedir a Dios: pidamos que nos perdone por haber hecho lo que quisimos; digámosle que necesitamos su perdón, que vamos a confiar en él respecto a esto, que vamos a creer en que Él quiere lo mejor para nosotros, que vamos a esperar y que nos comprometemos a seguir siendo castos. [/align] 29 julio, 2011 a las 14:46 #12120Anónimo
Inactivo😯 29 julio, 2011 a las 14:46 #18173Anónimo
Inactivo😯 20 diciembre, 2011 a las 10:01 #12121Anónimo
Inactivo[align=center]VIVIR AMANDO O VIVIR FELICES[/align] [align=justify]Durante una tertulia radiofónica, en el intervalo de 10 minutos, llamaron 10 mujeres jóvenes diciendo que el matrimonio era sólo un papel, que no suponía garantía ni diferencia alguna en el recorrido y la evolución de las relaciones de pareja y que el compromiso era “otra cosa”.La decisión que toman los hijos cuando eligen institucionalizar sus relaciones sexuales sin participar o asumir la naturaleza del matrimonio, tiene sus consecuencias en la sociedad y en ellos mismos: debilitamiento de una cultura familiar viable en términos sociológicos y económicos, incremento de la pobreza en personas dependientes y en mujeres con hijos, privación masiva de grandes cuotas de felicidad personal, son algunas. Sin embargo, esta circunstancia se repite en muchos hogares españoles. Quisiera ayudar – dando alguna pista – a los padres y abuelos que se dicen: “no me gusta lo que hace mi hijo o mi nieto, pero, ¡si todo el mundo hace lo mismo! ¿Qué puedo decirle al respecto?”
PRIMERO:Asumamos que nuestros hijos, al final, harán lo que quieran. Siempre ha sido así, sólo que cuando saben que no cuentan con nuestra aprobación, evitan hacer ciertas cosas frente a nosotros. Aceptar este hecho debería permitirnos tomar conciencia de que educar no es modelar su personalidad a nuestra voluntad, sino darles argumentos para que ellos saquen lo mejor de sí mismos, alentarles, empujarles para que tomen bien sus decisiones. Como decía un santo “dejarles siempre libres pero cortos, muy cortos de dinero”. SEGUNDO:Entendamos de una vez que no se puede educar en el relativismo. Los padres podremos errar pretendiendo lo mejor para nuestros hijos, pero cuando no somos capaces de proponerles el bien y señalarles lo que es malo, cuando les dejamos crecer en la ausencia de compromiso con una dimensión de la persona tan fundamental como la sexualidad, o pensando que aquello que determina lo que es bueno se llama “propia conveniencia”, y/o que la verdad objetiva no existe, les convertimos en hombres y mujeres incapaces de vivir para los demás, incapaces de vivir sin hacer dañoa los que aman. Esta es la razón por la que nadie puede quitarnos el derecho ni la obligación de decir a los hijos la valoración que nos merecen sus actos, aunque su actitud se prolongue en el tiempo. Ellos escucharán, protestarán proponiéndonos sus argumentos, pero hagan lo que hagan, reflexionarán sobre lo que les decimos. Y no nos engañemos: en el fondo de la actitud que adoptan nuestros hijos cuando rechazan el matrimonio está la banalización de la sexualidad humana, la voluntad de no asumir la responsabilidad sexual, ni compromisos a largo plazo y el rechazo de la fidelidad y del sacrificio que exigen las cosas que merecen la pena, por considerarlos contrarios a la libertad individual y la propia complacencia. TERCERO:Actuemos en consecuencia. Quizás no podamos evitar que nuestros hijos/as se vayan a vivir a un piso con su novio/a, pero no dejemos que lo hagan sin tener una conversación profunda y honesta con ellos. Si el hijo/nieto trae a casa a su novia, les atendemos con cariño e interés, pero llegado el momento podríamos invitarles a marcharse o a dormir en casas separadas, sin complejos. Si se establece un forcejeo de voluntades, dejaremos claro que somos capaces de negociar, pero no en aquello que consideramos – lo digo otra vez – una dimensión fundamental de la persona. Claro que, sólo podremos mantener esta posición hasta que tengan sus propios hijos, porque cuando estos lleguen, tendremos que tragarnos la tristeza que nos produce la situación y ayudarles a construir su nueva familia. No renunciemos a explicarles por activa y pasiva, con amor, recurriendo al ejemplo de la propia experiencia, cómo se debe construir la familia: empezando por el matrimonio. Benigno Blanco suele decir que “sería absurdo aprender en las auto-escuelas sólo a minimizar el impacto de un accidente de tráfico, porque lo lógico, lo ideal, es aprender el arte de conducir bien para evitar cualquier accidente. De igual modo, es absurdo pretender minimizar el impacto de un divorcio – al no casarse, al hacer separación de bienes, al retrasar o evitar los hijos – y no aprender a manejarse bien en la vida conyugal y de familia.”
La única forma de ser feliz es vivir amando y perdonando. Eso es el matrimonio y la familia.Tener éxito en la empresa de elegir pareja y permanecer a su lado toda una vida, sacando adelante a los propios hijos, es motivo de inmensa satisfacción y orgullo personal. La felicidad que transmiten un matrimonio sólido y una familia bien unida no tiene parangón. [/align] 20 diciembre, 2011 a las 10:01 #18174Anónimo
Inactivo[align=center]VIVIR AMANDO O VIVIR FELICES[/align] [align=justify]Durante una tertulia radiofónica, en el intervalo de 10 minutos, llamaron 10 mujeres jóvenes diciendo que el matrimonio era sólo un papel, que no suponía garantía ni diferencia alguna en el recorrido y la evolución de las relaciones de pareja y que el compromiso era “otra cosa”.La decisión que toman los hijos cuando eligen institucionalizar sus relaciones sexuales sin participar o asumir la naturaleza del matrimonio, tiene sus consecuencias en la sociedad y en ellos mismos: debilitamiento de una cultura familiar viable en términos sociológicos y económicos, incremento de la pobreza en personas dependientes y en mujeres con hijos, privación masiva de grandes cuotas de felicidad personal, son algunas. Sin embargo, esta circunstancia se repite en muchos hogares españoles. Quisiera ayudar – dando alguna pista – a los padres y abuelos que se dicen: “no me gusta lo que hace mi hijo o mi nieto, pero, ¡si todo el mundo hace lo mismo! ¿Qué puedo decirle al respecto?”
PRIMERO:Asumamos que nuestros hijos, al final, harán lo que quieran. Siempre ha sido así, sólo que cuando saben que no cuentan con nuestra aprobación, evitan hacer ciertas cosas frente a nosotros. Aceptar este hecho debería permitirnos tomar conciencia de que educar no es modelar su personalidad a nuestra voluntad, sino darles argumentos para que ellos saquen lo mejor de sí mismos, alentarles, empujarles para que tomen bien sus decisiones. Como decía un santo “dejarles siempre libres pero cortos, muy cortos de dinero”. SEGUNDO:Entendamos de una vez que no se puede educar en el relativismo. Los padres podremos errar pretendiendo lo mejor para nuestros hijos, pero cuando no somos capaces de proponerles el bien y señalarles lo que es malo, cuando les dejamos crecer en la ausencia de compromiso con una dimensión de la persona tan fundamental como la sexualidad, o pensando que aquello que determina lo que es bueno se llama “propia conveniencia”, y/o que la verdad objetiva no existe, les convertimos en hombres y mujeres incapaces de vivir para los demás, incapaces de vivir sin hacer dañoa los que aman. Esta es la razón por la que nadie puede quitarnos el derecho ni la obligación de decir a los hijos la valoración que nos merecen sus actos, aunque su actitud se prolongue en el tiempo. Ellos escucharán, protestarán proponiéndonos sus argumentos, pero hagan lo que hagan, reflexionarán sobre lo que les decimos. Y no nos engañemos: en el fondo de la actitud que adoptan nuestros hijos cuando rechazan el matrimonio está la banalización de la sexualidad humana, la voluntad de no asumir la responsabilidad sexual, ni compromisos a largo plazo y el rechazo de la fidelidad y del sacrificio que exigen las cosas que merecen la pena, por considerarlos contrarios a la libertad individual y la propia complacencia. TERCERO:Actuemos en consecuencia. Quizás no podamos evitar que nuestros hijos/as se vayan a vivir a un piso con su novio/a, pero no dejemos que lo hagan sin tener una conversación profunda y honesta con ellos. Si el hijo/nieto trae a casa a su novia, les atendemos con cariño e interés, pero llegado el momento podríamos invitarles a marcharse o a dormir en casas separadas, sin complejos. Si se establece un forcejeo de voluntades, dejaremos claro que somos capaces de negociar, pero no en aquello que consideramos – lo digo otra vez – una dimensión fundamental de la persona. Claro que, sólo podremos mantener esta posición hasta que tengan sus propios hijos, porque cuando estos lleguen, tendremos que tragarnos la tristeza que nos produce la situación y ayudarles a construir su nueva familia. No renunciemos a explicarles por activa y pasiva, con amor, recurriendo al ejemplo de la propia experiencia, cómo se debe construir la familia: empezando por el matrimonio. Benigno Blanco suele decir que “sería absurdo aprender en las auto-escuelas sólo a minimizar el impacto de un accidente de tráfico, porque lo lógico, lo ideal, es aprender el arte de conducir bien para evitar cualquier accidente. De igual modo, es absurdo pretender minimizar el impacto de un divorcio – al no casarse, al hacer separación de bienes, al retrasar o evitar los hijos – y no aprender a manejarse bien en la vida conyugal y de familia.”
La única forma de ser feliz es vivir amando y perdonando. Eso es el matrimonio y la familia.Tener éxito en la empresa de elegir pareja y permanecer a su lado toda una vida, sacando adelante a los propios hijos, es motivo de inmensa satisfacción y orgullo personal. La felicidad que transmiten un matrimonio sólido y una familia bien unida no tiene parangón. [/align] -
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