Inicio Foros Formación cofrade Evangelio Dominical y Festividades Evangelio del domingo 02/12/2012

  • Este debate está vacío.
Viendo 5 entradas - de la 1 a la 5 (de un total de 5)
  • Autor
    Entradas
  • #8008
    Anónimo
    Inactivo

    1º Domingo de Adviento.

    Se acerca vuestra liberación

    Lectura del santo evangelio según San Lucas 21, 25-28. 34-36

    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

    – «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán.

    Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad.

    Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.

    Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.

    Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre.»

    Palabra del Señor.

    #12285
    Anónimo
    Inactivo

    Os dejo los comentarios

    SIN MATAR LA ESPERANZA

    [align=justify]Jesús fue un creador incansable de esperanza. Toda su existencia consistió en contagiar a los demás la esperanza que él mismo vivía desde lo más hondo de su ser. Hoy escuchamos su grito de alerta: «Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Pero tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero».

    Las palabras de Jesús no han perdido actualidad, pues también hoy seguimos matando la esperanza y estropeando la vida de muchas maneras. No pensemos en los que, al margen de toda fe, viven según aquello de «comamos y bebamos, que mañana moriremos», sino en quienes, llamándonos cristianos, podemos caer en una actitud no muy diferente: «Comamos y bebamos, que mañana vendrá el Mesías».

    Cuando en una sociedad se tiene como objetivo casi único de la vida la satisfacción ciega de las apetencias y se encierra cada uno en su propio disfrute, allí muere la esperanza.

    Los satisfechos no buscan nada realmente nuevo. No trabajan fondo nos va bastante bien. Desde esta perspectiva, oír hablar de que un día todo puede desaparecer «suena» a «visiones apocalípticas» nacidas del desvarío de mentes tenebrosas.

    Todo cambia cuando el mismo Evangelio es leído desde el sufrimiento del Tercer Mundo. Cuando la miseria es ya insoportable y el momento presente es vivido solo como sufrimiento destructor, es fácil sentir exactamente lo contrario. «Gracias a Dios esto no durará para siempre».

    Los últimos de la Tierra son quienes mejor pueden comprender el mensaje de Jesús: «Dichosos los que lloran, porque de ellos es el reino de Dios». Estos hombres y mujeres, cuya existencia es hambre y miseria, están esperando algo nuevo y diferente que responda a sus anhelos más hondos de vida y de paz.

    Un día «el sol, la luna y las estrellas temblarán», es decir, todo aquello en que creíamos poder confiar para siempre se hundirá. Nuestras ideas de poder, seguridad y progreso se tambalearán. Todo aquello que no conduce al ser humano a la verdad, la justicia y la fraternidad se derrumbará, y «en la tierra habrá angustia de las gentes».

    Pero el mensaje de Jesús no es de desesperanza para nadie: Aun entonces, en el momento de la verdad última, no desesperéis, estad despiertos, «manteneos en pie», poned vuestra confianza en Dios. Viendo de cerca el sufrimiento cruel de aquellas gentes de África me sorprendí a mí mismo sintiendo algo que puede parecer extraño en un cristiano. No es propiamente una oración a Dios. Es un deseo ardiente y una invocación ante el misterio del dolor humano. Es esto lo que me salía de dentro: «¡Por favor, que haya Dios!».

    INDIGNACIÓN Y ESPERANZA

    Una convicción indestructible sostiene desde sus inicios la fe de los seguidores de Jesús: alentada por Dios, la historia humana se encamina hacia su liberación definitiva. Las contradicciones insoportables del ser humano y los horrores que se cometen en todas las épocas no han de destruir nuestra esperanza.

    Este mundo que nos sostiene no es definitivo. Un día la creación entera dará «signos» de que ha llegado a su final para dar paso a una vida nueva y liberada que ninguno de nosotros puede imaginar ni comprender.

    Los evangelios recogen el recuerdo de una reflexión de Jesús sobre este final de los tiempos. Paradójicamente, su

    atención no se concentra en los «acontecimientos cósmicos» que se puedan producir en aquel momento. Su principal

    objetivo es proponer a sus seguidores un estilo de vivir con lucidez ante ese horizonte

    El final de la historia no es el caos, la destrucción de la vida, la muerte total. Lentamente, en medio de luces y tinieblas,escuchando las llamadas de nuestro corazón o desoyendo lo mejor que hay en nosotros, vamos caminando hacia el misterio último de la realidad que los creyentes llamamos «Dios».

    No hemos de vivir atrapados por el miedo o la ansiedad. El «último día» no es un día de ira y de venganza, sino de

    liberación. Lucas resume el pensamiento de Jesús con estas palabras admirables: «Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación». Solo entonces conoceremos de verdad cómo ama Dios al mundo.

    Hemos de reavivar nuestra confianza, levantar el ánimo y despertar la esperanza. Un día los poderes financieros se

    hundirán. La insensatez de los poderosos se acabará. Las víctimas de tantas guerras, crímenes y genocidios conocerán la vida. Nuestros esfuerzos por un mundo más humano no se perderán para siempre.

    Jesús se esfuerza por sacudir las conciencias de sus seguidores. «Tened cuidado: que no se os embote la mente». No viváis como imbéciles. No os dejéis arrastrar por la frivolidad y los excesos. Mantened viva la indignación. «Estad siempre despiertos». No os relajéis. Vivid con lucidez y responsabilidad. No os canséis. Mantened siempre la tensión.

    ¿Cómo estamos viviendo estos tiempos difíciles para casi todos, angustiosos para muchos, y crueles para quienes se hunden en la impotencia? ¿Estamos despiertos? ¿Vivimos dormidos? Desde las comunidades cristianas hemos de alentar la indignación y la esperanza. Y solo hay un camino: estar junto a los que se están quedando sin nada, hundidos en la desesperanza, la rabia y la humillación.

    Despierta a los seguidores de Jesús. Pásalo.

    También el de Kamiano:

    El lenguaje apocalíptico, que parece asustarnos, no ha de llevarnos al miedo sino al sentimiento de liberación. Como dice el Evangelio es tiempo de tener ánimo, porque se acerca nuestra liberación. Por eso hay que levantar la cabeza hacia Dios, del que viene todo lo que somos y tenemos. No mirar para abajo, sino para arriba. No dejarnos influir por tantas situaciones de destrucción y de muerte, sino de las de vida y esperanza.Estamos en tiempo de Adviento, en el que se activa nuestra esperanza. Así que aprovechemos estas cuatro semana para acoger a Jesús, que viene y que nos va a liberar y abrazar con su Amor.

    Comenzamos, además, en este primer domingo de Adviento el nuevo Año litúrgico. Nos dice Patxi: “el año litúrgico es como una escalera de caracol. Caminamos dando círculos y volvemos a vivir lo mismo pero cada vez lo hacemos de forma más elevada, más alto. Que este año caminemos hacia lo alto y juntos”. Además, nos hace el regalo de una adaptación suya del logo del Año dela Fe.

    Fraternalmente.-[/align]

    #18338
    Anónimo
    Inactivo

    Os dejo los comentarios

    SIN MATAR LA ESPERANZA

    [align=justify]Jesús fue un creador incansable de esperanza. Toda su existencia consistió en contagiar a los demás la esperanza que él mismo vivía desde lo más hondo de su ser. Hoy escuchamos su grito de alerta: «Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Pero tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero».

    Las palabras de Jesús no han perdido actualidad, pues también hoy seguimos matando la esperanza y estropeando la vida de muchas maneras. No pensemos en los que, al margen de toda fe, viven según aquello de «comamos y bebamos, que mañana moriremos», sino en quienes, llamándonos cristianos, podemos caer en una actitud no muy diferente: «Comamos y bebamos, que mañana vendrá el Mesías».

    Cuando en una sociedad se tiene como objetivo casi único de la vida la satisfacción ciega de las apetencias y se encierra cada uno en su propio disfrute, allí muere la esperanza.

    Los satisfechos no buscan nada realmente nuevo. No trabajan fondo nos va bastante bien. Desde esta perspectiva, oír hablar de que un día todo puede desaparecer «suena» a «visiones apocalípticas» nacidas del desvarío de mentes tenebrosas.

    Todo cambia cuando el mismo Evangelio es leído desde el sufrimiento del Tercer Mundo. Cuando la miseria es ya insoportable y el momento presente es vivido solo como sufrimiento destructor, es fácil sentir exactamente lo contrario. «Gracias a Dios esto no durará para siempre».

    Los últimos de la Tierra son quienes mejor pueden comprender el mensaje de Jesús: «Dichosos los que lloran, porque de ellos es el reino de Dios». Estos hombres y mujeres, cuya existencia es hambre y miseria, están esperando algo nuevo y diferente que responda a sus anhelos más hondos de vida y de paz.

    Un día «el sol, la luna y las estrellas temblarán», es decir, todo aquello en que creíamos poder confiar para siempre se hundirá. Nuestras ideas de poder, seguridad y progreso se tambalearán. Todo aquello que no conduce al ser humano a la verdad, la justicia y la fraternidad se derrumbará, y «en la tierra habrá angustia de las gentes».

    Pero el mensaje de Jesús no es de desesperanza para nadie: Aun entonces, en el momento de la verdad última, no desesperéis, estad despiertos, «manteneos en pie», poned vuestra confianza en Dios. Viendo de cerca el sufrimiento cruel de aquellas gentes de África me sorprendí a mí mismo sintiendo algo que puede parecer extraño en un cristiano. No es propiamente una oración a Dios. Es un deseo ardiente y una invocación ante el misterio del dolor humano. Es esto lo que me salía de dentro: «¡Por favor, que haya Dios!».

    INDIGNACIÓN Y ESPERANZA

    Una convicción indestructible sostiene desde sus inicios la fe de los seguidores de Jesús: alentada por Dios, la historia humana se encamina hacia su liberación definitiva. Las contradicciones insoportables del ser humano y los horrores que se cometen en todas las épocas no han de destruir nuestra esperanza.

    Este mundo que nos sostiene no es definitivo. Un día la creación entera dará «signos» de que ha llegado a su final para dar paso a una vida nueva y liberada que ninguno de nosotros puede imaginar ni comprender.

    Los evangelios recogen el recuerdo de una reflexión de Jesús sobre este final de los tiempos. Paradójicamente, su

    atención no se concentra en los «acontecimientos cósmicos» que se puedan producir en aquel momento. Su principal

    objetivo es proponer a sus seguidores un estilo de vivir con lucidez ante ese horizonte

    El final de la historia no es el caos, la destrucción de la vida, la muerte total. Lentamente, en medio de luces y tinieblas,escuchando las llamadas de nuestro corazón o desoyendo lo mejor que hay en nosotros, vamos caminando hacia el misterio último de la realidad que los creyentes llamamos «Dios».

    No hemos de vivir atrapados por el miedo o la ansiedad. El «último día» no es un día de ira y de venganza, sino de

    liberación. Lucas resume el pensamiento de Jesús con estas palabras admirables: «Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación». Solo entonces conoceremos de verdad cómo ama Dios al mundo.

    Hemos de reavivar nuestra confianza, levantar el ánimo y despertar la esperanza. Un día los poderes financieros se

    hundirán. La insensatez de los poderosos se acabará. Las víctimas de tantas guerras, crímenes y genocidios conocerán la vida. Nuestros esfuerzos por un mundo más humano no se perderán para siempre.

    Jesús se esfuerza por sacudir las conciencias de sus seguidores. «Tened cuidado: que no se os embote la mente». No viváis como imbéciles. No os dejéis arrastrar por la frivolidad y los excesos. Mantened viva la indignación. «Estad siempre despiertos». No os relajéis. Vivid con lucidez y responsabilidad. No os canséis. Mantened siempre la tensión.

    ¿Cómo estamos viviendo estos tiempos difíciles para casi todos, angustiosos para muchos, y crueles para quienes se hunden en la impotencia? ¿Estamos despiertos? ¿Vivimos dormidos? Desde las comunidades cristianas hemos de alentar la indignación y la esperanza. Y solo hay un camino: estar junto a los que se están quedando sin nada, hundidos en la desesperanza, la rabia y la humillación.

    Despierta a los seguidores de Jesús. Pásalo.

    También el de Kamiano:

    El lenguaje apocalíptico, que parece asustarnos, no ha de llevarnos al miedo sino al sentimiento de liberación. Como dice el Evangelio es tiempo de tener ánimo, porque se acerca nuestra liberación. Por eso hay que levantar la cabeza hacia Dios, del que viene todo lo que somos y tenemos. No mirar para abajo, sino para arriba. No dejarnos influir por tantas situaciones de destrucción y de muerte, sino de las de vida y esperanza.Estamos en tiempo de Adviento, en el que se activa nuestra esperanza. Así que aprovechemos estas cuatro semana para acoger a Jesús, que viene y que nos va a liberar y abrazar con su Amor.

    Comenzamos, además, en este primer domingo de Adviento el nuevo Año litúrgico. Nos dice Patxi: “el año litúrgico es como una escalera de caracol. Caminamos dando círculos y volvemos a vivir lo mismo pero cada vez lo hacemos de forma más elevada, más alto. Que este año caminemos hacia lo alto y juntos”. Además, nos hace el regalo de una adaptación suya del logo del Año dela Fe.

    Fraternalmente.-[/align]

    #12286
    Anónimo
    Inactivo

    Olvidé los adjuntos.

    Ahí van.-

    Fraternalmente.-

    #18339
    Anónimo
    Inactivo

    Olvidé los adjuntos.

    Ahí van.-

    Fraternalmente.-

Viendo 5 entradas - de la 1 a la 5 (de un total de 5)
  • Debes estar registrado para responder a este debate.