Inicio Foros Formación cofrade Evangelio Dominical y Festividades Evangelio del domingo 03/02/2019 4º de T. Ordinario Ciclo C.

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    Anónimo
    Inactivo

    «Jesús, como Elías y Elíseo, no solo es enviado a los judíos»

    Lectura del santo Evangelio según San Lucas

    En aquel tiempo, Jesús comenzó a decir en la sinagoga:

    «Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír»

    Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.

    Y decían:

    «¿No es éste el hijo de José?»

    Pero Jesús les dijo:

    «Sin duda me diréis aquel refrán: «Médico, cúrate a ti mismo»; haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún»

    Y añadió:

    «En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio».

    Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.

    Palabra del Señor.

    #12961
    Anónimo
    Inactivo

    Os dejo los comentarios al Evangelio del domingo.

    EDUCAR LA VOLUNTAD

    [align=justify]No está de moda hablar de disciplina, esfuerzo o renuncia. Pocos se atreven hoy a mostrar la importancia que tiene en la vida la educación de una voluntad fuerte y recia. Vivimos más bien envueltos en eso que el catedrático de psiquiatría Enrique Rojas llama «la filosofía del me apetece». Esa es la principal motivación que inspira la vida de no pocos: «no me apetece», «esto me va», «aquello no me gusta».

    En pocos años, ha ido creciendo de manera alarmante el número de personas de voluntad débil, caprichosas y blandas, incapaces de proponerse metas y objetivos concretos. Hombres y mujeres inconstantes que giran como veletas según el viento del momento, llevados y traídos por lo que, en cada instante, les pide el cuerpo.

    Buscan una vida cómoda y placentera, pero les espera un futuro difícil. En el amor no llegarán muy lejos, pues no saben lo que es renunciar, ni conocen la importancia del sacrificio y la dedicación al bien del otro. Son como niños consentidos y caprichosos que estropean cualquier relación basada en el amor y la entrega generosa.

    Tampoco lograrán nada grande y noble en los demás aspectos de su vida. Nunca desarrollarán sus verdaderas posibilidades. Se instalarán en la mediocridad y arrastrarán, a donde quiera que vayan, su personalidad mal diseñada, fruto del abandono y la dejadez.

    El hombre de hoy necesita recordar que la voluntad es un rasgo esencial del ser humano. Tanto como la razón. Incluso se ha de decir que la persona con voluntad llega más lejos en su crecimiento personal que quien es inteligente. Lo grande es casi siempre fruto de la determinación y la tenacidad.

    Educar la voluntad es un trabajo que requiere esfuerzo diario. Hay que utilizar herramientas tan concretas como la disciplina, el orden, la constancia y la ilusión. Hay que saber renunciar a la satisfacción de lo inmediato en función de metas futuras.

    Pero merece la pena. Antes o después, van llegando los frutos. La persona se va haciendo más libre y más dueña de sí misma. No se doblega fácilmente a las dificultades. Su vida va alcanzando una madurez que enriquece a quienes encuentra en su camino.

    El modelo más limpio lo encuentra el cristiano en ese Jesús capaz de ser fiel a su misión, a pesar de los rechazos y desprecios que encuentra en su camino. El evangelista Lucas nos dice que sus propios vecinos de Nazaret trataban de «despeñarlo», pero él «se abrió paso entre ellos» para continuar su tarea salvadora.[/align]
    [align=right]José Antonio Pagola[/align]

    PRIVADOS DE ESPÍRITU PROFÉTICO

    [align=justify]Sabemos que históricamente la oposición a Jesús se fue gestando poco a poco: el recelo de los escribas, la irritación de los maestros de la ley y el rechazo de los dirigentes del templo fueron creciendo hasta acabar en su ejecución en la cruz.

    También lo sabe el evangelista Lucas. Pero, intencionadamente, forzando incluso su propio relato, habla del rechazo frontal a Jesús en la primera actuación pública que describe. Desde el principio han de tomar conciencia los lectores de que el rechazo es la primera reacción que encuentra Jesús entre los suyos al presentarse como Profeta.

    Lo sucedido en Nazaret no es un hecho aislado. Algo que sucedió en el pasado. El rechazo a Jesús cuando se presenta como Profeta de los pobres, liberador de los oprimidos y perdonador de los pecadores, se puede ir produciendo entre los suyos a lo largo de los siglos.

    A los seguidores de Jesús nos cuesta aceptar su dimensión profética. Olvidamos casi por completo algo que tiene su importancia. Dios no se ha encarnado en un sacerdote, consagrado a cuidar la religión del templo. Tampoco en un letrado ocupado en defender el orden establecido por la ley.

    Se ha encarnado y revelado en un Profeta enviado por el Espíritu a anunciar a los pobres la Buena Noticia y a los oprimidos la liberación. Olvidamos que la religión cristiana no es una religión más, nacida para proporcionar a los seguidores de Jesús las creencias, ritos y preceptos adecuados para vivir su relación con Dios. Es una religión profética, impulsada por el Profeta Jesús para promover un mundo más humano, orientado hacia su salvación definitiva en Dios.

    Los cristianos tenemos el riesgo de descuidar una y otra vez la dimensión profética que nos ha de animar a los seguidores de Jesús. A pesar de las grandes manifestaciones proféticas que se han ido dando en la historia cristiana, no deja de ser verdad lo que afirma el reconocido teólogo H. von Balthasar: A finales del siglo segundo «cae sobre el espíritu (profético) de la Iglesia una escarcha que no ha vuelto a quitarse del todo».

    Hoy, de nuevo, preocupados por restaurar «lo religioso» frente a la secularización moderna, los cristianos corremos el peligro de caminar hacia el futuro privados de espíritu profético. Si es así, nos puede suceder lo que a los vecinos de Nazaret: Jesús se abrirá paso entre nosotros y «se alejará» para proseguir su camino. Nada le impedirá seguir su tarea liberadora. Otros, venidos de fuera, reconocerán su fuerza profética y acogerán su acción salvadora.[/align]
    [align=right]José Antonio Pagola[/align]

    También el de Kamiano.

    LA REVOLUCIÓN DEL HIJO DEL CARPINTERO

    [align=justify]La revolución del hijo del carpintero comenzó cuando se propuso tallar un hombre o una mujer con formas de corazones. Parece que los que son duros y cerrados en su interior son madera imposible para la talla.

    El hijo del carpintero quiere tallar, formar nuevas vidas con el Amor. No hace falta más milagro que el diseño de su Corazón. El Corazón de Jesús talla corazones para que aprendamos a amar, sin necesidad de nada más.

    El hijo del carpintero nos tiene desconcertados. Buscamos signos y Él mismo se nos da con el mayor de ellos: el Amor.

    El hijo del carpintero no sería profeta hoy en su tierra. Ya no se valoran a los carpinteros, auténticos ebanistas del corazón.

    El hijo del carpintero quiere habitar en una casa, en la que se han cerrado a cal y canto las puertas. Esa casa eres tú. Esa casa es la Iglesia. ¡Abramos puertas y ventanas de par en par![/align]
    [align=right]Dibujo: Patxi Velasco FANO

    Texto: Fernando Cordero ss.cc[/align]

    Fraternalmente.

    #19014
    Anónimo
    Inactivo

    Os dejo los comentarios al Evangelio del domingo.

    EDUCAR LA VOLUNTAD

    [align=justify]No está de moda hablar de disciplina, esfuerzo o renuncia. Pocos se atreven hoy a mostrar la importancia que tiene en la vida la educación de una voluntad fuerte y recia. Vivimos más bien envueltos en eso que el catedrático de psiquiatría Enrique Rojas llama «la filosofía del me apetece». Esa es la principal motivación que inspira la vida de no pocos: «no me apetece», «esto me va», «aquello no me gusta».

    En pocos años, ha ido creciendo de manera alarmante el número de personas de voluntad débil, caprichosas y blandas, incapaces de proponerse metas y objetivos concretos. Hombres y mujeres inconstantes que giran como veletas según el viento del momento, llevados y traídos por lo que, en cada instante, les pide el cuerpo.

    Buscan una vida cómoda y placentera, pero les espera un futuro difícil. En el amor no llegarán muy lejos, pues no saben lo que es renunciar, ni conocen la importancia del sacrificio y la dedicación al bien del otro. Son como niños consentidos y caprichosos que estropean cualquier relación basada en el amor y la entrega generosa.

    Tampoco lograrán nada grande y noble en los demás aspectos de su vida. Nunca desarrollarán sus verdaderas posibilidades. Se instalarán en la mediocridad y arrastrarán, a donde quiera que vayan, su personalidad mal diseñada, fruto del abandono y la dejadez.

    El hombre de hoy necesita recordar que la voluntad es un rasgo esencial del ser humano. Tanto como la razón. Incluso se ha de decir que la persona con voluntad llega más lejos en su crecimiento personal que quien es inteligente. Lo grande es casi siempre fruto de la determinación y la tenacidad.

    Educar la voluntad es un trabajo que requiere esfuerzo diario. Hay que utilizar herramientas tan concretas como la disciplina, el orden, la constancia y la ilusión. Hay que saber renunciar a la satisfacción de lo inmediato en función de metas futuras.

    Pero merece la pena. Antes o después, van llegando los frutos. La persona se va haciendo más libre y más dueña de sí misma. No se doblega fácilmente a las dificultades. Su vida va alcanzando una madurez que enriquece a quienes encuentra en su camino.

    El modelo más limpio lo encuentra el cristiano en ese Jesús capaz de ser fiel a su misión, a pesar de los rechazos y desprecios que encuentra en su camino. El evangelista Lucas nos dice que sus propios vecinos de Nazaret trataban de «despeñarlo», pero él «se abrió paso entre ellos» para continuar su tarea salvadora.[/align]
    [align=right]José Antonio Pagola[/align]

    PRIVADOS DE ESPÍRITU PROFÉTICO

    [align=justify]Sabemos que históricamente la oposición a Jesús se fue gestando poco a poco: el recelo de los escribas, la irritación de los maestros de la ley y el rechazo de los dirigentes del templo fueron creciendo hasta acabar en su ejecución en la cruz.

    También lo sabe el evangelista Lucas. Pero, intencionadamente, forzando incluso su propio relato, habla del rechazo frontal a Jesús en la primera actuación pública que describe. Desde el principio han de tomar conciencia los lectores de que el rechazo es la primera reacción que encuentra Jesús entre los suyos al presentarse como Profeta.

    Lo sucedido en Nazaret no es un hecho aislado. Algo que sucedió en el pasado. El rechazo a Jesús cuando se presenta como Profeta de los pobres, liberador de los oprimidos y perdonador de los pecadores, se puede ir produciendo entre los suyos a lo largo de los siglos.

    A los seguidores de Jesús nos cuesta aceptar su dimensión profética. Olvidamos casi por completo algo que tiene su importancia. Dios no se ha encarnado en un sacerdote, consagrado a cuidar la religión del templo. Tampoco en un letrado ocupado en defender el orden establecido por la ley.

    Se ha encarnado y revelado en un Profeta enviado por el Espíritu a anunciar a los pobres la Buena Noticia y a los oprimidos la liberación. Olvidamos que la religión cristiana no es una religión más, nacida para proporcionar a los seguidores de Jesús las creencias, ritos y preceptos adecuados para vivir su relación con Dios. Es una religión profética, impulsada por el Profeta Jesús para promover un mundo más humano, orientado hacia su salvación definitiva en Dios.

    Los cristianos tenemos el riesgo de descuidar una y otra vez la dimensión profética que nos ha de animar a los seguidores de Jesús. A pesar de las grandes manifestaciones proféticas que se han ido dando en la historia cristiana, no deja de ser verdad lo que afirma el reconocido teólogo H. von Balthasar: A finales del siglo segundo «cae sobre el espíritu (profético) de la Iglesia una escarcha que no ha vuelto a quitarse del todo».

    Hoy, de nuevo, preocupados por restaurar «lo religioso» frente a la secularización moderna, los cristianos corremos el peligro de caminar hacia el futuro privados de espíritu profético. Si es así, nos puede suceder lo que a los vecinos de Nazaret: Jesús se abrirá paso entre nosotros y «se alejará» para proseguir su camino. Nada le impedirá seguir su tarea liberadora. Otros, venidos de fuera, reconocerán su fuerza profética y acogerán su acción salvadora.[/align]
    [align=right]José Antonio Pagola[/align]

    También el de Kamiano.

    LA REVOLUCIÓN DEL HIJO DEL CARPINTERO

    [align=justify]La revolución del hijo del carpintero comenzó cuando se propuso tallar un hombre o una mujer con formas de corazones. Parece que los que son duros y cerrados en su interior son madera imposible para la talla.

    El hijo del carpintero quiere tallar, formar nuevas vidas con el Amor. No hace falta más milagro que el diseño de su Corazón. El Corazón de Jesús talla corazones para que aprendamos a amar, sin necesidad de nada más.

    El hijo del carpintero nos tiene desconcertados. Buscamos signos y Él mismo se nos da con el mayor de ellos: el Amor.

    El hijo del carpintero no sería profeta hoy en su tierra. Ya no se valoran a los carpinteros, auténticos ebanistas del corazón.

    El hijo del carpintero quiere habitar en una casa, en la que se han cerrado a cal y canto las puertas. Esa casa eres tú. Esa casa es la Iglesia. ¡Abramos puertas y ventanas de par en par![/align]
    [align=right]Dibujo: Patxi Velasco FANO

    Texto: Fernando Cordero ss.cc[/align]

    Fraternalmente.

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