Inicio Foros Formación cofrade Evangelio Dominical y Festividades Evangelio del domingo 09/12/2012

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  • #8019
    Anónimo
    Inactivo

    2º Domingo de Adviento.

    Todos verán la salvación de Dios.

    Lectura del santo evangelio según San Lucas 3, 1-6

    En el año quince del reinado del emperador Tiberio, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, y Herodes virrey de Galilea, y su hermano Felipe virrey de Iturea y Traconítide, y Lisanio virrey de Abilene, bajo el sumo sacerdocio de Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto.

    Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:

    «Una voz grita en el desierto:

    Preparad el camino del Señor,

    allanad sus senderos;

    elévense los valles,

    desciendan los montes y colinas;

    que lo torcido se enderece,

    lo escabroso se iguale.

    Y todos verán la salvación de Dios.»

    Palabra del Señor.

    #12288
    Anónimo
    Inactivo

    Os dejo los comentarios del Evangelio del próximo domingo, 2º de Adviento.

    EL NUEVO GRITO DEL DESIERTO

    [align=justify]Al narrar el nacimiento de Jesús, el evangelio va enumerando la imponente serie de personajes importantes de la época. Hombres que ocupan los más altos poderes civiles, administrativos y religiosos.

    Sin embargo, es un hombre pobre del desierto el único que escucha la palabra de Dios que debe oír todo el pueblo. Un hombre que no pertenece a ninguna jerarquía y no posee poder, dinero ni autoridad alguna.

    Las gentes deberán escuchar la llamada al cambio y a la transformaci6n, no en la corte del emperador ni en los círculos selectos de los gobernadores romanos o los sacerdotes judíos. Es al hombre del desierto al que habrán de acudir.

    Siempre es así. Es al pobre al que hay que escuchar para poder oír en lo más hondo de nuestro ser una llamada al cambio y a la salvación.

    Cuando una persona sincera es capaz de aprender a mirar la vida desde la perspectiva del pobre y del indefenso, se siente llamado a renovar su vida. Escuchar al ser humano que nos grita desde el desierto de su pobreza, es siempre escuchar una llamada a la conversión.

    Quizás si aprendiéramos a ver la vida desde la necesidad del pobre y acertáramos a compartir sus aspiraciones, sus luchas y su hambre por vivir en una sociedad más humana, comenzaríamos a entender la existencia de una manera cualitativamente distinta. ¿No será éste el mejor camino para escuchar con nitidez la llamada a abrir nuevos caminos en nuestra vida personal y en nuestra conducta social?

    Un grito estridente y doloroso se escucha hoy en nuestra sociedad contemporánea. Es la voz de los marginados, los indefensos, los atropellados, los ancianos, los humillados, los manipulados, los desprovistos de toda defensa ante las injusticias de los más poderosos.

    Es una voz que nos urge a «socializar» más nuestra vida y a empeñarnos en nuevos caminos que nos conduzcan a una sociedad distinta, organizada no en función de los intereses de unos privilegiados sino de las necesidades de los débiles e indefensos.

    La salvación viene siempre de una palabra de Dios. Y esta palabra se nos dirige incesantemente a los hombres también hoy, aunque raramente encuentre a alguien que la escuche en su corazón.[/align]

    ABRIR CAMINOS NUEVOS

    [align=justify]Los primeros cristianos vieron en la actuación del Bautista al profeta que preparó decisivamente el camino a Jesús. Por eso, a lo largo de los siglos, el Bautista se ha convertido en una llamada que nos sigue urgiendo a preparar caminos que nos permitan acoger a Jesús entre nosotros.

    Lucas ha resumido su mensaje con este grito tomado del profeta Isaías: «Preparad el camino del Señor». ¿Cómo

    escuchar ese grito en la Iglesia de hoy? ¿Cómo abrir caminos para que los hombres y mujeres de nuestro tiempo podamos encontrarnos con él? ¿Cómo acogerlo en nuestras comunidades?

    Lo primero es tomar conciencia de que necesitamos un contacto mucho más vivo con su persona. No es posible

    alimentarse solo de doctrina religiosa. No es posible seguir a un Jesús convertido en una sublime abstracción. Necesitamos sintonizar vitalmente con él, dejarnos atraer por su estilo de vida, contagiarnos de su pasión por Dios y por el ser humano.

    En medio del «desierto espiritual» de la sociedad moderna, hemos de entender y configurar la comunidad cristiana como un lugar donde se acoge el Evangelio de Jesús. Vivir la experiencia de reunirnos creyentes, menos creyentes, poco creyentes e, incluso, no creyentes, en torno al relato evangélico de Jesús. Darle a él la oportunidad de que penetre con su fuerza humanizadora en nuestros problemas, crisis, miedos y esperanzas.

    No lo hemos de olvidar. En los evangelios no aprendemos doctrina académica sobre Jesús, destinada inevitablemente a envejecer a lo largo de los siglos. Aprendemos un estilo de vivir realizable en todos los tiempos y en todas las culturas: el estilo de vivir de Jesús. La doctrina no toca el corazón, no convierte ni enamora. Jesús sí.

    La experiencia directa e inmediata con el relato evangélico nos hace nacer a una fe nueva, no por vía de

    «adoctrinamiento» o de «aprendizaje teórico», sino por el contacto vital con Jesús. Él nos enseña a vivir la fe, no por

    obligación sino por atracción. Nos hace vivir la vida cristiana, no como deber sino como contagio. En contacto con el evangelio recuperamos nuestra verdadera identidad de seguidores de Jesús.

    Recorriendo los evangelios experimentamos que la presencia invisible y silenciosa del Resucitado adquiere rasgos

    humanos y recobra voz concreta. De pronto todo cambia: podemos vivir acompañados por Alguien que pone sentido, verdad y esperanza en nuestra existencia. El secreto de la «nueva evangelización» consiste en ponernos en contacto directo inmediato con Jesús. Sin él no es posible engendrar una fe nueva.

    Abre caminos nuevos a Jesús. Pásalo[/align]

    También el de Kamiano

    [align=justify]Me gusta mucho este dibujo de Patxi en este tiempo de conversión que es el Adviento. Me parece una interpretación preciosa de la figura de Juan Bautista, el Precursor, el que le prepara el camino al Mesías. ¡Qué mejor camino que el que vamos preparando con pequeños gestos de amor! ¡Cuántas oportunidades de allanar caminos tendiendo manos, uniendo corazones, perdonando, entregándose a fondo perdido! El camino es el amor. Allanar caminos es allanar corazones, ganar corazones, enlosar el mundo de amor.

    Juan Bautista quiere que le ayudemos en esta ingente tarea y que lo hagamos con cuidado, con mimo. El Señor pasa por nuestro camino. Hemos de ofrecerle lo mejor de nosotros mismos que habita en nuestro corazón.

    Queridos amigos, reflexionemos en esta segunda semana sobre cómo poder allanar con amor el camino al Mesías.[/align]

    Fraternalmente.-

    #18341
    Anónimo
    Inactivo

    Os dejo los comentarios del Evangelio del próximo domingo, 2º de Adviento.

    EL NUEVO GRITO DEL DESIERTO

    [align=justify]Al narrar el nacimiento de Jesús, el evangelio va enumerando la imponente serie de personajes importantes de la época. Hombres que ocupan los más altos poderes civiles, administrativos y religiosos.

    Sin embargo, es un hombre pobre del desierto el único que escucha la palabra de Dios que debe oír todo el pueblo. Un hombre que no pertenece a ninguna jerarquía y no posee poder, dinero ni autoridad alguna.

    Las gentes deberán escuchar la llamada al cambio y a la transformaci6n, no en la corte del emperador ni en los círculos selectos de los gobernadores romanos o los sacerdotes judíos. Es al hombre del desierto al que habrán de acudir.

    Siempre es así. Es al pobre al que hay que escuchar para poder oír en lo más hondo de nuestro ser una llamada al cambio y a la salvación.

    Cuando una persona sincera es capaz de aprender a mirar la vida desde la perspectiva del pobre y del indefenso, se siente llamado a renovar su vida. Escuchar al ser humano que nos grita desde el desierto de su pobreza, es siempre escuchar una llamada a la conversión.

    Quizás si aprendiéramos a ver la vida desde la necesidad del pobre y acertáramos a compartir sus aspiraciones, sus luchas y su hambre por vivir en una sociedad más humana, comenzaríamos a entender la existencia de una manera cualitativamente distinta. ¿No será éste el mejor camino para escuchar con nitidez la llamada a abrir nuevos caminos en nuestra vida personal y en nuestra conducta social?

    Un grito estridente y doloroso se escucha hoy en nuestra sociedad contemporánea. Es la voz de los marginados, los indefensos, los atropellados, los ancianos, los humillados, los manipulados, los desprovistos de toda defensa ante las injusticias de los más poderosos.

    Es una voz que nos urge a «socializar» más nuestra vida y a empeñarnos en nuevos caminos que nos conduzcan a una sociedad distinta, organizada no en función de los intereses de unos privilegiados sino de las necesidades de los débiles e indefensos.

    La salvación viene siempre de una palabra de Dios. Y esta palabra se nos dirige incesantemente a los hombres también hoy, aunque raramente encuentre a alguien que la escuche en su corazón.[/align]

    ABRIR CAMINOS NUEVOS

    [align=justify]Los primeros cristianos vieron en la actuación del Bautista al profeta que preparó decisivamente el camino a Jesús. Por eso, a lo largo de los siglos, el Bautista se ha convertido en una llamada que nos sigue urgiendo a preparar caminos que nos permitan acoger a Jesús entre nosotros.

    Lucas ha resumido su mensaje con este grito tomado del profeta Isaías: «Preparad el camino del Señor». ¿Cómo

    escuchar ese grito en la Iglesia de hoy? ¿Cómo abrir caminos para que los hombres y mujeres de nuestro tiempo podamos encontrarnos con él? ¿Cómo acogerlo en nuestras comunidades?

    Lo primero es tomar conciencia de que necesitamos un contacto mucho más vivo con su persona. No es posible

    alimentarse solo de doctrina religiosa. No es posible seguir a un Jesús convertido en una sublime abstracción. Necesitamos sintonizar vitalmente con él, dejarnos atraer por su estilo de vida, contagiarnos de su pasión por Dios y por el ser humano.

    En medio del «desierto espiritual» de la sociedad moderna, hemos de entender y configurar la comunidad cristiana como un lugar donde se acoge el Evangelio de Jesús. Vivir la experiencia de reunirnos creyentes, menos creyentes, poco creyentes e, incluso, no creyentes, en torno al relato evangélico de Jesús. Darle a él la oportunidad de que penetre con su fuerza humanizadora en nuestros problemas, crisis, miedos y esperanzas.

    No lo hemos de olvidar. En los evangelios no aprendemos doctrina académica sobre Jesús, destinada inevitablemente a envejecer a lo largo de los siglos. Aprendemos un estilo de vivir realizable en todos los tiempos y en todas las culturas: el estilo de vivir de Jesús. La doctrina no toca el corazón, no convierte ni enamora. Jesús sí.

    La experiencia directa e inmediata con el relato evangélico nos hace nacer a una fe nueva, no por vía de

    «adoctrinamiento» o de «aprendizaje teórico», sino por el contacto vital con Jesús. Él nos enseña a vivir la fe, no por

    obligación sino por atracción. Nos hace vivir la vida cristiana, no como deber sino como contagio. En contacto con el evangelio recuperamos nuestra verdadera identidad de seguidores de Jesús.

    Recorriendo los evangelios experimentamos que la presencia invisible y silenciosa del Resucitado adquiere rasgos

    humanos y recobra voz concreta. De pronto todo cambia: podemos vivir acompañados por Alguien que pone sentido, verdad y esperanza en nuestra existencia. El secreto de la «nueva evangelización» consiste en ponernos en contacto directo inmediato con Jesús. Sin él no es posible engendrar una fe nueva.

    Abre caminos nuevos a Jesús. Pásalo[/align]

    También el de Kamiano

    [align=justify]Me gusta mucho este dibujo de Patxi en este tiempo de conversión que es el Adviento. Me parece una interpretación preciosa de la figura de Juan Bautista, el Precursor, el que le prepara el camino al Mesías. ¡Qué mejor camino que el que vamos preparando con pequeños gestos de amor! ¡Cuántas oportunidades de allanar caminos tendiendo manos, uniendo corazones, perdonando, entregándose a fondo perdido! El camino es el amor. Allanar caminos es allanar corazones, ganar corazones, enlosar el mundo de amor.

    Juan Bautista quiere que le ayudemos en esta ingente tarea y que lo hagamos con cuidado, con mimo. El Señor pasa por nuestro camino. Hemos de ofrecerle lo mejor de nosotros mismos que habita en nuestro corazón.

    Queridos amigos, reflexionemos en esta segunda semana sobre cómo poder allanar con amor el camino al Mesías.[/align]

    Fraternalmente.-

Viendo 3 entradas - de la 1 a la 3 (de un total de 3)
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