Inicio › Foros › Formación cofrade › Evangelio Dominical y Festividades › Evangelio del domingo 21/10/2012
- Este debate está vacío.
-
AutorEntradas
-
15 octubre, 2012 a las 18:18 #7946
Anónimo
InactivoEl Hijo del hombre ha venido para dar su vida en rescate por todos.Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 35-45En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
– «Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir.»
Les preguntó:
– «¿Qué queréis que haga por vosotros?»
Contestaron:
– «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.»
Jesús replicó:
– «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?»
Contestaron:
– «Lo somos.»
Jesús les dijo:
– «El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; está ya reservado.»
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.
Jesús, reuniéndolos, les dijo:
– «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen.
Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.
Porque el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos.»
Palabra del Señor.18 octubre, 2012 a las 15:27 #12279Anónimo
InactivoOs adjunto los comentarios [align=justify]Mientras suben a Jerusalén, Jesús va anunciando a sus discípulos el destino doloroso que le espera en la capital. Losdiscípulos no le entienden. Andan disputando entre ellos por los primeros puestos. Santiago y Juan, discípulos de primera hora, se acercan a él para pedirle directamente sentarse un día «el uno a su derecha y el otro a su izquierda».
A Jesús se le ve desalentado: «No sabéis lo que pedís». Nadie en el grupo parece entenderle que seguirle a él de cerca colaborando en su proyecto, siempre será un camino, no de poder y grandezas, sino de sacrificio y cruz.
Mientras tanto, al enterarse del atrevimiento de Santiago y Juan, los otros diez se indignan. El grupo está más agitado que nunca. La ambición los está dividiendo. Jesús los reúne a todos para dejar claro su pensamiento.
Antes que nada, les expone lo que sucede en los pueblos del imperio romano. Todos conocen los abusos de Antipas y las familias herodianas en Galilea. Jesús lo resume así: Los que son reconocidos como jefes utilizan su poder para «tiranizar» a los pueblos, y los grandes no hacen sino «oprimir» a sus súbditos. Jesús no puede ser más tajante: «Vosotros, nada de eso».
No quiere ver entre los suyos nada parecido: «El que quiera ser grande, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser
primero, que sea esclavo de todos». En su comunidad no habrá lugar para el poder que oprime, solo para el servicio que ayuda. Jesús no quiere jefes sentados a su derecha e izquierda, sino servidores como él, que dan su vida por los demás.
Jesús deja las cosas claras. Su Iglesia no se construye desde la imposición de los de arriba, sino desde el servicio de los que se colocan abajo. No cabe en ella jerarquía alguna en clave de honor o dominación. Tampoco métodos y estrategias de poder. Es el servicio el que construye la comunidad cristiana.
Jesús da tanta importancia a lo que está diciendo que se pone a sí mismo como ejemplo, pues no ha venido al mundo para exigir que le sirvan, sino «para servir y dar su vida en rescate por muchos». Jesús no enseña a nadie a triunfar en la Iglesia, sino a servir al proyecto del reino de Dios desviviéndonos por los más débiles y necesitados.
La enseñanza de Jesús no es solo para los dirigentes. Desde tareas y responsabilidades diferentes, hemos de
comprometernos todos a vivir con más entrega al servicio de su proyecto. No necesitamos en la Iglesia imitadores de Santiago y Juan, sino seguidores fieles de Jesús. Los que quieran ser importantes, que se pongan a trabajar y colaborar.
Construye una Iglesia al servicio del reino de Dios. Pásalo.
[/align] También el de Kamiano
[align=justify]En el Domingo de la propagación de la Fe, el DOMUND, en el que recordamos a los misioneros y misioneras extendidos por todo el planeta, encontramos una de las mayores lecciones para nuestra vida: la cosa está en servir. Es lo que hacen estos hermanos nuestros en los países más pobres de la tierra y en la sociedad secularizada: servir.Fijaos lo que sucede en el Evangelio de este Domingo. Incluso los más cercanos a Jesús están próximos a la tentación del poder, de tener un nombre, un buen puesto, ser gente importante. No, no, no va por ahí el camino de Jesús. Lo nuestro, queridos amigos, es servir. La fe nos lleva al servicio y el servicio de los amigos de Jesús brota de la fe.
Un amigo sacerdote, que me ha metido cierta prisa para que escribiera el comentario al Evangelio, me pedía alguna idea para la misa de niños. Pues yo colocaría delante del altar un globo del mundo, como el que ha dibujado Patxi y una palangana al lado. Invitaría a los niños a que se acercaran y dijeran situaciones de nuestro mundo que necesitan ser arregladas, “lavadas”, alentadas… ¿Conocen a personas que den su vida por otros, que ayuden al mundo a salir de su tristeza, de su pobreza, de su hambre?
Por otro lado, siguiendo una idea que me gustó de Dolores Aleixandre rscj, hace unos años ella invitaba a colocar delante del altar una sillita bajita y un sillón. Quizá se pueda plantear a los niños y a los mayores dónde nos gusta situarnos, qué conlleva estar sentados en un sitio o en otro.
En fin, como nos sugiere Patxi, agachémonos para lavar los pies y dejémonos de méritos, reconocimientos y “medallitas”. Señor, haznos misioneros de tu amor y amantes del servicio generoso a los que nos rodean. Queremos ser, misioneros desde aquí, al estilo de san Francisco Javier, de la Madre Teresa y del Padre Damián.
[/align] Fraternalmente.-
18 octubre, 2012 a las 15:27 #18332Anónimo
InactivoOs adjunto los comentarios [align=justify]Mientras suben a Jerusalén, Jesús va anunciando a sus discípulos el destino doloroso que le espera en la capital. Losdiscípulos no le entienden. Andan disputando entre ellos por los primeros puestos. Santiago y Juan, discípulos de primera hora, se acercan a él para pedirle directamente sentarse un día «el uno a su derecha y el otro a su izquierda».
A Jesús se le ve desalentado: «No sabéis lo que pedís». Nadie en el grupo parece entenderle que seguirle a él de cerca colaborando en su proyecto, siempre será un camino, no de poder y grandezas, sino de sacrificio y cruz.
Mientras tanto, al enterarse del atrevimiento de Santiago y Juan, los otros diez se indignan. El grupo está más agitado que nunca. La ambición los está dividiendo. Jesús los reúne a todos para dejar claro su pensamiento.
Antes que nada, les expone lo que sucede en los pueblos del imperio romano. Todos conocen los abusos de Antipas y las familias herodianas en Galilea. Jesús lo resume así: Los que son reconocidos como jefes utilizan su poder para «tiranizar» a los pueblos, y los grandes no hacen sino «oprimir» a sus súbditos. Jesús no puede ser más tajante: «Vosotros, nada de eso».
No quiere ver entre los suyos nada parecido: «El que quiera ser grande, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser
primero, que sea esclavo de todos». En su comunidad no habrá lugar para el poder que oprime, solo para el servicio que ayuda. Jesús no quiere jefes sentados a su derecha e izquierda, sino servidores como él, que dan su vida por los demás.
Jesús deja las cosas claras. Su Iglesia no se construye desde la imposición de los de arriba, sino desde el servicio de los que se colocan abajo. No cabe en ella jerarquía alguna en clave de honor o dominación. Tampoco métodos y estrategias de poder. Es el servicio el que construye la comunidad cristiana.
Jesús da tanta importancia a lo que está diciendo que se pone a sí mismo como ejemplo, pues no ha venido al mundo para exigir que le sirvan, sino «para servir y dar su vida en rescate por muchos». Jesús no enseña a nadie a triunfar en la Iglesia, sino a servir al proyecto del reino de Dios desviviéndonos por los más débiles y necesitados.
La enseñanza de Jesús no es solo para los dirigentes. Desde tareas y responsabilidades diferentes, hemos de
comprometernos todos a vivir con más entrega al servicio de su proyecto. No necesitamos en la Iglesia imitadores de Santiago y Juan, sino seguidores fieles de Jesús. Los que quieran ser importantes, que se pongan a trabajar y colaborar.
Construye una Iglesia al servicio del reino de Dios. Pásalo.
[/align] También el de Kamiano
[align=justify]En el Domingo de la propagación de la Fe, el DOMUND, en el que recordamos a los misioneros y misioneras extendidos por todo el planeta, encontramos una de las mayores lecciones para nuestra vida: la cosa está en servir. Es lo que hacen estos hermanos nuestros en los países más pobres de la tierra y en la sociedad secularizada: servir.Fijaos lo que sucede en el Evangelio de este Domingo. Incluso los más cercanos a Jesús están próximos a la tentación del poder, de tener un nombre, un buen puesto, ser gente importante. No, no, no va por ahí el camino de Jesús. Lo nuestro, queridos amigos, es servir. La fe nos lleva al servicio y el servicio de los amigos de Jesús brota de la fe.
Un amigo sacerdote, que me ha metido cierta prisa para que escribiera el comentario al Evangelio, me pedía alguna idea para la misa de niños. Pues yo colocaría delante del altar un globo del mundo, como el que ha dibujado Patxi y una palangana al lado. Invitaría a los niños a que se acercaran y dijeran situaciones de nuestro mundo que necesitan ser arregladas, “lavadas”, alentadas… ¿Conocen a personas que den su vida por otros, que ayuden al mundo a salir de su tristeza, de su pobreza, de su hambre?
Por otro lado, siguiendo una idea que me gustó de Dolores Aleixandre rscj, hace unos años ella invitaba a colocar delante del altar una sillita bajita y un sillón. Quizá se pueda plantear a los niños y a los mayores dónde nos gusta situarnos, qué conlleva estar sentados en un sitio o en otro.
En fin, como nos sugiere Patxi, agachémonos para lavar los pies y dejémonos de méritos, reconocimientos y “medallitas”. Señor, haznos misioneros de tu amor y amantes del servicio generoso a los que nos rodean. Queremos ser, misioneros desde aquí, al estilo de san Francisco Javier, de la Madre Teresa y del Padre Damián.
[/align] Fraternalmente.-
-
AutorEntradas
- Debes estar registrado para responder a este debate.
