Inicio Foros Formación cofrade Evangelio Dominical y Festividades Evangelio domingo 02/02/2020 4º de Tiempo Ordinario Ciclo A

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  • #11269
    Anónimo
    Inactivo

    «Mis ojos han visto a tu Salvador.»

    Lectura del santo Evangelio según San Lucas

    Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

    Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

    Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

    «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».

    Palabra del Señor.

    #12999
    Anónimo
    Inactivo

    Os dejo los comentarios al Evangelio del domingo.

    FE SENCILLA

    El relato del nacimiento de Jesús es desconcertante. Según Lucas, Jesús nace en un pueblo en el que no hay sitio para acogerlo. Los pastores lo han tenido que buscar por todo Belén hasta que lo han encontrado en un lugar apartado, recostado en un pesebre, sin más testigos que sus padres.

    Al parecer, Lucas siente necesidad de construir un segundo relato en el que el niño sea rescatado del anonimato para ser presentado públicamente. ¿Qué lugar más apropiado que el Templo de Jerusalén para que Jesús sea acogido solemnemente como el Mesías enviado por Dios a su pueblo?

    Pero, de nuevo, el relato de Lucas va a ser desconcertante. Cuando los padres se acercan al Templo con el niño, no salen a su encuentro los sumos sacerdotes ni los demás dirigentes religiosos. Dentro de unos años, ellos serán quienes lo entregarán para ser crucificado. Jesús no encuentra acogida en esa religión segura de sí misma y olvidada del sufrimiento de los pobres.

    Tampoco vienen a recibirlo los maestros de la Ley que predican sus «tradiciones humanas» en los atrios de aquel Templo. Años más tarde, rechazarán a Jesús por curar enfermos rompiendo la ley del sábado. Jesús no encuentra acogida en doctrinas y tradiciones religiosas que no ayudan a vivir una vida más digna y más sana.

    Quienes acogen a Jesús y lo reconocen como Enviado de Dios son dos ancianos de fe sencilla y corazón abierto que han vivido su larga vida esperando la salvación de Dios. Sus nombres parecen sugerir que son personajes simbólicos. El anciano se llama Simeón («El Señor ha escuchado»), la anciana se llama Ana («Regalo»). Ellos representan a tanta gente de fe sencilla que, en todos los pueblos de todos los tiempos, viven con su confianza puesta en Dios.

    Los dos pertenecen a los ambientes más sanos de Israel. Son conocidos como el «Grupo de los Pobres de Yahvé». Son gentes que no tienen nada, solo su fe en Dios. No piensan en su fortuna ni en su bienestar. Solo esperan de Dios la «consolación» que necesita su pueblo, la «liberación» que llevan buscando generación tras generación, la «luz» que ilumine las tinieblas en que viven los pueblos de la tierra. Ahora sienten que sus esperanzas se cumplen en Jesús.

    Esta fe sencilla que espera de Dios la salvación definitiva es la fe de la mayoría. Una fe poco cultivada, que se concreta casi siempre en oraciones torpes y distraídas, que se formula en expresiones poco ortodoxas, que se despierta sobre todo en momentos difíciles de apuro. Una fe que Dios no tiene ningún problema en entender y acoger.

    José Antonio Pagola

    También el de Kamiano.

    TE PRESENTAMOS SEÑOR.

    Te presentamos, Señor, en este Domingo de tu Presentación, la vida de tantas personas, como gratitud y ofrenda. Toda vida, que se desprende de tus manos, de tu Amor, de tu donación. Como Jesús, con humildad, participamos de la presentación de tantos niños y niñas, de tantos pequeños y de tantos ancianos. De los jóvenes y adultos. De los que buscan y están cansados. Como Simeón, tengamos paciencia para descubrirte a lo largo de nuestra existencia.

    La paciencia todo lo alcanza, hasta contemplar tu rostro algún día. En este día de la Candelaria, de luz, de velas, de luminosidad, apostemos por la vida, que es la que resplandece en medio de tanta oscuridad. Hagamos fiesta.

    Desde América Latina, en lucha por la vida, os pido también que tengamos presentes a todos los religiosos y religiosas del mundo, comprometidos también con la vida, en esta jornada de oración especial por los consagrados.

    Dibujo: Patxi Velasco FANO

    Texto: Fernando Cordero sscc

    Fraternalmente.

    #19052
    Anónimo
    Inactivo

    Os dejo los comentarios al Evangelio del domingo.

    FE SENCILLA

    El relato del nacimiento de Jesús es desconcertante. Según Lucas, Jesús nace en un pueblo en el que no hay sitio para acogerlo. Los pastores lo han tenido que buscar por todo Belén hasta que lo han encontrado en un lugar apartado, recostado en un pesebre, sin más testigos que sus padres.

    Al parecer, Lucas siente necesidad de construir un segundo relato en el que el niño sea rescatado del anonimato para ser presentado públicamente. ¿Qué lugar más apropiado que el Templo de Jerusalén para que Jesús sea acogido solemnemente como el Mesías enviado por Dios a su pueblo?

    Pero, de nuevo, el relato de Lucas va a ser desconcertante. Cuando los padres se acercan al Templo con el niño, no salen a su encuentro los sumos sacerdotes ni los demás dirigentes religiosos. Dentro de unos años, ellos serán quienes lo entregarán para ser crucificado. Jesús no encuentra acogida en esa religión segura de sí misma y olvidada del sufrimiento de los pobres.

    Tampoco vienen a recibirlo los maestros de la Ley que predican sus «tradiciones humanas» en los atrios de aquel Templo. Años más tarde, rechazarán a Jesús por curar enfermos rompiendo la ley del sábado. Jesús no encuentra acogida en doctrinas y tradiciones religiosas que no ayudan a vivir una vida más digna y más sana.

    Quienes acogen a Jesús y lo reconocen como Enviado de Dios son dos ancianos de fe sencilla y corazón abierto que han vivido su larga vida esperando la salvación de Dios. Sus nombres parecen sugerir que son personajes simbólicos. El anciano se llama Simeón («El Señor ha escuchado»), la anciana se llama Ana («Regalo»). Ellos representan a tanta gente de fe sencilla que, en todos los pueblos de todos los tiempos, viven con su confianza puesta en Dios.

    Los dos pertenecen a los ambientes más sanos de Israel. Son conocidos como el «Grupo de los Pobres de Yahvé». Son gentes que no tienen nada, solo su fe en Dios. No piensan en su fortuna ni en su bienestar. Solo esperan de Dios la «consolación» que necesita su pueblo, la «liberación» que llevan buscando generación tras generación, la «luz» que ilumine las tinieblas en que viven los pueblos de la tierra. Ahora sienten que sus esperanzas se cumplen en Jesús.

    Esta fe sencilla que espera de Dios la salvación definitiva es la fe de la mayoría. Una fe poco cultivada, que se concreta casi siempre en oraciones torpes y distraídas, que se formula en expresiones poco ortodoxas, que se despierta sobre todo en momentos difíciles de apuro. Una fe que Dios no tiene ningún problema en entender y acoger.

    José Antonio Pagola

    También el de Kamiano.

    TE PRESENTAMOS SEÑOR.

    Te presentamos, Señor, en este Domingo de tu Presentación, la vida de tantas personas, como gratitud y ofrenda. Toda vida, que se desprende de tus manos, de tu Amor, de tu donación. Como Jesús, con humildad, participamos de la presentación de tantos niños y niñas, de tantos pequeños y de tantos ancianos. De los jóvenes y adultos. De los que buscan y están cansados. Como Simeón, tengamos paciencia para descubrirte a lo largo de nuestra existencia.

    La paciencia todo lo alcanza, hasta contemplar tu rostro algún día. En este día de la Candelaria, de luz, de velas, de luminosidad, apostemos por la vida, que es la que resplandece en medio de tanta oscuridad. Hagamos fiesta.

    Desde América Latina, en lucha por la vida, os pido también que tengamos presentes a todos los religiosos y religiosas del mundo, comprometidos también con la vida, en esta jornada de oración especial por los consagrados.

    Dibujo: Patxi Velasco FANO

    Texto: Fernando Cordero sscc

    Fraternalmente.

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