Inicio › Foros › Formación cofrade › Evangelio Dominical y Festividades › Evangelio domingo 06/10/2019 27° Tiempo Ordinario Ciclo C
- Este debate está vacío.
-
AutorEntradas
-
1 octubre, 2019 a las 15:48 #11116
Anónimo
Inactivo«¡Si tuvierais fe!»Lectura del santo Evangelio según San LucasEn aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor:
«Auméntanos la fe».
El Señor dijo:
«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: «Arráncate de raíz y plántate en el mar», y os obedecería.
¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo, «Enseguida, ven y ponte a la mesa»?
¿No le diréis más bien: «Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú»? ¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid:
«Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer»».
Palabra del Señor.4 octubre, 2019 a las 16:14 #12983Anónimo
InactivoOs dejo los comentarios al Evangelio. ¿SOMOS CREYENTES?Jesús les había repetido en diversas ocasiones: «¡Qué pequeña es vuestra fe!». Los discípulos no protestan. Saben que tienen razón. Llevan bastante tiempo junto a él. Lo ven entregado totalmente al Proyecto de Dios: solo piensa en hacer el bien; solo vive para hacer la vida de todos más digna y más humana. ¿Lo podrán seguir hasta el final?
Según Lucas, en un momento determinado, los discípulos le dicen a Jesús: «Auméntanos la fe». Sienten que su fe es pequeña y débil. Necesitan confiar más en Dios y creer más en Jesús. No le entienden muy bien, pero no le discuten. Hacen justamente lo más importante: pedirle ayuda para que haga crecer su fe.
Nosotros hablamos de creyentes y no creyentes, como si fueran dos grupos bien definidos: unos tienen fe, otros no. En realidad, no es así. Casi siempre, en el corazón humano hay, a la vez, un creyente y un no creyente. Por eso, también los que nos llamamos «cristianos» nos hemos de preguntar: ¿Somos realmente creyentes? ¿Quién es Dios para nosotros? ¿Lo amamos? ¿Es él quien dirige nuestra vida?
La fe puede debilitarse en nosotros sin que nunca nos haya asaltado una duda. Si no la cuidamos, puede irse diluyendo poco a poco en nuestro interior para quedar reducida sencillamente a una costumbre que no nos atrevemos a abandonar por si acaso. Distraídos por mil cosas, ya no acertamos a comunicarnos con Dios. Vivimos prácticamente sin él.
¿Qué podemos hacer? En realidad, no se necesitan grandes cosas. Es inútil que nos hagamos propósitos extraordinarios pues seguramente no los vamos a cumplir. Lo primero es rezar como aquel desconocido que un día se acercó a Jesús y le dijo: «Creo, Señor, pero ven en ayuda de mi incredulidad». Es bueno repetirlas con corazón sencillo. Dios nos entiende. Él despertará nuestra fe.
No hemos de hablar con Dios como si estuviera fuera de nosotros. Está dentro. Lo mejor es cerrar los ojos y quedarnos en silencio para sentir y acoger su Presencia. Tampoco nos hemos de entretener en pensar en él, como si estuviera solo en nuestra cabeza. Está en lo íntimo de nuestro ser. Lo hemos de buscar en nuestro corazón.
Lo importante es insistir hasta tener una primera experiencia, aunque sea pobre, aunque solo dure unos instantes. Si un día percibimos que no estamos solos en la vida, si captamos que somos amados por Dios sin merecerlo, todo cambiará. No importa que hayamos vivido olvidados de él. Creer en Dios es, antes que nada, confiar en el amor que nos tiene.
José Antonio PagolaTambién el de Kamiano.
TODO POR TÍPor más que creamos que tenemos una superagenda en la que no cabe ya nada, no nos las demos de importantes. Primero, porque hay otra gente que, quizá sin agenda, hace las mismas o más cosas sin hacer demasiado ruido. Segundo, porque el tiempo, las posibilidades, las iniciativas, los trabajos que realizamos están muy unidos a nuestra misión de servicio. Es lo que tenemos que hacer. Y gracias a Jesús y al soplo de su Espíritu sobre nuestra agenda vital podemos llegar a llevarlo a cabo. Por eso, al finalizar la jornada es bueno decir: “Todo por ti, Señor, y para ti”.
Sentirnos “pobres siervos” es un ejercicio necesario, para darnos cuenta de Quién lleva las riendas de nuestra vida y para no creernos en el centro de nuestro eje vital. Quizá es bueno, como nos sugiere Patxi con su dibujo que, al terminar el día y ver la agenda, demos gracias a Dios por todo lo que hemos recibido de Él para afrontar la tarea que se nos encomienda. En lo secreto, oculto, demos gracias y pidamos la fuerza del Espíritu.
Y también digamos, como si fuera una letanía, de la “superagenda”, líbranos, Señor. De creernos demasiado, líbranos, Señor. Del orgullo pastoral, líbranos, Señor. De…, líbranos, Señor.
Dibujo: Patxi Velasco FANOTexto: Fernando Cordero sscc
Fraternamente.
4 octubre, 2019 a las 16:14 #19036Anónimo
InactivoOs dejo los comentarios al Evangelio. ¿SOMOS CREYENTES?Jesús les había repetido en diversas ocasiones: «¡Qué pequeña es vuestra fe!». Los discípulos no protestan. Saben que tienen razón. Llevan bastante tiempo junto a él. Lo ven entregado totalmente al Proyecto de Dios: solo piensa en hacer el bien; solo vive para hacer la vida de todos más digna y más humana. ¿Lo podrán seguir hasta el final?
Según Lucas, en un momento determinado, los discípulos le dicen a Jesús: «Auméntanos la fe». Sienten que su fe es pequeña y débil. Necesitan confiar más en Dios y creer más en Jesús. No le entienden muy bien, pero no le discuten. Hacen justamente lo más importante: pedirle ayuda para que haga crecer su fe.
Nosotros hablamos de creyentes y no creyentes, como si fueran dos grupos bien definidos: unos tienen fe, otros no. En realidad, no es así. Casi siempre, en el corazón humano hay, a la vez, un creyente y un no creyente. Por eso, también los que nos llamamos «cristianos» nos hemos de preguntar: ¿Somos realmente creyentes? ¿Quién es Dios para nosotros? ¿Lo amamos? ¿Es él quien dirige nuestra vida?
La fe puede debilitarse en nosotros sin que nunca nos haya asaltado una duda. Si no la cuidamos, puede irse diluyendo poco a poco en nuestro interior para quedar reducida sencillamente a una costumbre que no nos atrevemos a abandonar por si acaso. Distraídos por mil cosas, ya no acertamos a comunicarnos con Dios. Vivimos prácticamente sin él.
¿Qué podemos hacer? En realidad, no se necesitan grandes cosas. Es inútil que nos hagamos propósitos extraordinarios pues seguramente no los vamos a cumplir. Lo primero es rezar como aquel desconocido que un día se acercó a Jesús y le dijo: «Creo, Señor, pero ven en ayuda de mi incredulidad». Es bueno repetirlas con corazón sencillo. Dios nos entiende. Él despertará nuestra fe.
No hemos de hablar con Dios como si estuviera fuera de nosotros. Está dentro. Lo mejor es cerrar los ojos y quedarnos en silencio para sentir y acoger su Presencia. Tampoco nos hemos de entretener en pensar en él, como si estuviera solo en nuestra cabeza. Está en lo íntimo de nuestro ser. Lo hemos de buscar en nuestro corazón.
Lo importante es insistir hasta tener una primera experiencia, aunque sea pobre, aunque solo dure unos instantes. Si un día percibimos que no estamos solos en la vida, si captamos que somos amados por Dios sin merecerlo, todo cambiará. No importa que hayamos vivido olvidados de él. Creer en Dios es, antes que nada, confiar en el amor que nos tiene.
José Antonio PagolaTambién el de Kamiano.
TODO POR TÍPor más que creamos que tenemos una superagenda en la que no cabe ya nada, no nos las demos de importantes. Primero, porque hay otra gente que, quizá sin agenda, hace las mismas o más cosas sin hacer demasiado ruido. Segundo, porque el tiempo, las posibilidades, las iniciativas, los trabajos que realizamos están muy unidos a nuestra misión de servicio. Es lo que tenemos que hacer. Y gracias a Jesús y al soplo de su Espíritu sobre nuestra agenda vital podemos llegar a llevarlo a cabo. Por eso, al finalizar la jornada es bueno decir: “Todo por ti, Señor, y para ti”.
Sentirnos “pobres siervos” es un ejercicio necesario, para darnos cuenta de Quién lleva las riendas de nuestra vida y para no creernos en el centro de nuestro eje vital. Quizá es bueno, como nos sugiere Patxi con su dibujo que, al terminar el día y ver la agenda, demos gracias a Dios por todo lo que hemos recibido de Él para afrontar la tarea que se nos encomienda. En lo secreto, oculto, demos gracias y pidamos la fuerza del Espíritu.
Y también digamos, como si fuera una letanía, de la “superagenda”, líbranos, Señor. De creernos demasiado, líbranos, Señor. Del orgullo pastoral, líbranos, Señor. De…, líbranos, Señor.
Dibujo: Patxi Velasco FANOTexto: Fernando Cordero sscc
Fraternamente.
-
AutorEntradas
- Debes estar registrado para responder a este debate.