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  • #11170
    Anónimo
    Inactivo

    «No es Dios de muertos, sino de vivos.»

    Lectura del Santo Evangelio según San Lucas

    En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús:

    «Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer, pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano”. Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron cono mujer».

    Jesús les dijo:

    «En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.

    Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor «Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob». No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».

    Palabra del Señor.

    #12987
    Anónimo
    Inactivo

    Os dejo los comentarios al Evangelio del domingo.

    DECISIÓN DE CADA UNO

    Jesús no se dedicó a hablar mucho de la vida eterna. No pretende engañar a nadie haciendo descripciones fantasiosas de la vida más allá de la muerte. Sin embargo, su vida entera despierta esperanza. Vive aliviando el sufrimiento y liberando del miedo a la gente. Contagia una confianza total en Dios. Su pasión es hacer la vida más humana y dichosa para todos, tal como la quiere el Padre de todos.

    Solo cuando un grupo de saduceos se le acerca con la idea de ridiculizar la fe en la resurrección, a Jesús le brota de su corazón creyente la convicción que sostiene y alienta su vida entera: Dios «no es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos son vivos».

    Su fe es sencilla. Es verdad que nosotros lloramos a nuestros seres queridos porque, al morir, los hemos perdido aquí en la tierra, pero Jesús no puede ni imaginarse que a Dios se le vayan muriendo esos hijos suyos a los que tanto ama. No puede ser. Dios está compartiendo su vida con ellos porque los ha acogido en su amor insondable.

    El rasgo más preocupante de nuestro tiempo es la crisis de esperanza. Hemos perdido el horizonte de un Futuro último y las pequeñas esperanzas de esta vida no terminan de consolarnos. Este vacío de esperanza está generando en bastantes la pérdida de confianza en la vida. Nada merece la pena. Es fácil entonces el nihilismo total.

    Estos tiempos de desesperanza, ¿no nos están pidiendo a todos, creyentes y no creyentes, hacernos las preguntas más radicales que llevamos dentro? Ese Dios del que muchos dudan, al que bastantes han abandonado y por el que otros siguen preguntando, ¿no será el fundamento último en el que podemos apoyar nuestra confianza radical en la vida? Al final de todos los caminos, en lo profundo de todos nuestros anhelos, en el interior de nuestros interrogantes y luchas, ¿no estará Dios como Misterio último de la salvación que andamos buscando?

    La fe se nos está quedando ahí, arrinconada en algún lugar de nuestro interior, como algo poco importante, que no merece la pena cuidar ya en estos tiempos. ¿Será así? Ciertamente no es fácil creer, y es difícil no creer. Mientras tanto, el misterio último de la vida nos está pidiendo una respuesta lúcida y responsable.

    Esta respuesta es decisión de cada uno. ¿Quiero borrar de mi vida toda esperanza última más allá de la muerte como una falsa ilusión que no nos ayuda a vivir? ¿Quiero permanecer abierto al Misterio último de la existencia confiando que ahí encontraremos la respuesta, la acogida y la plenitud que andamos buscando ya desde ahora?

    José Antonio Pagola

    También el de Kamiano.

    TODOS VIVOS PARA DIOS

    El Padre es Dios de la Vida: ayer, hoy y siempre4. Y nuestras vidas están llamadas a entrar en esa Vida, desde el vientre materno. Esto ha de darnos una gran confianza y llenarnos de esperanza, de una esperanza que no se acaba, porque estamos llamados a vivir para siempre por pura gracia de Dios. La resurrección es nuestra ansiada meta. Y éste es el don más preciado de Cristo Resucitado.

    ¿Cómo será el futuro? No seamos como los saduceos del Evangelio, haciendo miles de preguntas sobre cuestiones “periféricas”. Lo importante es descubrir que Dios “no es Dios de muertos, sino de vivos; porque para Él todos están vivos”.

    En esa confianza oremos también esta semana con nuestros hermanos y hermanas que están para siempre con el Señor.

    Dibujo: Patxi Velasco FANO

    Texto: Fernando Cordero sscc

    Fraternalmente.

    #19040
    Anónimo
    Inactivo

    Os dejo los comentarios al Evangelio del domingo.

    DECISIÓN DE CADA UNO

    Jesús no se dedicó a hablar mucho de la vida eterna. No pretende engañar a nadie haciendo descripciones fantasiosas de la vida más allá de la muerte. Sin embargo, su vida entera despierta esperanza. Vive aliviando el sufrimiento y liberando del miedo a la gente. Contagia una confianza total en Dios. Su pasión es hacer la vida más humana y dichosa para todos, tal como la quiere el Padre de todos.

    Solo cuando un grupo de saduceos se le acerca con la idea de ridiculizar la fe en la resurrección, a Jesús le brota de su corazón creyente la convicción que sostiene y alienta su vida entera: Dios «no es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos son vivos».

    Su fe es sencilla. Es verdad que nosotros lloramos a nuestros seres queridos porque, al morir, los hemos perdido aquí en la tierra, pero Jesús no puede ni imaginarse que a Dios se le vayan muriendo esos hijos suyos a los que tanto ama. No puede ser. Dios está compartiendo su vida con ellos porque los ha acogido en su amor insondable.

    El rasgo más preocupante de nuestro tiempo es la crisis de esperanza. Hemos perdido el horizonte de un Futuro último y las pequeñas esperanzas de esta vida no terminan de consolarnos. Este vacío de esperanza está generando en bastantes la pérdida de confianza en la vida. Nada merece la pena. Es fácil entonces el nihilismo total.

    Estos tiempos de desesperanza, ¿no nos están pidiendo a todos, creyentes y no creyentes, hacernos las preguntas más radicales que llevamos dentro? Ese Dios del que muchos dudan, al que bastantes han abandonado y por el que otros siguen preguntando, ¿no será el fundamento último en el que podemos apoyar nuestra confianza radical en la vida? Al final de todos los caminos, en lo profundo de todos nuestros anhelos, en el interior de nuestros interrogantes y luchas, ¿no estará Dios como Misterio último de la salvación que andamos buscando?

    La fe se nos está quedando ahí, arrinconada en algún lugar de nuestro interior, como algo poco importante, que no merece la pena cuidar ya en estos tiempos. ¿Será así? Ciertamente no es fácil creer, y es difícil no creer. Mientras tanto, el misterio último de la vida nos está pidiendo una respuesta lúcida y responsable.

    Esta respuesta es decisión de cada uno. ¿Quiero borrar de mi vida toda esperanza última más allá de la muerte como una falsa ilusión que no nos ayuda a vivir? ¿Quiero permanecer abierto al Misterio último de la existencia confiando que ahí encontraremos la respuesta, la acogida y la plenitud que andamos buscando ya desde ahora?

    José Antonio Pagola

    También el de Kamiano.

    TODOS VIVOS PARA DIOS

    El Padre es Dios de la Vida: ayer, hoy y siempre4. Y nuestras vidas están llamadas a entrar en esa Vida, desde el vientre materno. Esto ha de darnos una gran confianza y llenarnos de esperanza, de una esperanza que no se acaba, porque estamos llamados a vivir para siempre por pura gracia de Dios. La resurrección es nuestra ansiada meta. Y éste es el don más preciado de Cristo Resucitado.

    ¿Cómo será el futuro? No seamos como los saduceos del Evangelio, haciendo miles de preguntas sobre cuestiones “periféricas”. Lo importante es descubrir que Dios “no es Dios de muertos, sino de vivos; porque para Él todos están vivos”.

    En esa confianza oremos también esta semana con nuestros hermanos y hermanas que están para siempre con el Señor.

    Dibujo: Patxi Velasco FANO

    Texto: Fernando Cordero sscc

    Fraternalmente.

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