Inicio Foros Formación cofrade Evangelio Dominical y Festividades Evangelio domingo 11/10/2020 28º de Tiempo Ordinario Ciclo A

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  • #11426
    Anónimo
    Inactivo

    «A todos los que encontréis, convidadlos a la boda.»

    Lectura del santo Evangelio según San Mateo

    En aquel tiempo, volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:

    «El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados:

    “Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda”.

    Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.

    El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.

    Luego dijo a sus criados:

    “La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda”.

    Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:

    “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?”.

    El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los servidores:

    “Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.

    Porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos».

    Palabra del Señor.

    #13099
    Anónimo
    Inactivo

    Os dejo los comentarios al Evangelio.

    IR A LOS CRUCES DE LOS CAMINOS

    Jesús conocía muy bien la vida dura y monótona de los campesinos. Sabía cómo esperaban la llegada del sábado para «liberarse» del trabajo. Los veía disfrutar en las fiestas y en las bodas. ¿Qué experiencia podía haber más gozosa para aquellas gentes que ser invitados a un banquete y poder sentarse a la mesa con los vecinos a compartir una fiesta de bodas?

    Movido por su experiencia de Dios, Jesús comenzó a hablarles de una manera sorprendente. La vida no es solo esta vida de trabajos y preocupaciones, penas y sinsabores. Dios está preparando una fiesta final para todos sus hijos e hijas. A todos nos quiere ver sentados junto a él, en torno a una misma mesa, disfrutando para siempre de una vida plenamente dichosa.

    No se contentaba solo con hablar así de Dios. Él mismo invitaba a todos a su mesa y comía incluso con pecadores e indeseables. Quería ser para todos la gran invitación de Dios a la fiesta final. Los quería ver recibiendo con gozo su llamada, y creando entre todos un clima más amistoso y fraterno que los preparara adecuadamente para la fiesta final.

    ¿Qué ha sido de esta invitación?, ¿quién la anuncia?, ¿quién la escucha?, ¿dónde se pueden tener noticias de esta fiesta? Satisfechos con nuestro bienestar, sordos a todo lo que no sea nuestro propio interés, no creemos necesitar de Dios. ¿No nos estamos acostumbrando poco a poco a vivir sin necesidad de una esperanza última?

    En la parábola de Mateo, cuando los que tienen tierras y negocios rechazan la invitación, el rey dice a sus criados: «Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda». La orden es inaudita, pero refleja lo que siente Jesús. A pesar de tanto rechazo y menosprecio habrá fiesta. Dios no ha cambiado. Hay que seguir convidando.

    Pero ahora lo mejor es ir a «los cruces de los caminos» por donde transitan tantas gentes errantes, sin tierras ni negocios, a los que nadie ha invitado nunca a una fiesta. Ellos pueden entender mejor que nadie la invitación. Ellos pueden recordarnos la necesidad última que tenemos de Dios. Pueden enseñarnos la esperanza.

    José Antonio Pagola

    También el de Kamiano.

    VISTE TU CORAZÓN DE FIESTA.

    Jesús nos invita a un banquete, a una fiesta muy especial. Una fiesta organizada para la boda del hijo de un rey. Y, sin embargo, muchos de los invitados no quieren acudir. ¡Increíble! El rey, entonces, convida a otros invitados, pero alguno no va con el traje adecuado. No se ha enterado de la importancia de la fiesta. ¡Qué pena! ¡Cuánta gente despistada! El rey invitando a algo sin parangón y ¡qué poca respuesta!

    Vistamos nuestro corazón de fiesta. Seamos conscientes del gran don que recibimos. Que este revestimiento nos lleve luego a actitudes concretas de fraternidad, como nos pide el papa Francisco en esa gran encíclica que es Fratelli tutti.

    Dibujo: Patxi Velasco FANO

    Texto: Fernando Cordero ss.cc.

    Fraternalmente.

    #19152
    Anónimo
    Inactivo

    Os dejo los comentarios al Evangelio.

    IR A LOS CRUCES DE LOS CAMINOS

    Jesús conocía muy bien la vida dura y monótona de los campesinos. Sabía cómo esperaban la llegada del sábado para «liberarse» del trabajo. Los veía disfrutar en las fiestas y en las bodas. ¿Qué experiencia podía haber más gozosa para aquellas gentes que ser invitados a un banquete y poder sentarse a la mesa con los vecinos a compartir una fiesta de bodas?

    Movido por su experiencia de Dios, Jesús comenzó a hablarles de una manera sorprendente. La vida no es solo esta vida de trabajos y preocupaciones, penas y sinsabores. Dios está preparando una fiesta final para todos sus hijos e hijas. A todos nos quiere ver sentados junto a él, en torno a una misma mesa, disfrutando para siempre de una vida plenamente dichosa.

    No se contentaba solo con hablar así de Dios. Él mismo invitaba a todos a su mesa y comía incluso con pecadores e indeseables. Quería ser para todos la gran invitación de Dios a la fiesta final. Los quería ver recibiendo con gozo su llamada, y creando entre todos un clima más amistoso y fraterno que los preparara adecuadamente para la fiesta final.

    ¿Qué ha sido de esta invitación?, ¿quién la anuncia?, ¿quién la escucha?, ¿dónde se pueden tener noticias de esta fiesta? Satisfechos con nuestro bienestar, sordos a todo lo que no sea nuestro propio interés, no creemos necesitar de Dios. ¿No nos estamos acostumbrando poco a poco a vivir sin necesidad de una esperanza última?

    En la parábola de Mateo, cuando los que tienen tierras y negocios rechazan la invitación, el rey dice a sus criados: «Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda». La orden es inaudita, pero refleja lo que siente Jesús. A pesar de tanto rechazo y menosprecio habrá fiesta. Dios no ha cambiado. Hay que seguir convidando.

    Pero ahora lo mejor es ir a «los cruces de los caminos» por donde transitan tantas gentes errantes, sin tierras ni negocios, a los que nadie ha invitado nunca a una fiesta. Ellos pueden entender mejor que nadie la invitación. Ellos pueden recordarnos la necesidad última que tenemos de Dios. Pueden enseñarnos la esperanza.

    José Antonio Pagola

    También el de Kamiano.

    VISTE TU CORAZÓN DE FIESTA.

    Jesús nos invita a un banquete, a una fiesta muy especial. Una fiesta organizada para la boda del hijo de un rey. Y, sin embargo, muchos de los invitados no quieren acudir. ¡Increíble! El rey, entonces, convida a otros invitados, pero alguno no va con el traje adecuado. No se ha enterado de la importancia de la fiesta. ¡Qué pena! ¡Cuánta gente despistada! El rey invitando a algo sin parangón y ¡qué poca respuesta!

    Vistamos nuestro corazón de fiesta. Seamos conscientes del gran don que recibimos. Que este revestimiento nos lleve luego a actitudes concretas de fraternidad, como nos pide el papa Francisco en esa gran encíclica que es Fratelli tutti.

    Dibujo: Patxi Velasco FANO

    Texto: Fernando Cordero ss.cc.

    Fraternalmente.

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