Inicio Foros Formación cofrade Evangelio Dominical y Festividades Evangelio Domingo 24/11/2019 34º Tiempo Ordinario Ciclo C. Festividad de Cristo Rey.

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    Anónimo
    Inactivo

    Festividad de Cristo Rey.

    «Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino»

    Lectura del santo Evangelio según San Lucas

    En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús, diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a si mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido».

    Se burlaban de él también los soldados, que se acercaban y le ofrecían vinagre, diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo».

    Había también por encima de él un letrero: «Éste es el rey de los judíos».

    Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros».

    Pero el otro, respondiéndole e increpándolo, le decía: «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condena? Nosotros, en verdad, lo estamos justamente, porque recibimos el justo pago de lo que hicimos; en cambio, este no ha hecho nada malo».

    Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino».

    Jesús le dijo: «En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso».

    Palabra del Señor.

    #12989
    Anónimo
    Inactivo

    Os dejo los comentarios al Evangelio del domingo, festividad de Cristo Rey y finalización del Año litúrgico.

    ACUÉRDATE DE MÍ

    Según el relato de Lucas, Jesús ha agonizado en medio de las burlas y desprecios de quienes lo rodean. Nadie parece haber entendido su vida. Nadie parece haber captado su entrega a los que sufren ni su perdón a los culpables. Nadie ha visto en su rostro la mirada compasiva de Dios. Nadie parece ahora intuir en aquella muerte misterio alguno.

    Las autoridades religiosas su burlan de él con gestos despectivos: ha pretendido salvar a otros; que se salve ahora sí mismo. Si es el Mesías de Dios, el «Elegido» por él, ya vendrá Dios en su defensa.

    También los soldados se suman a las burlas. Ellos no creen en ningún Enviado de Dios. Se ríen del letrero que Pilato ha mandado colocar en la cruz: «Este es el rey de los judíos». Es absurdo que alguien pueda reinar sin poder. Que demuestre su fuerza salvándose a sí mismo.

    Jesús permanece callado, pero no desciende de la cruz. ¿Qué haríamos nosotros si el Enviado de Dios buscara su propia salvación escapando de esa cruz que lo une para siempre a todos los crucificados de la historia? ¿Cómo podríamos creer en un Dios que nos abandonara para siempre a nuestra suerte?

    De pronto, en medio de tantas burlas y desprecios, una sorprendente invocación: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». No es un discípulo ni un seguidor de Jesús. Es uno de los dos delincuentes crucificados junto a él. Lucas lo propone como un ejemplo admirable de fe en el Crucificado.

    Este hombre, a punto de morir ajusticiado, sabe que Jesús es un hombre inocente, que no ha hecho más que bien a todos. Intuye en su vida un misterio que a él se le escapa, pero está convencido de que Jesús no va a ser derrotado por la muerte. De su corazón nace una súplica. Solo pide a Jesús que no lo olvide: algo podrá hacer por él.

    Jesús le responde de inmediato: «Hoy estarás conmigo en el paraíso». Ahora están los dos unidos en la angustia y la impotencia, pero Jesús lo acoge como compañero inseparable. Morirán crucificados, pero entrarán juntos en el misterio de Dios.

    En medio de la sociedad descreída de nuestros días, no pocos viven desconcertados. No saben si creen o no creen. Casi sin saberlo, llevan en su corazón una fe pequeña y frágil. A veces, sin saber por qué ni cómo, agobiados por el peso de la vida, invocan a Jesús a su manera. «Jesús, acuérdate de mí» y Jesús los escucha: «Tú estarás siempre conmigo». Dios tiene sus caminos para encontrarse con cada persona y no siempre pasan por donde nosotros pensamos. Lo decisivo es tener un corazón para abrirnos al misterio de Dios encarnado en Jesús.

    José Antonio Pagola.

    También el de Kamiano.

    CRISTO REY, ESCUDO DE LOS OLVIDADOS.

    Este domingo concluimos al año litúrgico, donde hemos vivido los diversos acontecimientos de la vida de Jesús y nos hemos empapado de su mensaje a través del evangelio de san Lucas. Jesús no es un rey a la manera de la que estamos acostumbrados. En él no brilla el poder o la grandeza sino el servicio y la humildad. Jesús es rey desde la Cruz, que es una forma muy distinta de ejercer la realeza. Cristo crucificado perdona y acoge, invita a participar en el Reino.

    Patxi nos regala, además del dibujo, una preciosa oración:

    “A ti te sirvo, Jesús,

    Dios torturado que vence en la cruz.

    Escudo de los olvidados,

    de los pobres y despreciados

    a quienes siempre ofreces tu Reino de Amor.

    Te serviré cada día en lo pequeño y poco que soy.

    Hágase”.

    Nuestro corazón este domingo en Japón, en Hiroshima y Nagasaki, junto al Papa Francisco que pedirá, nuevamente, por la paz y la reconciliación en el mundo, Casa común.

    Dibujo: Patxi Velasco FANO

    Texto: Fernando Cordero ss.cc.

    Fraternalmente.

    #19042
    Anónimo
    Inactivo

    Os dejo los comentarios al Evangelio del domingo, festividad de Cristo Rey y finalización del Año litúrgico.

    ACUÉRDATE DE MÍ

    Según el relato de Lucas, Jesús ha agonizado en medio de las burlas y desprecios de quienes lo rodean. Nadie parece haber entendido su vida. Nadie parece haber captado su entrega a los que sufren ni su perdón a los culpables. Nadie ha visto en su rostro la mirada compasiva de Dios. Nadie parece ahora intuir en aquella muerte misterio alguno.

    Las autoridades religiosas su burlan de él con gestos despectivos: ha pretendido salvar a otros; que se salve ahora sí mismo. Si es el Mesías de Dios, el «Elegido» por él, ya vendrá Dios en su defensa.

    También los soldados se suman a las burlas. Ellos no creen en ningún Enviado de Dios. Se ríen del letrero que Pilato ha mandado colocar en la cruz: «Este es el rey de los judíos». Es absurdo que alguien pueda reinar sin poder. Que demuestre su fuerza salvándose a sí mismo.

    Jesús permanece callado, pero no desciende de la cruz. ¿Qué haríamos nosotros si el Enviado de Dios buscara su propia salvación escapando de esa cruz que lo une para siempre a todos los crucificados de la historia? ¿Cómo podríamos creer en un Dios que nos abandonara para siempre a nuestra suerte?

    De pronto, en medio de tantas burlas y desprecios, una sorprendente invocación: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». No es un discípulo ni un seguidor de Jesús. Es uno de los dos delincuentes crucificados junto a él. Lucas lo propone como un ejemplo admirable de fe en el Crucificado.

    Este hombre, a punto de morir ajusticiado, sabe que Jesús es un hombre inocente, que no ha hecho más que bien a todos. Intuye en su vida un misterio que a él se le escapa, pero está convencido de que Jesús no va a ser derrotado por la muerte. De su corazón nace una súplica. Solo pide a Jesús que no lo olvide: algo podrá hacer por él.

    Jesús le responde de inmediato: «Hoy estarás conmigo en el paraíso». Ahora están los dos unidos en la angustia y la impotencia, pero Jesús lo acoge como compañero inseparable. Morirán crucificados, pero entrarán juntos en el misterio de Dios.

    En medio de la sociedad descreída de nuestros días, no pocos viven desconcertados. No saben si creen o no creen. Casi sin saberlo, llevan en su corazón una fe pequeña y frágil. A veces, sin saber por qué ni cómo, agobiados por el peso de la vida, invocan a Jesús a su manera. «Jesús, acuérdate de mí» y Jesús los escucha: «Tú estarás siempre conmigo». Dios tiene sus caminos para encontrarse con cada persona y no siempre pasan por donde nosotros pensamos. Lo decisivo es tener un corazón para abrirnos al misterio de Dios encarnado en Jesús.

    José Antonio Pagola.

    También el de Kamiano.

    CRISTO REY, ESCUDO DE LOS OLVIDADOS.

    Este domingo concluimos al año litúrgico, donde hemos vivido los diversos acontecimientos de la vida de Jesús y nos hemos empapado de su mensaje a través del evangelio de san Lucas. Jesús no es un rey a la manera de la que estamos acostumbrados. En él no brilla el poder o la grandeza sino el servicio y la humildad. Jesús es rey desde la Cruz, que es una forma muy distinta de ejercer la realeza. Cristo crucificado perdona y acoge, invita a participar en el Reino.

    Patxi nos regala, además del dibujo, una preciosa oración:

    “A ti te sirvo, Jesús,

    Dios torturado que vence en la cruz.

    Escudo de los olvidados,

    de los pobres y despreciados

    a quienes siempre ofreces tu Reino de Amor.

    Te serviré cada día en lo pequeño y poco que soy.

    Hágase”.

    Nuestro corazón este domingo en Japón, en Hiroshima y Nagasaki, junto al Papa Francisco que pedirá, nuevamente, por la paz y la reconciliación en el mundo, Casa común.

    Dibujo: Patxi Velasco FANO

    Texto: Fernando Cordero ss.cc.

    Fraternalmente.

Viendo 3 entradas - de la 1 a la 3 (de un total de 3)
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