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19 octubre, 2020 a las 22:03 #11430
Anónimo
Inactivo«Amarás al Señor tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo.»Lectura del santo Evangelio según San MateoEn aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».
Él le dijo:
«»Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente».
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
«Amarás a tu prójimo como a ti mismo.»
En estos dos mandamientos sostienen toda la Ley y los Profetas».
Palabra del Señor.23 octubre, 2020 a las 16:56 #13101Anónimo
InactivoOs dejo los comentarios al Evangelio del domingo. LO PRIMEROEn cierta ocasión los fariseos se reunieron en grupo y le hicieron a Jesús una pregunta que era motivo de discusión y debate entre los sectores más preocupados de cumplir escrupulosamente los seiscientos trece preceptos más importantes sobre el sábado, la pureza ritual, los diezmos y otras cuestiones: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».
La respuesta de Jesús es muy conocida entre los cristianos: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser». Este es el más importante. Luego añadió: «El segundo es semejante a éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo». Y concluyó con esta afirmación: «Estos dos mandamientos sostienen la Ley y los profetas».
Nos interesa mucho escuchar bien las palabras de Jesús pues también en la Iglesia, como en el antiguo Israel, ha ido creciendo a lo largo de los siglos el número de preceptos, normas y prohibiciones para regular los diversos aspectos de la vida cristiana. ¿Qué es lo primero y más importante? ¿Qué es lo esencial para vivir como seguidores de Jesús?
Jesús deja claro que no todo es igualmente importante. Es un error dar mucha importancia a cuestiones secundarias de carácter litúrgico o disciplinar descuidando lo esencial. No hemos de olvidar nunca que sólo el amor sincero a Dios y al prójimo es el criterio principal y primero de nuestro seguimiento a Jesús.
Según él, ese amor es la actitud de fondo, la fuerza clave e insustituible que pone verdad y sentido a nuestra relación religiosa con Dios y a nuestro comportamiento con las personas. ¿Qué es la religión cristiana sin amor? ¿A qué queda reducida nuestra vida en el interior de la Iglesia y en medio de la sociedad sin amor?
El amor libera nuestro corazón del riesgo de vivir empobrecidos, empequeñecidos o paralizados por la atención insana a toda clase de normas y ritos. ¿Qué es la vida de un practicante sin amor vivo a Dios? ¿Qué verdad hay en nuestra vida cristiana sin amor práctico al prójimo necesitado?
El amor se opone a dos actitudes bastantes difundidas. En primer lugar, la indiferencia entendida como insensibilidad, rigidez de mente, falta de corazón. En segundo lugar, el egocentrismo y desinterés por los demás.
En estos tiempos tan críticos nada hay más importante que cuidar humildemente lo esencial: el amor sincero a Dios alimentado en celebraciones sentidas y vividas desde dentro; el amor al prójimo fortaleciendo el trato amistoso entre los creyentes e impulsando el compromiso con los necesitados. Contamos con el aliento de Jesús.
José Antonio PagolaTambién el de Kamiano.
FRATELLI TUTTI¡Cuántas personas buscan y rebuscan el camino de la felicidad! San Mateo nos proporciona la fórmula de la felicidad de la manera más simple: amar a Dios y al prójimo. No se pueden separar, porque estos dos amores van íntimamente enlazados y unidos. Nos lo recuerda hermosamente el papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti (Todos hermanos).
Jesús nos regala esta fórmula para ser felices, sostener nuestra vida y tener Vida. Es una técnica para aprender, interiorizar y, sobre todo, para vivir. No resulta complicada su memorización, como sucede con algunas operaciones de matemáticas, pero aplicarla puede costarnos lo mejor de nosotros mismos, porque hemos de darnos a fondo y de corazón. Con toda sinceridad y libertad, planteémonos esta semana cómo vamos concretando en el día a día la única fórmula que nos dejó Jesús. Luego, démosle gracias porque su mandamiento, su ley, es el Amor. Los santos lo concretaron de manera admirable, poniendo su vida, sus pies, su corazón, todo su ser en Cristo.
Finalicemos con la Oración al Creador, extraída de la Encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco:
Señor y Padre de la humanidad,
que creaste a todos los seres humanos con la misma dignidad,
infunde en nuestros corazones un espíritu fraternal.
Inspíranos un sueño de reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz.
Impúlsanos a crear sociedades más sanas
y un mundo más digno,
sin hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras.
Que nuestro corazón se abra
a todos los pueblos y naciones de la tierra,
para reconocer el bien y la belleza
que sembraste en cada uno,
para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes,
de esperanzas compartidas. Amén.
Dibujo: Patxi VelascoTexto: Fernando Cordero ss.cc.
23 octubre, 2020 a las 16:56 #19154Anónimo
InactivoOs dejo los comentarios al Evangelio del domingo. LO PRIMEROEn cierta ocasión los fariseos se reunieron en grupo y le hicieron a Jesús una pregunta que era motivo de discusión y debate entre los sectores más preocupados de cumplir escrupulosamente los seiscientos trece preceptos más importantes sobre el sábado, la pureza ritual, los diezmos y otras cuestiones: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».
La respuesta de Jesús es muy conocida entre los cristianos: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser». Este es el más importante. Luego añadió: «El segundo es semejante a éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo». Y concluyó con esta afirmación: «Estos dos mandamientos sostienen la Ley y los profetas».
Nos interesa mucho escuchar bien las palabras de Jesús pues también en la Iglesia, como en el antiguo Israel, ha ido creciendo a lo largo de los siglos el número de preceptos, normas y prohibiciones para regular los diversos aspectos de la vida cristiana. ¿Qué es lo primero y más importante? ¿Qué es lo esencial para vivir como seguidores de Jesús?
Jesús deja claro que no todo es igualmente importante. Es un error dar mucha importancia a cuestiones secundarias de carácter litúrgico o disciplinar descuidando lo esencial. No hemos de olvidar nunca que sólo el amor sincero a Dios y al prójimo es el criterio principal y primero de nuestro seguimiento a Jesús.
Según él, ese amor es la actitud de fondo, la fuerza clave e insustituible que pone verdad y sentido a nuestra relación religiosa con Dios y a nuestro comportamiento con las personas. ¿Qué es la religión cristiana sin amor? ¿A qué queda reducida nuestra vida en el interior de la Iglesia y en medio de la sociedad sin amor?
El amor libera nuestro corazón del riesgo de vivir empobrecidos, empequeñecidos o paralizados por la atención insana a toda clase de normas y ritos. ¿Qué es la vida de un practicante sin amor vivo a Dios? ¿Qué verdad hay en nuestra vida cristiana sin amor práctico al prójimo necesitado?
El amor se opone a dos actitudes bastantes difundidas. En primer lugar, la indiferencia entendida como insensibilidad, rigidez de mente, falta de corazón. En segundo lugar, el egocentrismo y desinterés por los demás.
En estos tiempos tan críticos nada hay más importante que cuidar humildemente lo esencial: el amor sincero a Dios alimentado en celebraciones sentidas y vividas desde dentro; el amor al prójimo fortaleciendo el trato amistoso entre los creyentes e impulsando el compromiso con los necesitados. Contamos con el aliento de Jesús.
José Antonio PagolaTambién el de Kamiano.
FRATELLI TUTTI¡Cuántas personas buscan y rebuscan el camino de la felicidad! San Mateo nos proporciona la fórmula de la felicidad de la manera más simple: amar a Dios y al prójimo. No se pueden separar, porque estos dos amores van íntimamente enlazados y unidos. Nos lo recuerda hermosamente el papa Francisco en la encíclica Fratelli Tutti (Todos hermanos).
Jesús nos regala esta fórmula para ser felices, sostener nuestra vida y tener Vida. Es una técnica para aprender, interiorizar y, sobre todo, para vivir. No resulta complicada su memorización, como sucede con algunas operaciones de matemáticas, pero aplicarla puede costarnos lo mejor de nosotros mismos, porque hemos de darnos a fondo y de corazón. Con toda sinceridad y libertad, planteémonos esta semana cómo vamos concretando en el día a día la única fórmula que nos dejó Jesús. Luego, démosle gracias porque su mandamiento, su ley, es el Amor. Los santos lo concretaron de manera admirable, poniendo su vida, sus pies, su corazón, todo su ser en Cristo.
Finalicemos con la Oración al Creador, extraída de la Encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco:
Señor y Padre de la humanidad,
que creaste a todos los seres humanos con la misma dignidad,
infunde en nuestros corazones un espíritu fraternal.
Inspíranos un sueño de reencuentro, de diálogo, de justicia y de paz.
Impúlsanos a crear sociedades más sanas
y un mundo más digno,
sin hambre, sin pobreza, sin violencia, sin guerras.
Que nuestro corazón se abra
a todos los pueblos y naciones de la tierra,
para reconocer el bien y la belleza
que sembraste en cada uno,
para estrechar lazos de unidad, de proyectos comunes,
de esperanzas compartidas. Amén.
Dibujo: Patxi VelascoTexto: Fernando Cordero ss.cc.
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