La mejor forma de combatir la ideología es aferrarse a la búsqueda constante de la verdad y a la
confianza en la capacidad del hombre para alcanzarla.
El afán del poder por el poder o por el dinero que alcanza, es en política un elemento potente de corrupción. Hay otro que conviene denunciar: las ideologías, muy vinculadas a determinadas propuestas sobre cómo organizar la comunidad política. Hoy voy a explicar qué son y cómo reconocerlas.
Cada pueblo, según su genio y la marcha de su historia, organiza su estructura fundamental y el equilibrio de poderes en modalidades distintas. Para que estas modalidades de gobierno den respuesta a la necesidad de sociabilizar propia del hombre, y encuentren su justificación plena y su sentido primigenio, deben buscar SIEMPRE el bien común y fomentar un tipo de hombre culto, pacífico y benévolo respecto de los demás, para el provecho de las familias y las asociaciones. (Consultar Gaudium et Spes, 74). Las ideologías hacen justamente lo contrario.
NO es ideología el carisma fundacional de una institución religiosa o civil, ni el planteamiento racional que sustenta un proyecto cualquiera, si el fin perseguido es proteger los derechos subjetivos de las personas (1) y el bien común. Dicho con ejemplos: no es ideología la formación religiosa que se da en los seminarios y noviciados católicos, ni el afán por reivindicar la dignidad de los trabajadores a través de mejoras en las condiciones laborales (sindicatos), o el de educar a los niños (religiosos “Boscos”). Tampoco es ideología proponer una modalidad concreta de organizar el estado (partidos políticos de derecha y de izquierda). Sin embargo, sacerdotes, sindicatos, religiosos, partidos políticos, asociaciones civiles y cristianos de a pie pueden caer – y de hecho caen – en el vicio de la ideología.
Hay ideologías de género (feminismo, homosexualidad), de clase (marxismo, teología de la liberación), laicistas, eugenésicas (aborto por riesgo de enfermedad congénita o genética), de odio a la maternidad, nacionalistas, etc.
Características de las ideologías: 1- todas tienen un interés político subyacente e intrínseco: conseguir y mantener el poder; 2- se sustentan en ideas simples, fáciles de aprender y divulgar, (la sexualidad no una orientación natural, sino fruto del deseo,); 3- son destructivas, producen confrontación, calor en lugar de luz; 4- contienen falsedades científicas y se sustentan apelando a emociones muy viscerales y/o verdades ideológicas, (el que ha de nacer, “Nasciturus”, no es vida humana; mejor abortar que complicarse la vida con un niño nacido indeseado); 5- coartan la libertad del individuo al falsear la realidad y pretender imponer un nuevo modelo social; 6- mantenerlas no supone coste económico, (al Estado le cuesta cero euros permitir el divorcio exprés o el matrimonio homosexual); 7- niegan la naturaleza de las cosas en aspectos básicos de la persona o de la sociedad, presentándolos como roles sociales que se abrazan libremente, según las modas y los tiempos; 8- son anti humanistas; 9- interpretan la historia en clave de opresión y violencia, y niegan el amor como base de las relaciones humanas, considerando a la pareja, la familia, el trabajo, la nación, etc., ámbitos de poder donde siempre se impone una de las partes, y la otra debe soportar inexorablemente los abusos de la primera, (España siempre ha sometido a los catalanes y el hombre a la mujer); 10- van siempre – y quizás esto sea lo más importante – de la mano de un laicismo beligerante. Si eliminan la dimensión trascendente del hombre, eliminan las conciencias y, por lo tanto, la mayor fuerza capaz de plantarles cara.
¿Comprenden ustedes el rédito que obtienen los partidos políticos cuando recurren a las ideologías?
¡Es fundamental que nuestros políticos no dicten valiéndose de un instrumento que les permite retener el poder pero que manipula a los ciudadanos!, no en vano ostentan el poder ejecutivo y el legislativo.
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(1) Derecho subjetivo es el conjunto de facultades, derechos, beneficios, privilegios, ventajas, inmunidades, que nos pertenecen y de las cuales disfrutamos de origen y de esencia. La otra gran rama del derecho es el llamado derecho objetivo, que se define como la norma/s que rigen el comportamiento del hombre dentro de la sociedad, y de la propia sociedad, y que puede ser público o privado.