“Apenas hemos celebrado la venida del Espíritu Santo, cantamos la fiesta de la Santísima Trinidad en el Oficio del Domingo que sigue” escribía San Ruperto en el siglo XII, y esta fecha para la celebración está muy bien escogida, porque tan pronto como hubo bajado el Espíritu Santo, comenzó la predicación y la creencia; y, en el bautismo, la fe y confesión en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.» Un solo Dios en tres Personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. La Iglesia dedica el siguiente domingo después de Pentecostés a la celebración…
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